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El director alemán Matthias Glasner ha entrado este domingo en la competición por el Oso de Oro de la Berlinale con Sterben (Morir), una tragicomedia familiar donde reina el caos, la hipérbole y las relaciones disfuncionales.
Glasner (Hamburgo, 1965), presente por tercera vez en la sección competitiva de la Berlinale, ha explicado en rueda de prensa que se trata de un filme en parte autobiográfico y catártico que empezó a concebir a raíz de la muerte de sus padres.
“Empezó cuando mis padres murieron tras un largo proceso de sufrimiento y después de nacer mi primera hija, yo estaba cansado e infeliz, buscando espacios de libertad para escribir”, ha asegurado el director de The Free Will (2006) y Mercy (2012).
La primera escena de Sterben, con una mujer de setenta y tantos años desplomada en el suelo, manchada por excrementos, mientras su marido se pasea por el vecindario medio desnudo, da una idea del tono de la película, que dura tres horas y se divide en capítulos.
Son los Lunies y en realidad hace tiempo que han dejado de ser una familia. Lissy, la matriarca, se alegra en silencio cuando su marido Gerd, que sufre demencia, es llevado a una residencia especializada. Pero ella misma sufre diabetes y cáncer, tiene problemas de riñón y de vista y sabe que no le queda mucho tiempo.
Su hijo Tom, al que da vida Lars Eidinger, conocido por películas como Viaje a Sils Maria (2014) o Personal Shopper (2016) de Olivier Assayas, es un director de orquesta.
Está trabajando en una obra titulada Dying con su mejor amigo, Bernard, un compositor depresivo y con impulsos suicidas y su exnovia le pide que sea medio padre subrrogado de su hijo.
Mientras, su hermana Ellen, asistente de dentista alcohólica y con mucha imaginación, tiene una aventura con su jefe, casado y se resiste a volver a pisar la casa familiar pase lo que pase.
Glasner ha señalado que no buscaba hacer una crítica a la sociedad alemana en particular y su modelo de familia, sino ser “lo más honesto y personal posible” para que cualquiera pueda sentirse apelado.
Tampoco renuncia al humor la otra película a competición de la jornada, L'empire del singular director francés Bruno Dumont, que se adentra por primera vez en el terreno de la ciencia ficción.
“Me encantan las películas de ciencia ficción, es una manera entretenida de abordar temas complicados, y al mismo tiempo quería permanecer en el ámbito terrenal al que estoy habituado, la película es el resultado de ambas cosas”, ha señalado Dumont en rueda de prensa.
El director de La vida de Jesús (1997) reflexiona sobre la violencia y la posibilidad de redención desde una mirada filosófica. Sitúa la trama en un pueblo pesquero del norte de Francia, donde nunca pasa nada, hasta que nace un niño especial que desata una guerra secreta entre fuerzas extraterrestres del bien y el mal.
El reparto combina actores profesionales como Anamaria Vartolomei y Fabrice Luchini, con otros no profesionales en los papeles de “antihéroes”.
La película está concebida como una “metáfora galáctica” de la lucha interna de cada ser humano, entre el bien y el mal y como síntesis del cine de autor y naturalista con la sofisticación del cine de entretenimiento.
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