Escenario

‘Sica’, entre un viaje de descubrimiento y un grito de auxilio ante la crisis climática

ENTREVISTA. El segundo filme de la cineasta española Carla Subirana se ambienta en la Costa de Morte, considerada una de las más peligrosas del mundo

Madre e hija abrazadas en un acantilado
Fotograma de 'Sica'. Fotograma de 'Sica'. (ESPECIAL)

La cineasta española Carla Subirana presentó en la Berlinale su película Sica, ambientada en la Costa de Morte, que describe como “un viaje de descubrimiento, de la pérdida de la piel de la infancia”, a la vez que “un grito de auxilio ante la crisis climática”.

En entrevista con EFE, la directora explica que la “semilla” de esta película fue la “conexión magnética muy fuerte con el paisaje”, que descubrió en 2016, una de las costas más peligrosas del mundo, que es como “una sepultura abierta” con esa “brutalidad del océano” que “nos da de comer y a la vez nos quita la vida”.

Sica es una adolescente que tiene que afrontar la pérdida de su padre, que muere ahogado al faenar, y busca respuestas en las olas de la rocosa Costa da Morte, mientras una tormenta se cierne sobre el pueblo pesquero en el vive.

Como documentalista, Subirana tuvo muy claro que lo primero que iba a hacer era un trabajo de investigación para conocer la cultura marinera y la zona de la Costa da Morte, “el lenguaje del paisaje y el lenguaje de las personas que viven allí”.

Además, le interesaba abordar la adolescencia, “una etapa de transformación del ser humano”, de cambio “vital” y “fundamental” que define a las personas.

Otro aspecto es el trasfondo de desequilibrio de la naturaleza, “porque Sica, es un grito de auxilio ante la crisis climática”, por lo que le interesaba poner a la naturaleza en el centro.

Así, Sica es un “viaje de descubrimiento, de la pérdida de la piel de la infancia”, en el que la protagonista descubre que “en la comunidad en la que ha crecido nada es lo que parece”.

Pero a la vez entiende que, aunque ella mitifique la figura del padre, “la figura presente, que está a su lado y la acompaña, es la madre”.

Por lo tanto, en esta película hay dos madres, la de Sica como figura central, importante y que la protagonista entiende, y por otro lado, “la madre naturaleza, que es la que manda”.

En su proceso de investigación, la directora se topó también con una serie de leyendas, de la tradición oral o que leyó, y que encuentran también su espacio en la película.

Sica ha supuesto además para Subirana un “viaje a la inversa” respecto a su primera película, Nedar, un retrato de una familia de mujeres -la suya propia- marcada por la ausencia masculina, un tema por lo tanto que recupera ahora en su filme, que se proyecta en la Berlinale dentro de la sección Generation, dedicada al cine infantil y juvenil.

Precisa que su primera película era “más documental, con estrategias de ficción, con estructuras de ficción”, mientras que Sica es un filme “más de ficción, que parte de una metodología más de documental”, de ahí ese “camino a la inversa”.

Para la actriz Núria Prims, lo que más le atrajo de este proyecto, aparte del “regalazo” de rodar en Costa da Morte - “una zona donde la naturaleza es tan fuerte, tan viva y tan presente”-, fue el hecho de trabajar con actores y actrices no profesionales.

El reto es superar el miedo a saber estar a la altura de trabajar con la magia y la naturalidad de los que no son profesionales, de no quedar fuera de lugar”, explica.

Para Thais García Blanco, que encarna a Sica, estar en la Berlinale le hace sentir “bastante feliz, porque no es algo que pase siempre”.

Como actriz no profesional, explica de manera escueta que rodar fue “muy repetitivo, pero al mismo tiempo divertido”, porque le permitió conocer gente, y recuerda después, algo más suelta junto a Subirana, algunas cosas curiosas que le sorprendieron del proceso de rodaje.

La directora, por su parte, considera que la Berlinale es “una puerta de entrada maravillosa para que Sica tenga un excelente recorrido”.

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