El salsero puertorriqueño Willie Rosario cumple este lunes 100 años de vida acompañado de su familia y con energías para continuar presentándose en los escenarios, porque como asegura en una entrevista con EFE la música le sigue haciendo “feliz”.
“No me gusta celebrar tal cosa, pero tengo que aceptarlo. Nunca he sido amante de mucha fiesta, pero estaré tranquilo en mi casa con mis hijas y mis nietos”, adelantó el percusionista y director de orquesta, que tiene cuatro hijos -tres féminas y un varón-, seis nietos y un bisnieto.
Nacido en Coamo, en el sur de Puerto Rico, el 6 de mayo de 1924, Rosario dio sus primeros pasos en la música como miembro del Conjunto Coamex y luego se definió por el timbal, inspirado por el estilo de Tito Puente, tras verlo tocar en el famoso salón de baile neoyorquino El Palladium.
“Nunca pensé que llegaría a los 100 años. Yo estaba lo más bien hasta que cumplí 96. Yo nací en una familia bien pobre, nunca supe de cumpleaños, bizcochos ni nada de eso. A los 90 estaba trabajando bien, pero cuando me trajeron una parranda para celebrar los 96 años, ahí que dije, caramba, la cosa va pa' largo”, relató.
Pese a su longevidad, la única limitación física que se le refleja a Míster Afinque, uno de varios motes de Rosario, es su caminar, lo que en ocasiones tiene que hacer asistido de una o dos personas, y el uso de unos aparatos pequeños en sus oídos para mejorar su audición.
Aun con el problema de movilidad, Rosario continúa tocando su inseparable timbal y dirigiendo su orquesta, cuya gesta debe ser considerada para ingresar al Libro de Récords Guinness como el artista activo más longevo del mundo.
“Yo siempre he sido una persona sana, pero no es cuestión de si soy sano y llegar a esta edad por ser sano, pero soy sano porque es la voluntad de Dios”, indicó el fiel creyente.
Como preámbulo a su centenario, Fernando Luis Rosario Marín, nombre de pila del artista, celebró su cumpleaños con un concierto el pasado 27 de abril en un atestado Coliseo de Puerto Rico, en San Juan, en el que participaron los veteranos cantantes Gilberto Santa Rosa, Tony Vega y Chamaco Rivera.
“Hacer música me hace feliz, porque cuando subo a la tarima, pues trato de complacer al público. No estoy pensando en que me voy a tanto dinero, nunca he pensado en esa forma; voy a la tarima a tocar”, sostuvo el legendario timbalero.
Fue en Nueva York donde decidió formarse como músico de la mano de su compadre Willie Rodríguez, para luego integrarse en la orquesta de Johnny Seguí.
A su regreso a Puerto Rico, Rosario se quedó con la orquesta, que en 1987 se convirtió en la primera agrupación de salsa en ser nominada a un Grammy anglosajón al Mejor Álbum Tropical por su disco Nueva Cosecha.
La incorporación del saxofón barítono a su propuesta fue lo que llevó a Rosario a triunfar con éxitos como “De Barrio Obrero a la 15”, “La cuesta de la fama”, “Lluvia” y “El callejero”.
Para su biógrafo Robert Téllez, la oportunidad que tuvo Rosario de liderar su orquesta “con energía y precisión, demuestra la importancia y el impacto duradero que su obra ha tenido en Puerto Rico y Latinoamérica”.
“Musicalmente, este logro desafía las expectativas y rompe con cualquier límite, desatando más que admiración por la habilidad y la dedicación de Rosario a su arte a lo largo de los años”, explicó a EFE.
“También es un testimonio del poder transformador de la música y de la capacidad del ser humano para trascender las barreras del tiempo a través de la expresión artística”, añadió Téllez, quien recientemente lanzó la segunda edición de la biografía autorizada de El Rey del Ritmo.
El biógrafo reconoció, además, el valor y visión musical de Rosario de integrar un saxo barítono con cuatro trompetas en una agrupación de salsa, lo que resultó ser un concepto sonoro único y distintivo que ha perdurado durante 65 años.
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