La crítica literaria orientada hacia los escritores jaliscienses contemporáneos es escasa. Existe un buen número de reseñas escritas desde la inmediatez periodística, es un hecho que las tesis universitarias suman al estudio de los autores de Jalisco, sin embargo, muy pocas se destinan al análisis de obras de reciente publicación. Es más rápido buscar información respecto a los autores consagrados, localizar comentarios analíticos previos, que comenzar de cero. Los jóvenes egresados de las carreras de Letras siguen manifestando su interés por titularse con su promedio y no con la escritura de una tesis. Una de sus preocupaciones centrales reside en el dominio de algún método para la consecución de un trabajo de esa naturaleza, el cual suele alcanzarse hasta el término de los estudios de posgrado.
En mayo de 1974 el doctor Edmond Cros visitó la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara. Dictó una serie de conferencias convertidas en un libro que transformó el estudio de la literatura, este material, hecho en mimeógrafo tiró escasos cien ejemplares, se trata de la “Sociología de la Novela”. Transcurrieron cinco años más para que Claude Duchet firmara, con algunos de sus colegas, otro volumen trabajado con amplitud en las aulas mexicanas: la “Sociocrítica”. Hacia 1985, año de mi ingreso a la Facultad de Filosofía y Letras, el término sociocrítica, trabajado en Francia por las universidades de París y Montpellier se había apoderado de las aulas, rindiéndose especial atención al estructuralismo, sin olvidar el estudio de las poéticas tradicionales, como las de Aristóteles u Horacio, por mencionar solo a las iniciáticas. Eran los años del mimeógrafo, de la copia fotostática de la copia.
Con el trabajo del doctor Cros, la crítica literaria dejó de ser impresionista, observaba la estructura de las obras, su componente social y de modo acertado, siguiendo a otros teóricos, su componente lingüístico, sin olvidar el comportamiento estilístico. En esa misma década, la de los ochenta, las voces de Wolfgang Vogt, Emmanuel Carballo, Adalberto Navarro Sánchez, Magdalena González Casillas y Sara Velasco, redactaron con metodología propia, la historia de la literatura en Jalisco. Convivían en las aulas dos generaciones tutoras, la nombrada y la de Arnulfo Velasco, Dante Medina, Dulce María Zúñiga y Rodolfo Quintero, quienes dictaron cátedra de las tendencias francesas y latinoamericanas. Quintero puso sobre el escritorio los trabajos de Ángel Rama, con el propósito de introducir crítica no afrancesada. Se dio una alianza entre la historia de la literatura y su proceder estético. Si los estudios del siglo XIX nos permitieron conocer los temas y los géneros trabajados por nuestros escritores, los últimos veinte años del siglo XX afinaron su retórica.
Un fenómeno doble se unió a estos cambios de perspectiva: el del estudio de la escritura surgida de las mujeres escritoras, abriendo paso, de algún modo, a los autores poco leídos por razones múltiples: de género, por ediciones cortas, por falta de oportunidad, o como decimos todos quienes escribimos, por no estar presentes en el momento y el lugar precisos. Las tesis más valiosas abordaban temas y autores desconocidos, porque era la mejor forma de demostrar el análisis propio, sin parafraseo de lo dicho con anterioridad por parte de los críticos conocidos. Los profesores de la Facultad de Letras promovieron los estudios acerca de las revistas del pasado, de los escritores de escasa circulación, de las mujeres con ediciones de treinta ejemplares por título, como es el caso de María Luisa Hidalgo.
El relevo generacional en la investigación viva de nuestros días se personifica en Salvador Encarnación (1960), Ricardo Sigala (1969), Pedro Valderrama Villanueva (1973) y Carlos Axel Flores Valdovinos (1981) investigadores que comenzaron a publicar libros sobre otros autores en el siglo XXI. Las investigadoras literarias poseen una obra aún más temprana, producto de tesis, apoyos y becas recientes, en el libro “Bosquejos” se encuentran textos alusivos al trabajo de Kenia Cornejo, Didiana Sedano, y Andrea Reynoso. Mención aparte es el de los antologadores.
“Bosquejos sobre la arena. Textos sobre letras jaliscienses” es un conjunto de ensayos, artículos, estudios biográficos, entrevistas, en torno a la identidad de la literatura jalisciense, publicados de viva voz entre julio de 2004 y septiembre de 2024 (veinte años de trabajo continuo) en revistas, coloquios y foros literarios, escenarios naturales de Valderrama Villanueva. Este último comentario lo hago porque el autor insiste a lo largo del libro en el hecho de que muchos investigadores producen su crítica desde el cubículo universitario. A favor de estos diré: muchos son profesores de las carreras de letras y de escritura creativa, ellos analizan, reseñan la obra directa, sin estar de modo físico en lecturas y presentaciones. Establecen una distancia con los autores.
La ausencia de un libro que reúna la Historia de la literatura de Jalisco en el siglo XX se debe a muchas razones, la principal es la enorme producción generada en una centuria, hasta ahora la Enciclopedia Temática dedicó dos tomos a ese afán; parafraseando a Pedro Valderrama podríamos decir que el interés por historiar es genuino, pero no masivo. Este libro es valioso porque documenta el presente y estudia el pasado, anuncia datos de estudios pendientes, como es el caso de la colección Incurables del Museo López Portillo, dedicada al poeta David Huerta, así como la colección de libros temáticos del grupo literario Los Solos, formado para homenajear a Raúl Bañuelos.
Uno de los aciertos de este libro es incluir voces jóvenes que se inician en la investigación literaria, escritores de quienes deseamos una producción mayor, que considere las voces de los distintos municipios, en apoyo del movimiento que puede observarse en ciudades como Arandas, Ciudad Guzmán, Lagos de Moreno, Puerto Vallarta y Sayula, hoy por hoy las poblaciones en donde persisten los talleres literarios, las ferias del libro, los certámenes y las actividades de periodicidad anual.
* Texto leído el miércoles 19 de febrero 2025 en el Ágora del Exconvento del Carmen, Guadalajara, México.