Escenario

‘Hasta el fin de los tiempos’, un filme sobre “la ilusión de lo que somos como personas”

COBERTURA. El cineasta Alejandro Molina presentó su más reciente filme protagonizado por Bruno Bichir y Moisés Arizmendi y dio detalles sobre su reflexión

Dos hombres caminan por un sendero en la montaña
Fotograma de ‘Hasta el fin de los tiempos’. Fotograma de ‘Hasta el fin de los tiempos’. (CORTESIA)

En Hasta el fin de los tiempos, Patricio (Bruno Bichir), interpreta a un hombre maduro cuya vida como la conocía llega a su fin, tras un divorcio a raíz del cual pierde no solo a su pareja, sino también su hogar, su trabajo y su dinero. Devastado, es apoyado por un abogado amigo suyo (Moisés Arizmendi), quien además de asesorarlo, le consigue refugio provisional en una residencia para artistas. Y en ese lugar, poco a poco irá descubriendo personas y cosas que le mostrarán un camino para empezar a reconstruirse.

Alejandro Molina, director del filme, reveló durante la conferencia de prensa para presentar este trabajo a los medios; que la historia tuvo su génesis cuando él mismo atravesaba por un momento muy difícil de su vida.

“Yo tuve un problema en la columna, lo que me mandó como cuatro meses a la cama”, relató. “Y andaba medicado fuerte. Entonces, tenía la necesidad de contar algo para no pensar todo el día que estaba en cama, que no me podía mover. Me gusta la plática, me gusta el diálogo. Y quería dialogar mucho, ya que yo estaba en cama y no podía hacerlo. Y quería caminar, chismear y platicar. Entonces muchas cosas de la película salieron de ese proceso, de estar en la cama. Por eso es una película de mucho diálogo”, añadió.

Y continuó: “Un amigo mío que me visitaba estaba pasando por un proceso de divorcio, una crisis. Entonces también agarré un poco de lo que le pasaba a él. Luego le pasé la historia a Miguel Bonilla, un buen amigo que me ayudó con los diálogos. Hicimos varios drafts y ese fue el principio de la película”.

Respecto a su título, Molina explicó que “mucha de la historia tiene que ver con las ideas que uno se crea a partir del amor, de las posibilidades que existen. Me gusta que sea el ‘Hasta’. El ‘Hasta’ yo creo que le da más hondura al final de una relación, al principio de una vida, al final del mundo. Hasta dónde estaremos juntos, qué pasará… creo que es una pregunta muy bonita. Y la película tiene sus lecturas”, enfatizó.

Durante su estancia en la residencia para artistas, Patricio conoce a Natalia (Karla Coronado), quién tiene un huerto y aspira a convertirse en escritora. Con ella traba profunda amistad, y contribuye a fomentar en él su proceso de cambio. “Del personaje de Natalia me gustaba ese romanticismo, que fuese esta persona solitaria con una psique muy única. Y para mí eso iba a ayudar a la película”, destacó Alejandro.

“Esta cinta, aparte de hablar del personaje de Patricio y su búsqueda, habla también de la búsqueda de Natalia, como un ente artístico que a sus veintitantos años está buscando encontrar experiencias y poder conectar con alguien a más profundidad” afirmó por su parte Coronado, y agregó que Natalia “Es un personaje muy activo. Es una persona quien tiende al movimiento, a obtener lo que quiere, a buscar artísticamente más estímulos”, dijo.

“Creo que eso nos quedó muy claro a Bruno y a mí cuando empezamos a entender por qué Patricio estaba atravesando esta crisis, y en cuál momento estos dos personajes llegaban a conectar. Porque yo creo que Natalia no cambia demasiado cuando lo conoce. Decide quedarse al final, pero no sabemos si se va a quedar para siempre o hasta el fin de los tiempos. Es como una pequeña noción de que algo está transitando distinto, y creo que esa decisión que toma la tuvimos muy clara cuando analizamos el porqué los dos empiezan a conectar y a cambiar. Y creo que viene mucho de sus vulnerabilidades”, continuó.

“En el caso de Natalia es una persona melancólica, quien tiende a tener crisis, es obsesiva, y busca la transformación. Y aunque inconscientemente hace todo lo contrario (que es huir de la transformación), con Patricio consigue un poco de eso, de poder ver crecer algo, cambiar. Y cuando descubrimos el porqué ella cambia y en qué momento, fue cuando pudimos hacerlos tan distintos, y que realmente conectaran, entendiendo su obsesión”, explicó.

Salvo algunas escenas al principio y al final, Hasta el fin de los tiempos es un filme en blanco y negro. Respecto a esta elección, Alejandro Molina comenta que “siempre tuvo la intención de ser en blanco y negro. En uno de los cortes estaba todo a color. Pero yo la verdad soy muy atascado, siempre juego con formatos o quiero ver que más le sacó a la película. Y luego como uno se queda trabajando con ella tanto tiempo, se pone medio barroco, porque empieza a pensar en más”, dijo.

“La intención del blanco y negro es porque este personaje entra a la casa, y está a la deriva, y allí es donde empieza todo su cuestionamiento personal. Y se vuelve súbitamente al color, porque digamos que él ya tiene una posibilidad, una alternativa y se vuelve como de ‘color de rosa’. Dramáticamente le ayudaba aunque sí puedo entender que de repente llena la pantalla un poco más de cosas y tal vez no era necesario. Pero a mí me gusta, y también me ayudó con muchas cosas. Me gusta el blanco y negro. Aquí no habla del pasado, no es un flashback ni nada de eso. Es simplemente como una medición del personaje”, precisó.

Molina finalizó diciendo que “la película juega mucho con la ilusión. La ilusión de lo que somos como personas y lo que imaginamos como fantasías. Y también lo que nos hace empáticos. Es también como una despedida”, concluyó.

Hasta el fin de los tiempos puede verse exclusivamente en Cinépolis Patio Universidad, en la Casa del Cine y en la Cineteca Nacional de las Artes, aunque tiene planeado hacer un recorrido por un pequeño circuito que abarca tanto salas comerciales como culturales, tanto en CDMX como en el interior de la república mexicana.

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