La cineasta Tatiana Huezo (1972), una documentalista cabal que consiguió el voto de la academia mexicana para representar a su país en los premios Oscar con su primer largometraje de ficción, Noche de Fuego, afirma que en su carrera no se ha planteado hacer "temas de justicia", sino representar los tiempos que le ha tocado vivir.
Noche de Fuego, que se estrena en Netflix este mes, aborda la vida de un grupo de niñas en un entorno rural mexicano donde impera el tráfico de personas y de narcóticos. "Muestra una realidad difícil que se vive en muchos pueblos de México y nos pone a mirar cómo están creciendo nuestros niños", dice Huezo durante una entrevista con Efe en Miami.
La realizadora forma parte del jurado de la cuarta edición del Iberoamerican Film Festival de Miami (IAFFM), un muestrario del quehacer del cine independiente en la región que vuelve a la pantalla grande este año tras suspenderse en 2020 por la pandemia de la COVID.
Nacida en El Salvador y nacionalizada mexicana, todavía no da crédito a los más de diez minutos de aplausos que Noche de Fuego motivó en la última edición del festival de Cannes, donde consiguió una mención especial en la sección "Un Certain Regard" ("Una cierta mirada").
Recuerda que en el festival francés se le acercaron curiosos interesados en esta película, que recrea la vida de varias niñas, luego adolescentes, que son obligadas a pasar por varones para no ser secuestradas.
"No duró mucho el rodaje, solo nueve semanas. El casting sí que duró un año. Fueron 800 niñas en un largo camino para encontrar a las seis protagonistas de la película", detalla.
Huezo destaca "un gran trabajo de maquillaje" y que las niñas vivieron juntas durante seis meses, lo que facilitó la empatía y soltura de un filme que no dejará a nadie indiferente cuando se estrene en Netflix este mes.
"Lo más especial es que he podido sentir el pulso del público francés, la gente se acercó a querer saber más sobre México, sobre el casting de la película", comenta Huezo.
INDEPENDECIA CREATIVA
Huezo fue reconocida por sus documentales El Lugar Más Pequeño (2011), que tiene como protagonistas a sobrevivientes de la guerra civil en El Salvador, y Tempestad (2016), un road movie que ofrece el testimonio de una mujer recluida en una cárcel mexicana dominada por el crimen y a una madre que busca a una hija desaparecida.
Tras el éxito que cosecharon esos trabajos se lanzó a trabajar en su primer largometraje de ficción, basado en la novela Prayers for the Stolen (Oraciones para los desaparecidos), de la autora mexicana-estadounidense Jennifer Clement.
"Es un libro fascinante, pero necesitaba llevarlo a un terreno personal, a mi propia búsqueda como madre de una niña de 10 años, a lo que significa estar en el mundo y crecer", desgrana.
"Decidí regresar a mi propia infancia. Fue un proceso solitario de rascar en mi propia vida de mujer", confiesa Huezo, cuya alma de documentalista la había llevado antes a un remoto pueblo de El Salvador para registrar los vestigios de una cruenta guerra civil.
En El Lugar Más Pequeño ya había rasgado en la piel de unos protagonistas traumatizados por la guerra civil de El Salvador (1979-1992) y olvidados hasta que ella llegó para grabar sus voces en off.
Ahora, frente a una realidad que forma parte del presente, dice que solo pidió "independencia creativa".
"Había muchos elementos de dónde tirar y lo único que pedí fue independencia creativa. Fue una adaptación muy libre" de la novela, afirma.
En la película, proyectada este viernes en el Silverspot Cinema de Miami, las niñas Ana (Ana Cristina Ordóñez), Paula (Camila Gaal) y María (Blanca Itzel Pérez) viven sus días entre la ingenuidad y los disparos de bandas narcotraficantes.
"La historia está contada en dos tiempos, las niñas tiene sus clones adolescentes", explica Huezo sobre el filme, cuyo elenco lo conforman, entre otros, Mayra González Membreño, Mayra Batalla, Norma Pablo, Eileen Yáñez y Memo Villegas.
LAS HERRRAMIENTAS DEL CINE DOCUMENTAL
Sobre su ventaja como documentalista para trabajar con actores no profesionales, Huezo responde: "Hay grandes directores de ficción que no vienen del mundo documental que logran grandes cosas con actores no profesionales".
"Las herramientas", confesó, "Sí vienen del mundo documental, de lo que sé hacer para que sus identidades fueran muy ricas", matizó.
Huezo espera que, como sucedió con la película mexicana Roma (2018), de Alfonso Cuarón y ganadora de los premios Oscar a mejor director, mejor película extranjera y mejor fotografía, Noche de Fuego abra camino a estos actores sorprendidos en su localidad por una cámara.
"Ellos podrían encarar cualquier proyecto. Me ayudó mucho Fátima Toledo, que preparó a los actores de (la película brasileña de 2002) Ciudad de Dios, para sumergirlos en las atmósferas que están en la historia", relata la directora.
"Modifiqué, improvisé, siento que el instinto siempre fue mi brújula, que me ha dado una capacidad de observación de la vida, me he vuelto una cazadora", confiesa.
"Es una película que despierta un interés muy particular sobre México, que toca pensamientos y corazones y ha despertado una admiración con respecto al casting. Siento que todo el proyecto está permeado por mi intuición como documentalista", admite la cineasta.
Sobre su camino hacia los Oscar zanjó: "Me siento tranquila. Es una película que toca tripas y conecta con el otro. Siento que la Academia (estadounidense) está en un momento diferente, en el que deja llegar historias y aires nuevos".
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