Una tradición en la Sierra de Santa Rosa, repleta de expresiones culturales, inicia siempre con rugidos de cañón. Luego, guerrillas de indios tejocoteros avanzan en busca de la Alhóndiga de Granaditas, repleta de contrarios que representan españoles atrincherados.
Esta es una de las expresiones más vivas de las tradiciones guanajutenses y hoy en día se busca que sean declaradas Patrimonio Cultural Intangible del estado.
El Ayuntamiento de Guanajuato ya hizo la solicitud formal a la gobernadora Libia Denisse García Muñoz Ledo, quien ha declarado abiertamente su beneplácito. “Que la riqueza de nuestro estado no quede solo en la Sierra de Santa Rosa, sino que todos los guanajuatenses nos sintamos orgullosos de esa historia que nos hace ser y sentir, y que hoy, marca el futuro, de la mano de un pasado glorioso, de nuestro pueblo”, dijo la mandataria durante la 4ª. Sesión Ordinaria del Ayuntamiento de Guanajuato, donde fue la invitada de honor y donde se solicitó que la “Festividad de los indios tejocoteros de la Sierra de Guanajuato”, sea Patrimonio Cultural Intangible de la Capital del Estado.
La Celebración de la Toma de la Alhóndiga de Granaditas en el Mineral de Santa Rosa de Lima, con las denominadas guerrillas de los indios tejocoteros en la Sierra de Guanajuato, se realizan en octubre de cada año donde se escenifica una confrontación entre indios y españoles para tomar la Alhóndiga de Granaditas.
Esta tradición, se remonta a la etapa de consolidación de México como nación, en 1864, aunque fue Maximiliano de Habsburgo quien, durante una visita a Guanajuato fue el primer visitante notable en ver a los habitantes de Santa Rosa de Lima representar la Toma de la Alhóndiga.
La toma de la Alhóndiga (y de la ciudad de Guanajuato en general) marcó un hito en la guerra de independencia por la violencia con la que se desarrolló y fue, de acuerdo a algunos historiadores, un punto culminante para que Hidalgo reflexionara sobre si debía seguir con su ejército hacia la Ciudad de México.
La batalla motivo igualmente el surgimiento de figuras como el pípila.
En 1934 y por iniciativa de Don Tomás Ulloa, poblador de Santa Rosa de Lima, se retomó esta representación que sigue vigente hasta hoy, iniciando con el accionar de los mini cañones.
La gobernadora García Muñoz Ledo indicó que este tipo de expresiones da unidad a los pueblos y exhortó a los presentes a trabajar en conjunto y hacer de Guanajuato un estado digno para ser heredado a las nuevas generaciones