Julia (interpretada por Julia Egurrola, madre de Beristain) es una artista plástica que vive en la ciudad y que un día recibe la noticia devastadora de la desaparición de su hija cuando estaba de vacaciones con unas amigas. La acción se sitúa nueve meses después, cuando apenas le quedan esperanzas, pero no por ello ceja en su intención de encontrarla por sus propios medios ante la inacción de las autoridades.
Esta es la premisa de Ruido, el más reciente filme de la cineasta Natalia Beristain que estrenó en México en el marco de la competencia oficial al Mejor Largometraje Mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), luego de su estreno mundial en el prestigioso Festival de San Sebastián.
“Cómo habitas si no hay posibilidad del duelo, el rito se vuelve importante, saber qué las tuyas y los tuyos están ahí enterrados enterradas y puedes regresar a ese lugar. Todas las familias que buscan a los suyos y a las suyas en este país no tienen esa posibilidad de cierre, de duelo, haciendo que sea imposible habitar la realidad”, reflexionó Natalia.
En su ardua búsqueda, Julia clama encontrar a su hija Gertrudis, por lo cual, irá tejiendo redes con distintas mujeres y sus diversas luchas: “Fui entendiendo que si bien Ruido es una ficción, esto me permitió hilar muchas historias que fui conociendo, leyendo o viendo. Fue una decisión clara el decir que no queríamos hacer un documental con una sola historia, sino embonar mucho de muchas”, comentó Beristáin, en su encuentro con los medios de comunicación.
En palabras de la cineasta, un trabajo como este representa un acto de rebeldía y empatía, por lo cual se dio a la tarea de crear un vínculo especial con colectivos como Voz con dignidad, quienes estuvieron presentes en la conferencia de prensa, junto con la productora Karla Badillo y el elenco de la película conformado por Julieta Egurrola, Teresa Ruiz y la directora.
“Tuvimos acercamientos con distintas colectivas de búsqueda del país, y ahí es que llegamos con Voz y Dignidad, y con Buscándote con amor que es un colectivo del Estado de México, pero también me entrevisté y me abrieron el corazón y sus historias, otras colectivas del país”, agregó Beristáin.
“Entendí que esta película para mí no podía estar terminada sino buscábamos sumar las voces, rostros, historias desde su propio ser de algunas personas que viven fuera de la ficción, desgraciadamente han atravesado estas historias en su realidad, cotidianidad. Por eso empezamos a hacer acercamientos con grupos de búsqueda, abriéndome su corazón a esas luchas, todo para decir que el contar con estas mujeres y compartir sus voces ha dado sentido a toda esta lucha”, añadió.
En su viaje la protagonista está acompañada por una periodista especializada en desapariciones de mujeres (Teresa Ruiz), y acabará conociendo a distintos colectivos de familiares que se organizan para buscar a sus muertos y apoyarse mutuamente en esta terrible tarea, en una historia que celebra “el poder de lo colectivo”, también el de las luchas feministas, dice la directora.
“Creo que la narrativa del país en la que habitamos, quiero pensar, que tiene la posibilidad de que como sociedad civil encontremos la capacidad de darle la vuelta, de encontrar y habitar este espacio. Es una película que abarca un dolor innombrable, esperando que su propia validación se sustente gracias a las colectivas de búsqueda de este país”, enfatizó la cineasta.
“Ha sido una película muy compleja de hacer, de la cual tejimos y aprendimos mucho, gratamente nos encontramos con muchas personas que nos han ayudado a entender su dolor y la manera en la que se vive con ello”, dijo en su turno la protagonista Julieta Egurrola sobre su participación.
“Tenemos una responsabilidad social, y es dar a conocer lo que nos repercute, investigar sobre el tema, leyendo archivos, documentos, viendo las cifras, pero sobre todo acompañar y escuchar a las mujeres que están en estos colectivos de búsqueda”, agregó Teresa Ruíz, quien da vida al otro gran personaje de la trama.
Al respecto de las actrices, cabe señalar que no hubo un proceso de casting común, solo el personaje de periodista de Teresa fue minuciosamente buscado, es por eso que el filme busca empatizar con la realidad de la forma más cruda y humana posible en conexión con las víctimas y las madres que las buscan: “No están solas, nos importa su dolor porque es nuestro también. Sí hay algo político, sin duda, pero también creo que el cine es político…Cada película tiene un acto político atravesado”, señaló Natalia.
Por estas razones, “entrar en el personaje fue simple y sencillamente conocer exactamente la situación que viven cientos y miles de familias y que desgraciadamente a fin de año serán más. Encarnar eso, vivirlo, fue a través de ese guion que me platicó Natalia”, complementó Julieta Egurrola.
Respecto a cómo se dio la mancuerna laboral entre la protagonista y la directora ambas hablaron de la forma en que contribuyó el conocimiento mutuo para el proceso y lo poco frecuente que es en el cine: “No es tan común que una directora de 41 años y una actriz de 69 que sin madre e hija, hagan una película juntas. Eso es algo que me llamó la atención”, dijo la actriz.
Por su parte Natalia Beristáin, comentó: “Con los años he ido entendiendo que el proceso es casi más importante que el resultado. Me interesa generar espacios de trabajo”.
Finalmente, en el filme también se aborda la forma en que los hombres enfrentan la tragedia de las desapariciones de una forma distinta a las mujeres, en este caso a través de Arturo el padre de la desaparecida en cuyos diálogos se siente su miedo, motivo por el cual la cineasta busca abrir la conversación también desde ese lado:
“Hay muchas razones por las que las mujeres son las que buscan, en este u otros países porque hay desapariciones en distintos contextos (...) Había padres, son muy pocos, insisto, las razones son muchas, tampoco quería caer en el maniqueísmo de mujeres buenas y hombres malos, no va por ahí. Ellos tampoco tienen las herramientas emocionales” comentó la directora.
“En Latinoamérica es un tema latente, y las mujeres buscan por distintos contextos como el económico, hasta cómo somos educados y el heteropatriarcado nos ha atravesado y los hombres no están acostumbrados a trabajar su vulnerabilidad, sensibilidad, y su miedo”, añadió.
Finalmente, cabe decir que este largometraje que anteriormente fue galardonado con el Premio Cooperación Española por el Festival de San Sebastián, representa la consolidación de su carrera: “Me siento mucho más fincada como directora, puedo decir ya sin temor que mi oficio es ser directora”, concluyó Beristain.
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