No sé qué ponerme, para variar. No quiero parecer muy atrevida, pero tampoco muy recatada, ni muy inocente, ni muy descarada. ¿Qué llevaré? ¿vestido, pantalón, falda? ¡Dios! Qué nervios.
Bueno, antes de decidir, voy a secarme el pelo. ¿Cómo me peino? ¿Me lo recojo o lo dejo suelto para que se vea más sexy? Sí, porque a mí el recogido siempre me aumenta años y luego parezco monja o directora de primaria o jefa de gobierno de la Ciudad de México. Mejor me hago unas onditas con las tenazas. A ver si le hallo.
Espero que el chico llegue a tiempo y se parezca a la foto que puso en su perfil, la verdad me encantó. Se ve guapísimo y muy atlético, ojalá que no se fije en las lonjitas que tengo en la cintura. Qué bueno que no he puesto una foto de cuerpo entero. Esto del Tinder, la verdad siempre me ha asustado un poco, pero veo a mis amigas que se han conseguido novio allí taaan contentas. Claro que primero tuvieron que pasar por uno que otro chasco, pero bueno, así es la vida. Lo que pasa es que la soledad es muy horrible y las últimas relaciones que he tenido, la verdad, me han dejado para la basura. A ver si así logro conseguir algo mejor.
Bueno, el peinado ya quedó, ahora a vestirme y luego me maquillo. ¿O al revés para no manchar la ropa? No, seré muy cuidadosa.
¿Me pondré un brasier sexy? Por si las cosas pasan a más y quiere sentir la turgencia de mis senos erguirse entre sus dedos, bueno, así decía en las novelas de Corín Tellado que venían en los Vanidades de mi mamá. Me voy a poner este brasier push-up, así se me verán más grandes y redonditos y el calzón de encajito que le hace juego, nomás por si nos juntamos y siento su virilidad ardiendo contra mi vientre, haciendo hervir mi sangre e inflamar mis labios henchida de deseo. ¡Ay, Corincito, ahora sí que me hiciste imaginar cosas! La culpa es de mi mamá y sus revistitas.
¿Me pongo esta minifalda o mejor el vestido verde? A ver cómo se ve el escote con el bra. Definitivamente el vestido. Ahora el maquillaje. Que sea ligero, no quero verme exagerada, un poco de base, rubor y sombra clara en el párpado. El rímel bien oscuro y espeso para que mis parpadeos lo hipnoticen y en la boca usaré el “Rojo Frenesí”, así notará la voluptuosidad y sensualidad de mis labios sugiriéndole ideas pecaminosas.
Nomás me falta el perfume y los zapatos, me voy a poner por todos lados este que se llama “HOT”, lo adoro. Y usaré los zapatos que me encantan de tacón número doce, ésos me hacen caminar bien derechita, nomás del miedo de caerme.
Pues logré llegar hasta acá sin torcerme el tobillo, lo bueno es que el Uber me dejó en la mera puerta. Llegué un poco antes de la hora, espero no parecer ansiosa. Tomaré esta mesa frente a la puerta, así podré mirar a los que llegan. Me voy a pedir una piñita colada ahorita que llegue el mesero.
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Hasta ahora, sólo parejas y grupos de amigos, espero no tarde mucho más. Por allá veo que viene un hombre solo subiendo la escalera. Se parece, aunque su cara se ve menos delgada que en la foto que yo vi. ¡Pero si mide como metro y medio! Y lo atlético hace años que lo perdió, parece tener más busto que yo, con todo y el push-up. ¡Aaaayyy!
Parece que es cliente asiduo, porque saluda a todo mundo de beso y abrazo, no me ha visto. ¿Qué hago? Me voy a escabullir. ¡Demonios! Ya me vio y saluda alegremente desde lejos. Espero que no quiera abrazarme, no quiero sentir la turgencia de sus pechos contra mi vientre.
(Colaboración especial de la Escuela de la Sociedad General de Escritores de México, SOGEM, para La Crónica de Hoy Jalisco)