La segunda jornada del Festival Corona Capital en su regreso tras el parón de la pandemia, se dio a la tarea de cambiar la energía negativa que dejó el mal trago de las actividades del sábado con las cancelaciones de The Kooks y Disclosure (antes había cancelado St. Vincent).
Con una notable ausencia de audiencia en comparación con las ediciones pre pandémicas, a pesar de que tras las cancelaciones del sábado Ocesa abrió la oportunidad de que los asistentes usaran su boleto para entrar a la edición dominical. Lo que sí se sintió fue más ansiedad que miedo por parte de los presentes que faltaban, casi naturalmente a las medidas de sana distancia y el uso de cubrebocas.
Entrados en materia musical, fueron Niko Rubio y Gaia los encargados de abrir los primeros escenarios. En el caso de Rubio consolidó su sorpresa al interpretar los temas de su disco debut con canciones como “The only exception” y “You could be the one”, el éxito con el que se dio a conocer este año; mientras que la cantante italo-brasileña se ganó los aplausos del público con la bandera de México y temas melodiosos como “Nuvole di zanzare”.
Entre cada escenario, esta vez más cercanos entre sí, había largas filas para cada servicio, desde el de alimentos y bebidas, hasta la montaña rusa que se ha vuelto tradicional cada año. Con el sol a tope se fueron presentando el resto de los artistas: En el escenario principal la joven sensación de Will Joseph Cook que llegó con su romanticismo a cautivar, especialmente con el pop rock de “Be around me”; en otro escenario Alaina Castillo presentaba su propuesta de latina R&B, con la que ha llamado la atención de la escena artística de EU y también se vieron los actos de Sir Chloe, Adam Melchor y Smith & Thell.
Sin duda las dos bandas que se llevaron los mayores aplausos al caer la tarde fueron The Lightning Seeds y The Whitest Boy Alive. Los primeros se presentaron en el escenario principal con su rock alternativo pulido por más de tres décadas desde su natal Liverpool. Así, la nostalgia noventera se avivó al ritmo de temas como “Pure”, “Lucky you” y “You showed me”.
La otra gran actuación y una de las más memorables de este año fue la de The Whitest Boy Alive, asentada en Berlín, pero de origen noruego, quienes pusieron a saltar a los presentes al ritmo de funk y electrónica. La banda tenía una década sin pisar suelo mexicano y su regreso coincidió con el cumpleaños de su líder Erlend Øye, a quien los mexicanos lo recibieron con las mañanitas.
Si había una secuela de energía negativa fue cambiada por completo a buena vibra gracias a sus características rolas in crescendo y la respuesta de los asistentes que se dejaron cautivar por canciones como “Intentions”, “Burning” y “Done with you”. Especialmente se robaron el corazón del público Daniel Nentwig, encargado de los sintetizadores que cautivó con solos musicales y bajó al escenario. Además del mismo Erlend, pues recientemente había tenido problemas de salud y se augura podría complicar el futuro de la banda. Con el rostro de Erlend en un pastel y unas mañanitas improvisadas cerraron con broche de oro su participación.
Hasta el cierre de esta edición faltaban las presentaciones de The Bravery, Rufus du Sol, Royal Blood y Twenty One Pilots, entre otros.
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