Si existe un clásico literario el cual sea perfectamente conocido (y reverenciado) alrededor del orbe, ese es sin duda Los tres mosqueteros. Escrita por Alejandro Dumas y publicada por entregas en el periódico Le Siècle entre marzo y julio de 1844, la novela se ha convertido, con el paso de los años, en un relato de aventuras que ha hecho las delicias de diversas generaciones, además de erigirse como un referente importante dentro de la cultura popular.
Las andanzas de D'Artagnan y sus leales amigos y compañeros Athos, Porthos y Aramis no solo han sido muchas veces reeditadas a lo largo de estos años, sino que también han sido adaptadas a diversos medios como el teatro, la televisión, los videojuegos… y desde luego el cine.
La primera adaptación de la novela para el séptimo arte data de 1903, y fue realizada en Francia. Desde entonces, ha sido llevada a la pantalla grande en al menos treinta ocasiones.120 años después de esa primera adaptación, se estrena una nueva aventura rodada nuevamente en Francia, hogar natal tanto de los protagonistas, como del autor que les dio vida.
Dirigida por Martin Bourboulon, Los tres mosqueteros: D'Artagnan (Les Trois Mousquetaires: D'Artagnan, 2023), sigue los pasos del joven e impetuoso protagonista quien da nombre al filme (interpretado por el actor François Civil) el cual camino a París buscando convertirse en un mosquetero bajo las órdenes del rey Luis XIII (Louis Garrel), se ve envuelto en una escaramuza con unos hombres que atacan a una bella damisela.
Tras ser dado por muerto en dicha pelea, el joven logra recuperarse y llegar a su destino, y mientras intenta ponerse a las órdenes del Capitán de Tréville (Marc Barbé) tiene encuentros desafortunados con los mosqueteros Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris) que derivan en duelos con cada uno de ellos. También conoce (y se enamora a primera vista) de Constance Bonacieux (Lyna Khoudri), quien además de encargarse de su alojamiento, es dama de compañía y confidente de Ana de Austria (Vicky Krieps), la esposa del rey.
Cuando D'Artagnan asiste a tratar de cumplir con sus duelos agendados, son interrumpidos por los guardias del cardenal Richelieu (Éric Ruf), los cuales amenazan con arrestarlos ya que enfrentarse en duelo está prohibido por la ley. Así, el joven y los mosqueteros unen fuerzas para defenderse y derrotar a los guardias del cardenal, y con ello se gana la simpatía y el respeto de Athos, Porthos y Aramis, convirtiéndose en inseparables camaradas. Juntos se enfrentan a los maquiavélicos planes de Richelieu quien, aliado con la insidiosa y peligrosa Milady de Winter (Eva Green), conspira primero para desprestigiar a la reina y exponer su relación secreta con el Duque de Buckingham (Jacob Fortune-Lloyd) y luego para orillar al rey a encabezar una guerra entre católicos y protestantes, es decir, una guerra entre el imperio francés y el inglés.
Tras haber dirigido las comedias Papá o mamá 1 y 2 (2015 y 2016 respectivamente) y el biopic Eiffel (2021), Bourboulon incursiona ahora en el cine de acción y aventuras, y lo hace nada menos que con esta superproducción sobre uno de los baluartes más valiosos de la literatura y la cultura francesas, a la cual el cineasta junto con sus guionistas Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière, optaron por acercarse de una forma clásica, repartiendo la trama entre dos largometrajes (siendo este la primera entrega) y buscando apegarse lo más posible al texto original.
Si bien no teme emplear los recursos tecnológicos y audiovisuales actuales, e incluso en algunos detalles de su argumento coquetea con cuestiones progresistas (como el tema de la bisexualidad de Porthos), Los tres mosqueteros: D'Artagnan intenta mantener un espíritu de cine de aventuras a la vieja escuela, lo cual le funciona bien, aunque ello desemboque en un relato muy poco arriesgado e innovador.
A pesar de no ser novedosa casi en ningún sentido, la cinta se sostiene bien como un divertimento de gusto vintage y raigambre clasicista, alejado de algunos de los vicios narrativos propios de las películas de acción actuales, y optando por algo un poco más natural y conservador, apegado más a su origen literario. Lo mismo pasa con sus personajes, los cuales se mantienen a sana distancia de ambigüedades morales o éticas, contrastando la luminosidad de sus bondadosos, fuertes y valientes paladines, con la oscuridad de sus traicioneros, alevosos y torvos villanos. Todo contado con un ritmo ágil y un desarrollo envolvente, que dejan al espectador bien enganchado para ver la secuela.
Así, el filme consigue ser un vehículo de sano e inocuo esparcimiento para pasar con él un buen rato, y seguramente los fanáticos y amantes de la obra y los personajes concebidos por Dumas, la disfrutarán en grande.
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