Hay cicatrices que nunca sanan, tal vez la guerra civil en Guatemala sea una herida que difícilmente lo hará para quienes vivieron el genocidio de pueblos originarios, asesinatos de líderes obreros, campesinos, estudiantiles, sindicales y todo el terror de una guerra sucia que hasta la fecha sigue buscando justicia para las víctimas.
Este episodio de la historia guatemalteca es lo que nos muestra Anaïs Taracena directora del documental El Silencio del Topo basado en la investigación que realizó sobre las actividades del periodista Elías Barahona quién infiltrado en el gobierno militar en el Ministerio del interior como jefe de prensa proporcionó información valiosa a los grupos subversivos para adelantarse a las detenciones del gobierno. Taracena da voz a todas las personas que quisieron hablar de la experiencia de conocer a Elías y los riesgos que corría diariamente con su actividad. En entrevista la directora nos comenta:
“El Silencio del Topo va más allá de la historia de Elías como periodista, es también, digamos una reflexión sobre el silencio heredado en Guatemala y una reflexión sobre los archivos, sobre las imágenes que están, las imágenes que no están y al mismo tiempo hay un diálogo generacional, entre mi generación y la de Elías”, dijo.
El documental muestra los testimonios de compañeros periodistas de Elías, víctimas de tortura, de los familiares de aquellos asesinados durante el régimen militar, también señala el como se recuperaron archivos fílmicos, hemerográficos y en audio no solo para el documental sino para aquellos infantes que no conocieron a sus padres.
“Creo que es un documental que tiene varias capas, creo que es una reflexión sobre la memoria y sobre el tema de los silencios que se heredan en el contexto de un país que fue atravesado por la guerra”, añadió.
La directora renuncia a la forma fácil de llenar de información este trabajo o de llegar a una única verdad, más bien busca mostrar lo difícil que es hablar de la guerra en Guatemala: “Lo que a mí me parecía más interesante era mostrar cómo todavía es complicado hablar de cierta cosas, cómo todavía hay personas que prefieren no decir cierta cosas, se sienten más cómodas al no hablar de ciertas cosas, esto nos habla del Guatemala de hoy en día a que si hubiera hecho un documental del pasado”, dijo.
El Silencio del Topo no busca profundizar en los actos de violencia del pasado como un un archivo documental solamente, es una búsqueda en el pasado para entender la actualidad, no solo de Guatemala sino también de toda la región centroamericana:
“Para mí era importante mostrar los silencios que permanecen en las familias, pero al mismo tiempo hay una necesidad de hablar honestamente, para mi era importante mostrar este dilema que no son de un color o de otro sino que es esta parte humana que algunas veces es la más difícil de entender y a la vez se van sumando más reflexiones como el tema de no poder consultar libremente los archivos, por que no existen imágenes de tele-noticiero que fueron decomisadas en los cateos, que fueron destruidas”, enfatizó.
Para la directora la violencia actual en Guatemala es una herencia del pasado, ahora con la fuerte presencia del narcotráfico y del crimen organizado: “Fíjate que es un tema del cual casi no se habla, todos sabemos y nos llegan comentarios de cómo también en otros departamentos están siendo cada vez más afectados por el tema del narco y la inseguridad que eso conlleva pero no es un tema del que se aborda mucho, yo creo que por el mismo tema del miedo”, concluyó.
El Silencio del Topo tiene proyecciones en la Cineteca Nacional.
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