En el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) fue estrenada Trigal, ópera prima de la cineasta Anabel Caso, la cual compite dentro de la sección de largometraje mexicano. Previa a su primera función en dicho evento, se llevó a cabo una conferencia de prensa donde participó la directora acompañada de su cuadro de actores principales: Emilia Ramírez Berjón, Abril Michel, Nicolasa Ortíz Monasterio y Alberto Guerra.
“Trigal es un coming-of-age, un drama costumbrista que transcurre en el norte mexicano en Sonora”, describió la realizadora. “Cuenta la historia de Sofía (Emilia), una niña de trece años que va de vacaciones al campo a casa de su prima Cristina (Abril), y entre las dos comienzan a transitar lo que es el último verano de la pubertad, y en ese verano tienen un crush, se enamoran de JC (Alberto). Y en este triángulo amoroso que se gesta a lo largo de este verano, es el puntapié inicial para que las niñas atraviesen la frontera de lo que es el pasaje de la pubertad a la adolescencia”, detalló.
Caso explicó que el guion de esta historia nació a partir de una serie de vivencias personales. “Yo crecí en el campo, con una prima con la que espiábamos a los muchachos que trabajaban por allí. Esa es la verdad, íbamos a los vestidores y hacíamos esas cosas de chicas. Y toda la película está permeada de un montón de vivencias mías que no tienen nada que ver con ese momento específico, pero que son de diferentes momentos de mi vida. Trigal es un poco una historia de memorias”, comentó.
La directora resaltó que su relato busca, a partir de su trama, abordar ciertos temas relacionados con el deseo y la sexualidad femeninos. “Trigal es una película que habla sobre el deseo femenino. Sobre cómo abordamos las mujeres el deseo femenino en la adolescencia, sobre cómo transitamos ese pasaje de la pubertad a la adolescencia, y que es lo que transcurre -por lo menos en nuestra experiencia-. Habla de las mujeres, de nuestras vivencias, de nuestras carencias, de nuestras soledades, y de cómo nos acercamos al universo de la sexualidad”.
Por su parte, la actriz Emilia Ramírez Berjón ve a esta historia como un entrañable relato de amistad adolescente. “Sofía es un poco un símbolo de inocencia. Para mí también es una película que habla mucho de la amistad. Para mi personaje la amistad con Cristina es muy importante”, recalcó.
El argumento (escrito por la propia Anabel), narra la fuerte atracción que las protagonistas sienten por el personaje de JC, un hombre por varios años mayor que ellas; situación que la autora decidió maximizar para explorar temas complejos en torno a las relaciones sentimentales entre adolescentes y adultos. “Cuando hay una persona que está en una ventaja mucho más grande, más alta, o donde hay alguien que es más vulnerable, los límites del consentimiento son difusos, y es un terreno fértil para determinados riesgos. Porque lo que hay tras la puerta de la sexualidad para una adolescente de trece años, no es lo mismo que hay detrás de la puerta para un hombre de 35. Estas responsabilidades que se ponen en juego en el tablero de las relaciones son todas las que configuran de lo que estamos hablando”, dijo.
Sin embargo, Anabel Caso aclaró que su filme no trata de juzgar ni de asumir una postura determinada sobre el tema. “No intenta dar algún dictamen ni decir nada en absoluto, sino compartir una experiencia personal en principio mía. No estamos queriendo decir nada, solo la estamos poniendo sobre la mesa para abrir la conversación y que otras mujeres y otros hombres se acerquen a compartirlo con nosotros y echar un poco de luz sobre estas circunstancias que como seres humanos nos atraviesan”, aseveró.
Y puntualizó: “El universo mínimo de Trigal plantea el tema del deseo femenino, que está estigmatizado muchísimo. Las mujeres históricamente no hemos sido libres de tomar posesión de nuestro cuerpo, de nuestra sexualidad. Y a la hora de hacerlo somos crucificadas de muchas maneras distintas. Cuando una mujer toma y se enfrenta a su sexualidad de una manera libre, se cruzan muchísimas circunstancias por esas miradas, porque existe una mirada de depredación sobre la mujer, de alguna forma”, afirmó.
El actor Alberto Guerra aseguró que el largometraje no sólo retrata el universo femenino adolescente, sino que va más allá, y que si algo le gustó bastante de esta historia, es que no hay absolutos. “Hay una manera de contar este descubrimiento sexual de estas niñas. Pero también hay una manera de contar como funciona la mente de una mujer dentro de un lugar específico en el que vive, como funcionan los años de matrimonio, como funcionan las relaciones entre hermanas, a esta edad y mayores también”, dijo.
“Y también hay un entendimiento de la masculinidad y de donde viene. Todo tiene que ver con el lugar donde suceden las cosas, y creo que en la película es sumamente importante eso, entender el contexto donde sucede para entender el porqué reaccionan, el cómo reaccionan todos los personajes de la película. Yo creo que la directora hizo un trabajo maravilloso para poder retratar ese mundo”, finalizó.
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