Columnistas Jalisco

Crónicas de Cronomicón

Motociclistas que no tienen freno

En una escena que parece salida de una comedia de errores, un conductor de motocicleta decide tomar un atajo... o más bien, un “atajo” muy cuestionable.

Con un estilo que podría calificarse de “conducta creativa”, pero que más bien es muy gandalla, este imprudente motorizado se las arregla para rebasar por la banqueta durante dos cuadras y media, burlando convenientemente el tráfico e inconvenientemente los altos, así como cualquier otra norma de tránsito.

Pero el golpe de gracia llega cuando, justo en el lugar donde está estrictamente prohibido, nuestro falso héroe decide dar un giro a la izquierda.

Y para rematar este espectáculo de habilidad y desprecio por las reglas, el escape de su vehículo anuncia su presencia con un estruendoso “¡brum, brum!”, como si gritara al mundo: “¡Mira mi nivel de desvergüenza! ¡Hasta aquí ha llegado mi cortesía al prójimo... o mi total falta de ella!”.

Motocicleta

Hay que decirlo como es, muchos (aunque no todos) de los motorizados se han vuelto un total y completa amenaza para los demás y para ellos mismos, el descaro de estos conductores se escuda en sus entregas, los llamados delivers, quienes se pasan el alto, se suben a las banquetas y como los salmones, van a contracorriente, en sentido contrario, pues.

Exagero, ¡nooo! Jamás me había tocado ver a tantos motociclistas pasarse el alto con una frescura que a nadie le sorprende, hasta que pasa un accidente y ellos, los motorizados, son los más perjudicados, si no es que los únicos, porque van contra autos, camiones y hasta el tren ligero.

Recordemos que “El Huesos”, quien se cruzó malamente por una zona no peatonal, se encontró con una moto que indebidamente iba por el carril de Mi Macro Periférico.

Si bien lo anterior está muy mal, es súper obvio que ir en sentido contrario está remal, subirse a la banqueta me parece el colmo al echarle la moto al transeúnte, ¿qué, no me creen? A mí me ha tocado tener que orillarme en la banqueta para que pase “don motorizado” por la banqueta, ya que hay un trafical en la avenida y su tiempo es más preciado que el de los demás.

La verdad es que la autoridad, policía vial, debería de estar más al pendiente de estos conductores que son una real amenaza, les sugiero una solución: apercibimiento o multa a la primera, multa alta por reincidir y quitarles licencia de plano, también se vale el servicio social porque son entes que no parecen empatizar con las personas.

Los que no traen casco son otra cosa, aunque han disminuido todavía hay muchos de ellos que van “aquí cerquitas” y por eso no llevan protección, y a veces van con el amigo, la novia, la esposa y hasta el hijo, peor aún.

Y qué tal los motorizados que van en grupo, las famosas y nefastas caravanas que van como una ruidosa manifestación que rompe varias reglas de vialidad por puro gusto, una amenaza de esas innecesaria en la que demuestran músculo sin saber por qué o nomás porque pueden; son como una especie de club en la que los une una moto y las ganas de molestar porque no son para nada bien vistos por los ciudadanos, y son percibidos como un peligro para conductores y peatones… pero claro, tienen derecho… aunque claro, hasta que pase algo que comprometa la integridad de otros y de ellos mismos.

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