Jalisco

La vida en el rodeo

Jaripeo

Cuando el sol se apaga, las luces comienzan a encenderse a lo lejos, focos viejos con telarañas alrededor inician la coreografía de la melancolía, la iglesia toca las campanadas de la misa de las 7, el riachuelo corre lento, arrastrando basuras de dulces que los niños tiraron al jugar por la tarde, la música de banda se escucha como un eco lejano que resuena en todo el pueblo, digamos que se llama El Pueblo que puede ser cualquier pueblo y ninguno a la vez. El Tony se alista, botas largas, jeans bien ajustados, camisa de cuadros, cinturón con una hebilla grande que lo dice todo y el sobrero que su abuela le dio de su papá fallecido tiempo atrás. Todo está listo, es su noche, es el jinete del Pueblo y ese día monta al toro que ha matado a muchos. Aunque parezca suicidio, él se alistó todo un año para llegar a ese momento, es la feria del pueblo y todos lo esperan, es la estrella.

Las mujeres visten sus mejores atuendos para ir al desfile-cacería, las más jóvenes con faldas cortas y muy pegadas, blusas que remarcan sus cuerpos y dejan ver “lo mejor de ellas”, huaraches brillosos de pata de gallo, uñas pintadas con colores exóticos, azules tornasol y rojos vibrantes, pero, lo que más resalta son la joyas que portan y las adornan, las hacen brillar en la oscuridad, el tamaño de sus alhajas es la medida de distinción entre unas y otras. Las más jóvenes, usan collares y aretes recatados, apenas se notan entre la noche, por el contrario, las más viejas, usan collares que les cuelgan por debajo de los senos y aretes que alargan sus orejas hasta los hombros, anillos en pies y manos. Ellas son las mujeres que más brillan y alumbran las calles polvorosas con su paso lento y mirada atenta, observando todo el movimiento, la fiesta ha iniciado.

El Tony sale de casa y camina unas cuadras para llegar a lo de Mayra, ella lo espera con ansias, está lista desde las 5, aunque quedaron de verse a las 8. Invitó a todas sus amigas de la prepa al jaripeo, quiere que todas vean a su novio montar a semejante monstruo, si triunfa, ella será la más odiada y deseada a la vez en la escuela.

Al tocar la puerta Mayra sale despampanante, él apenas la observa, su mente está en escenario, el toro embravecido patalea con todas sus fuerzas sacando una nube de polvo de la jaula, tiene miedo y él también. Mayra lo besa, él la abraza y caminan por la vereda directo a la feria. Al llegar al lugar, ella lo despide con un beso largo que él apenas responde, se abrazan brevemente y él la suelta. Ella busca a sus amigas en las gradas y se acomoda en primera fila para ver el espectáculo, también tiene miedo, las manos le sudan, es la primera vez que el Tony monta en la feria.

Todas y todos están listos, el lugar está a reventar, los borrachos gritan enloquecidos, los niños miran por los tubos que rodean la pista, con sus ojos de águila buscan al toro, solo ven la nube de polvo a lo lejos que se hace cada vez más grande. La banda toca en un templete y la gente corea sus canciones entre abrazos y gritos, mientras otros bailan muy pegaditos.

El Tony sube a los tubos y se prepara para dejarse caer en el monstruo que brama y patea con furia, la puerta que lo detiene es golpeada con violencia, la nube de polvo sube hasta taparlo, no puede respirar, las voces expectantes se mezclan con la música de banda de fondo. Mayra a lo lejos comienza a temblar, ya no quiere estar ahí. El presentador con voz aguardientosa da la señal y la puerta se abre, Tony mira al cielo, apenas distingue unas estrellas, se persina y se deja caer. Con la mano derecha se aferra al toro y mientras ondea la mano izquierda en el aire sucio, el sombrero es lo primero que vuela, la gente grita, se levanta de sus asientos, otros como Mayra se tapan la cara y quieren que todo acabe, pero los remolinos de polvo no dan tregua, el toro repara y no hay fuerza que lo detenga.

Tiene que aguantar al menos 8 segundos para coronarse, los primeros son cruciales, su cuerpo debe unirse al del toro y bailar juntos, sin importar lo que pase, la mano derecha debe aferrarse a la cuerda, aferrarse a la vida. Apenas han transcurrido 4 y la cuerda que lo ata al animal está muy suelta, la gravedad y el movimiento en ondas son lo único que lo mantienen unido al gigante, son uno mismo, las piernas duras abrazan al animal en furia, las espuelas hacen lo suyo se clavan en la piel y dejan su huella con un hilo rojo que escurre lentamente, gotas de sangre manchan la tierra revoloteada y se pierden entre los surcos.

El sudor en su frente lo delata, el toro da vueltas como diablo y levanta las patas traseras en una contorsión de noventa grados, intenta escapar de la tortura. La tierra se levanta y por la pista van dejando rastro con pequeños remolinos de polvo que marcan el paso del baile descomunal. Ocho segundos, Tony baja la mano izquierda y se aferra al toro, un vaivén violento lo sacude de adelante para atrás.

El toro sigue diablo, aumenta sus movimientos violentos, con las patas traseras se transforma en el aire, las contorsiones lo someten, Tony suelta el cuerpo, ya no puede más, la mano izquierda adolorida se desprende en un movimiento involuntario, la derecha está entumida, no resiste otra patada. Su cuerpo es un trapo, las piernas y sus manos repentinamente dejan de apretar y su cuerpo se tira al abismo, por la inercia sale volando delante del toro y como muñeco de trapo cae en seco a una distancia corta del monstruo.

Lo logró es el primer jinete del Pueblo que resiste.

Aunque Tony ya lo soltó, el toro vuelve a él, busca a su enemigo entre el polvo, está en su esplendor, nadie lo puede detener, con una carrera rápida se mueve hacia el cuerpo inmóvil y con toda furia hace la contorsión mortal. Tony apenas recuperándose ve en cámara lenta como el diablo corre a su encuentro y ahora el animal lo monta a él, con fuertes patadas lo pisotea, lo domina. Está boca arriba no se defiende, el cuerpo pesado hace un intento por levantarse mientras los otros jinetes tratan de lazar al toro, su cuerpo no responde, mira el cielo que se ha llenado de estrellas y cierra los ojos, el toro enloquecido lo patea con furia, ve cómo las patas delanteras caen sobre su rostro lentamente y lo atraviesan, la sangre brota como fuente y moja la tierra, la apacigua.

Las miradas expectantes gritan de asombro, hay gritos adoloridos, Mayra abre los ojos y se quita las manos de la cara, de frente ve el cuerpo inmóvil de Tony mientras sus compañeros intentan rescatarlo. Se paraliza, su corazón se detiene y un grito sordo sale por su boca, todos están impactados, la sangre mancha la tierra y los remolinos de polvo caen lentamente.

El cuerpo sobre el piso ya no se mueve, los ojos abiertos, desorbitados completamente miran al cielo, ven las estrellas entre la oscuridad que han venido a despedirlo, despedir al jinete del Pueblo que logró durar los 8 segundos arriba, pero no salió de la batalla del piso.

Al siguiente año habrá que buscar otra estrella en El Pueblo.

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