Sueño Mexicano, que se presenta en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2023, es una historia que aborda temas profundos y universales: el deseo de redimir el pasado, la búsqueda de una vida mejor y el anhelo de la familia que siempre soñamos.
Esta película nos introduce en la vida de Malena, una mujer valiente que se embarca en una travesía de superación personal después de haber vivido una relación violenta. Al decidir ligarse las trompas de Falopio y huir a la Ciudad de México en busca de un futuro prometedor, Malena se encuentra en un viaje de autodescubrimiento que la lleva a enfrentar desafíos aparentemente insuperables.
La lucha por la custodia de sus hijos, la construcción de su ansiada casa de ensueño, el deseo de tener un nuevo bebé a través de una fecundación in vitro, y la decisión de dejar su trabajo como empleada del hogar para emprender un negocio en su tierra natal, son sólo algunos de los elementos que conforman esta trama rica en emociones y giros inesperados.
Pero la historia de Malena no sólo se centra en su búsqueda personal, sino también en su esfuerzo por unir a su familia, que se siente dividida, y mantener viva la llama del amor con su nueva pareja, quien enfrenta la amenaza de un posible fracaso en el tratamiento de fertilidad. ¿Podrá Malena unir a todos los seres queridos y ver sus sueños convertirse en realidad?
La cineasta Laura Plancarte, comparte con Crónica Escenario, lo que hay detrás de esta película que busca ser profundamente conmovedora. Nos habla de una visión única de los desafíos y las inspiraciones que dieron vida a esta historia tan poderosa. Es la primera vez que hace una ficción puesto que sus anteriores películas eran totalmente documentales y nos comparte los retos de este cambio:
“Es un híbrido, si es una manera distinta de trabajar, no cabe duda, pero tampoco creo que sea totalmente una ficción, es algo en medio, para mí lo que cambió al hacerla fue el hecho de que en esta ocasión yo quise colaborar con los personajes de la película en lugar de solo observarlos y firmarlos”, dijo.
“De alguna manera me encanta hacer documental observacional y sólo estar viendo pero creo que muchas veces cuando estás retratando la vida cotidiana te encuentras con muchos dilemas éticos, a final de cuentas cuánto puedes exhibir a alguien, yo siempre he visto mi trabajo documental con los personajes del mismo y tomo en cuenta todo lo que me dicen aunque uno trata de no caer en sensacionalismo, de alguna manera les entregamos un retrato de ellos, creo que no tenemos una idea de cómo nos vemos nosotros mismos, y tampoco de cómo nos ven los demás en realidad, nosotros nos vemos de una manera muy diferente”, comentó.
La idea no nació de una ficción desde un inicio sino que fue mutando el proceso para culminar en un trabajo mucho más personal que lo plasma en el filme: “En esta ocasión cuando trabajé con Male, lo hicimos totalmente documental pero durante la pandemia, me gustó mucho esa parte donde ella también se auto filmaba, de alguna manera ella también estaba eligiendo que proyectar y como ser vista y me pareció fascinante”, expresó.
“Queríamos llevar esto a más y que fuera una película bien filmada pero hacerlo como cómplices, las dos íbamos a estar en el mismo barco, le propuse la idea porque también sus hijos estaban participando, pero porque su mamá quería hacerla, empezamos a escribirlo juntas y nos pareció increíble basado en ella siendo ella, Male es muy poderosa, se actúa a sí misma y ha sido la experiencia más rica porque es muy diferente que seamos cómplices a que este desde mi esquina observándola”, mencionó Plancarte.
En lugar de actores profesionales, todos los involucrados se consideran sus propias obras maestras, cada uno representando su propia historia. Esta aproximación híbrida, si bien etiquetada como documental por el Festival Internacional de Cine de Morelia, se distancia de la ficción convencional, en la que actores interpretan roles ajenos.
“Morelia lo pone en la categoría de documental, pero tampoco es una ficción donde contratamos a actores a ser otros personajes, aprendimos a trabajar de una manera que les ayudaba a plasmar cosas que son difíciles pero como lo estamos reactuando se vuelve terapéutico y de alguna manera de empodera de la situación porque no es lo mismo a algo que te pasó hace dos años, sino es algo de lo que tienes el control, me apasiona trabajar con la gente real y tuvimos que filmar en dos semanas porque la gente tiene trabajo”, concluyó.
La película no sólo examina las vidas de los personajes, sino que también permite a Laura Plancarte conectar con las historias personales a pesar de no haber vivido las mismas circunstancias. Esta película se convierte en un medio para explorar perspectivas distintas y, en el caso de Laura, le permitió comprender la relación con su propia madre, aunque ella no sea madre. Como resultado, Sueño Mexicano se convierte en una obra profundamente personal dedicada a su madre.
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