Nunca escribo en primera persona. Esta vez, al ser parte de las estadísticas por dengue en Jalisco, lo hago para compartir mi caso, que no está alejado al de la mayoría de los 15 mil 948 acumulados este año en la entidad.
Jalisco es el primer lugar nacional en incidencia de enfermos por dengue, según el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud, con amplia ventaja, frente a los siguientes lugares. El segundo sitio es Nuevo León, que tiene 9 mil 647 casos acumulados y Veracruz es tercero, con 6 mil 648 enfermos comprobados.
La tarde del sábado 26 de octubre estaba alistándome para acudir al velorio de un amigo de la preparatoria. Estaba listo para tomar un baño, cuando empecé a sentir escalofrío y un fuerte dolor de cabeza. A los pocos minutos me sentí débil y me comenzó a doler todo el cuerpo. Sobre todo detrás de los ojos, la espalda y las pantorrillas.
Pensé primero que traía un resfriado y me tomé dos aspirinas. Sin embargo, el dolor de cabeza era intenso y me dio fiebre. Comencé a revisar que quizás era dengue lo que tenía. Ya no salí de mi casa.
El domingo seguí con esos síntomas y en lugar de aspirinas, me tomé paracetamol. El lunes acudí al Centro de Salud de la Secretaría de Salud Jalisco número 3, situado en Federalismo Norte y Circunvalación.
La doctora que me revisó me diagnosticó dengue y me dio más paracetamol, suelo oral en polvo y vitamina B. Me pidió que me hiciera un estudio clínico de biometría hemática, pero tendría que hacerlo en un laboratorio particular, porque en el Centro de Salud no estaban haciendo ese estudio.
La facultativa me dijo que tenía que reposar, que la debidilidad me impediría acudir a trabajar y que me hidratara en forma suficiente: tres litros de suero y agua por día.
Creí que podría leer, ver alguna película o los partidos de la Serie Mundial de Beisbol. Sin embargo, no podía mantener la atención en las pantallas, más allá de 30 minutos. El dolor de cabeza era permanente y seguía el escalofío.
Mi temor era que el dengue pudiera pasar a hemorrágico, ya que siete años atrás sufrí chikungunya adquirido en Chiapas, específicamente cuando visité el Cañón del Sumidero, que estaba infestado de mosquitos.
Los días siguientes seguí muy débil. Hubo dos días que dormí cinco y cuatro horas, por la tarde. Me daba poca hambre y la comida me sabía rara.
Luego siguió con los síntomas mi esposa y mi hija menor de 13 años de edad, a quien la enfermedad le dio más fuerte, porque tuvo vómitos durante un par de días y sin apetito alguno. Vomitaba el suero. A los tres nos aplicaron la prueba, sin embargo, nunca nos dieron el resultado de cual serotipo de dengue padecimos. Nos dijeron que el laboratorio estatal estaba saturado.
Acudimos los tres al Centro de Salud número 3, donde la doctora que nos atendió le comentó a uno de sus colegas, como los enfermos iban a la alza. La médica dijo que en semanas anteriores atendía entre 10 y 15 pacientes con probable dengue, por día. En la semana que nosotros acudimos, la cifra se incrementó a 40 casos por día.
Los síntomas los tuve durante dos semanas. A mi vecino de al lado también le dio dengue. Algunas viviendas que están junto al coto donde vivo en la colonia Mexicaltzingo, también tuvieron casos.
En el Centro de Salud nos pidieron nuestro domicilio para acudir a fumigar, pero eso nunca sucedió, tres semanas después de cuando me enfermé. Es probable que tengan mucho trabajo, pensé.
El viernes pasado, la Secretaría de Salud confirmó 21 decesos por dengue hemorrágico. Sin embargo, no hubo más datos a detalle sobre los muertos, si eran mujeres o varones, niños o adultos mayores.
El dengue es un virus propagado por un tipo de mosquito de clima tropical o subtropical que está ampliando su alcance geográfico. Me entero que en Estados Unidos los casos se han triplicado este año. Florida es el estado de mayor incidencia, y le siguen Texas y el sur de California.
Uno de cada 20 enfermos de dengue desarrollará un cuadro grave y una de cuatro personas infectadas se enfermará con síntomas que van de leves a moderados.
Yo estuve dos semanas fuera de la actividad laboral. Cuando la doctora me dio de alta, tres tres consultas a las que acudí con ella, me advirtió que no podía hacer ejercicio o tener actividad como antes de estar enfermo. Me dijo que de dos a tres semanas tardaré en estar al 100% y en ese lapso estoy.
Hace unos días usé la bicicleta para acudir a trabajar y sentí más cansancio del habitual. Le haré caso a la doctora y voy a ir poco a poco retomando la dinámica diaria.
Dicen las autoridades de la Secretaría de Salud Jalisco que en la tercera semana de noviembre, los casos van a ir a la baja, ante la llegada del clima frío. Sin embargo, los días en Guadalajara aún están calurosos por las noches y frescos por la mañana. Ahora se avecinan casos de influenza y de Covid.
Ahora cada que escuchó el zumbido de un mosquito lo persigo hasta acabar con ese insecto. La mayoría de las veces ellos han ganado y huyen llevándose ese ruidito molesto.