Tres cumpleaños frustrados de una joven privilegiada, pero de vida tediosa. Ese es uno de los núcleos abordados en la puesta en escena Villa Dolorosa, una comedia que, con humor negro, observa la decadencia de la clase pudiente.
Esta puesta en escena es una adaptación libre de Las tres hermanas de Antón Chéjov realizada por la alemana Rebekka Kricheldorf, la dirección corre a cargo de Silvia Ortega Vettoretti y aborda la historia de Irina, Masha y Olga, que viven con su hermano Andréi en una mansión herencia de sus padres. La trama se centra en tres cumpleaños sucesivos de Irina, quien busca sin éxito escapar de una realidad monótona y aburrida.
Después de casi tres años de ausencia por la pandemia de Covid-19, Villa Dolorosa regresa al teatro con un objetivo: invitar a la reflexión sobre la realidad de una clase privilegiada en soledad, sin iniciativa y donde el tedio que se vivió en épocas pasadas sigue presente.
Paula Watson, una las protagonistas de esta puesta en escena habló con Crónica de esta historia.
–Villa Dolorosa apareció en 1900, ¿lo planteado es cercana a lo que vivimos actualmente?
–Esta adaptación me parece brillante por la capacidad que tuvo Rebekka al hacerla tan contemporánea; todos los problemas los hace sentir tan cercanos a lo que somos como sociedad, que no se ve la diferencia.
–¿Qué cambia esta adaptación con respecto a la obra original?
–El ritmo de Chéjov es un tono muy realista, más lodoso, espeso, y lo que hace Rebekka es llevarlo a algo muy ágil, los personajes viven todo el tiempo en conflictos, pero se acercan a lo mismo, la soledad, la incertidumbre, todo el tiempo están haciendo y no haciendo, que es lo que hace chéjoviano.
–¿Podrías acercarnos un poco a Villa Dolorosa, tres cumpleaños frustrados?
–Son tres hermanas y un hermano, hijos de intelectuales, una familia de mucho dinero, pero sin herramientas para resolver obstáculos, entonces no saben cómo hacerlo... ¡Problemas de burgueses! (risas).
–¿En Villa Dolorosa como se observa la lucha de clases?
–Nos dice que esto siempre ha estado y se manifiesta, pero también va cambiando, ahora estamos en una época de hacer visible el racismo, el clasismo y toca temas sumamente humanos que tienen que ver con el no saber qué hacer, la falta de motores donde no hay gusto por vivir tampoco”.
–¿Te ha impactado este proyecto?
–Claro, toca fibras personales, todo mundo tenemos una familia, hablamos de la hermandad y es curioso porque aparentemente compartimos experiencias, los mismos padres, pero cada quien tiene su narrativa y en esta obra los personajes están bien dibujados, hay confrontaciones muy semejantes a lo que es una familia y sus conflictos.
–¿Te identificas con tu personaje?
–Muchísimo, mi personaje es Olga, la única que trabaja en la casa y mantiene a todo mundo, detesta su trabajo porque es una persona que estudió mucho y acaba siendo directora en una escuela. Pero me identifico con el tema de haber cargado mucho a mi familia, ser la que se hizo cargo de ella y afortunadamente ya lo tengo más trabajado, después de terapia (nuevas risas)… pero en Olga hay eso y puedo tocar lugares en la obra de queja y pesadez que me proyectan.
–¿Te ha costado esta parte de confrontación?
–Si, de repente pienso… ¡Ya estoy en Olga! Porque empiezo a conectar, pero principalmente es eso y la relación de hermanas que es muy compleja… amar, odiar, maternar…
–Esta es la cuarta temporada de la obra ¿han evolucionado desde la primera?
–Somos personas distintas, eso le da un tono particular, ha habido depresión, el ánimo se ha ido a otros lugares, pero ahora mis compañeros y yo traemos otras cosas que hemos estado abonando al personaje, también ha sido muy rico hacer modificaciones de ritmos, tenemos más cancha de ser flexibles. Ha sido un proceso muy gozoso porque cuando hay gran afecto en un equipo tan generoso que se vuelve algo único y dices ¡Quiero volver a este texto una y otra vez!
–¿Qué sentiste retomar el escenario después de la pandemia?
Es emocionante, sobre todo regresar al Centro Cultural del Bosque, que para muchos es nuestra casa, fue sumamente emotivo sentir la potencia de este encuentro.
–¿Cómo ha sido la respuesta del público?
–Ha sido muy chida, llevamos apenas cuatro funciones… bueno, hubo una donde nos costó más trabajo porque los tonos a veces cuestan trabajo, la gente no sabe si reír o llorar, pero cada quien va conectando con lo que va viendo.
–¿Cuál es el mensaje de Villa Dolorosa?
–Cada quien con su personaje enseñará algo, para mí es el de mirar a las personas, tolerar, saber que cualquiera puede estar en un espacio sumamente deprimido, triste… Más allá de tener una moraleja de ser felices y no ser clasistas, habla sobre la empatía, todos en algún momento estamos jodidos, pero revela un espacio íntimo sobre estos temas para seguir avanzando, porque todos somos seres humanos con muchas huellas… para mi tiene que ver con mirar al otro.
–Si tuvieras que expresar tres emociones que trasmite esta obra ¿cuáles serían?
–Desesperación, euforia, soledad…y vacío, mucho vacío.
–¿Qué significa para ti este proyecto?
–Cuando uno trabaja siempre se involucra de una forma muy personal, hacer teatro es una forma de vida y en mi caso me ha hecho mirar a mi familia diferente, a entender y ser tolerante, y el teatro siempre revela humanidad y a ver la vida de otras formas, me ha hecho entender mucho, además es una obra de equipo y amamos lo que hacemos a pesar de que a veces se dificulta por cuestiones de presupuesto y demás.
–¿Cómo enfrentan estas situaciones difíciles?
–Estamos acostumbrados, pero como lo amamos se puede gozar mucho y se puede decir que este tipo de obras nunca las dejaré de hacer. Me ha ayudado a reafirmar muchas cosas y saber que hay que hacer más, pero es de esos proyectos que me recuerdan una y otra vez que siempre quiero hacer este tipo de proyectos que reconectan con la parte esencial de mi vida.
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Villa Dolorosa, tres cumpleaños frustrados, se presenta en la sala Javier Villaurrutia en el Centro Cultural del Bosque los jueves, viernes y sábados a las 19:00, los domingos a las 16:00 hasta el 25 de septiembre bajo la dirección de Silvia Ortega Vettoretti y con el elenco de Mahalat Sánchez, Daniela Zabala, Renata Wimer, José Carriedo, Sheila Flores, Salvador Hurtado y Paula Watson. Para mayor información en redes sociales
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