Fue una noche fresca, las ventiscas que por la tarde mitigaron el calor de los sofocantes rayos de Sol, se mantuvieron hasta la noche en las afueras del World Trade Center de la Ciudad de México.
Nunca vi una fila de acceso más ordenada. El día de la semana delató la condición laboral de algunos asistentes, que entre los jóvenes de entre 20 a 25 años de edad que predominaban, destacaban con facilidad los oficinistas mayores de edad y algún uniformado color turquesa que mostraba un corte característico del sector salud (enfermero, dentista o veterinario).
No obstante, la vestimenta casual de la noche incluyó una variedad de blusas top, pantalones de mezclilla a la cintura, camisas estampadas multicolor, faldas cortas con tenis blancos, camisas y playeras holgadas, botines y suéteres a la cintura.
Una primavera muy veraniega con aire californiano que arrancó con las armonías de Los Blenders y los peculiares tonos graves de la voz de Alejandro Archundia interpretando el clásico “Amigos”, entre otros.
No obstante, tras poco menos de una hora de escuchar a la banda mexicana, el público, que hasta entonces no rebasaba siquiera la mitad de la pista frente al escenario, despidió a Archundia y compañía entre aplausos y gritos eufóricos.
Las luces del foro se mantuvieron encendidas. Los jóvenes rostros mostraban emoción y efusividad, mientras esperaban a algún acompañante faltante por ingresar al recinto, corriendo de un lado al otro para encontrarse o simplemente para adentrarse a la multitud para estar aún más cerca del escenario.
Y bajo esa atmósfera jovial con estilo ochentero-noventero se apagaron las luces. Dentro de la oscuridad solo se podían apreciar los stands iluminados de comida y bebida a los costados de la sala, y un par de luces azules que enmarcaban el escenario al fondo.
De pronto, un sonido de lluvia comenzó a correr por las bocinas del lugar, mientras éste parecía disminuir, comenzaron a percibirse voces de una grabación previa, tal vez alguna entrevista realizada a los integrantes de The Drums antes de arrancar con la esperada gira de aniversario por la primera década de Portamento (2011); al paso que continuaba el clip, la voz de Jonathan Pierce se hizo destacar, aunque poco audible entre la melodía inicial de “Searching for heaven” que se intercalaba con el sonido a lluvia empalmándose en la grabación de voz; en algunos fragmentos se entendía al frontman hablando sobre cómo se sentía el regreso a los escenarios:
“Estamos verdaderamente felices de estar aquí, esperamos mucho tiempo para estar aquí de nuevo, amamos los conciertos y cómo se sienten, esperamos tanto para hacerlo de nuevo. Es fantástico, es como un sueño mágico y maravilloso”.
“El año pasado entramos al estudio para realizar algunas sesiones de grabación de lo que saldrá un nuevo álbum, estamos ansiosos de mostrar lo que grabamos en el estudio. Todo se acomodó, de algún modo, para llegar a un equilibrio, mientras ensayábamos las canciones para la gira de aniversario”.
“Nos sentimos a la altura de estar en Londres, es como en casa, ahora todo es más homogéneo en los lugares […] queremos seguir haciendo esto por siempre, esperamos que nunca perdamos la oportunidad de hacer álbumes”.
“Esta es una noche loca de primavera sobre el proceso que hemos tenido desde que comenzamos este viaje hasta el regreso a Portamento […] nos topamos con esto que es arte”.
La voz se silenció, la lluvia pareció parar y las luces cenitales del escenario comenzaron a danzar iluminando las posiciones donde se colocarían los músicos, al ritmo de la melodía inicial de “Searching for heaven” que para ese punto se escuchaba fuerte y claro en todo el lugar.
Acto seguido, los músicos subieron recibidos por el grito eufórico de la multitud; tras un par de minutos más, Pierce se incorporó a ellos al frente del escenario y en cuanto su mano tocó el pedestal donde se encontraba su micrófono, comenzó a sonar sincronizadamente “Book of Revelation”, el tema que apertura Portamento.
Consecutivamente sonaron cada uno de los temas, tal como se encuentran ordenados en el álbum; mismo que significa precisamente el antes y ahora, el después en la trayectoria de la banda neoyorquina. Siendo el segundo álbum y con el que se colocaron en la mira de la escena inde estadounidense, Portamento, significa el éxito obtenido y que hasta ahora se mantiene, con temas inmortalizados como éxitos en la trayectoria de The Drums, como “Money”.
Al término de “How it ended”, el decimosegundo y último tema del disco, la banda concluyó la celebración de aniversario, no sin antes tomarse una pausa (encore) para volver al escenario e interpretar la infaltable —al menos en nuestro país— “Meet me in México”, seguida de “Heart basel”, para concluir con “Lets go surfing”, un miércoles liviano como la brisa de otros tiempos, a lo que podremos volver siempre, gracias a la música.
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