Cada 8 de marzo, miles de mujeres salen a las calles para exigir justicia, igualdad y el fin de la violencia de género. Dentro de estas movilizaciones, un grupo destaca por su presencia combativa y su acción directa: el Bloque Negro.
Compuesto principalmente por mujeres jóvenes, este contingente ha generado debate debido a sus intervenciones en marchas feministas, que incluyen la pinta de consignas, la ruptura de símbolos de opresión y la confrontación directa con instituciones que han sido señaladas por su indiferencia ante la violencia machista.

Orígenes del Bloque Negro
El Bloque Negro es una estrategia de protesta que tiene antecedentes en movimientos anarquistas y antifascistas de Europa y América Latina desde el siglo XX. Su nombre y táctica provienen de la filosofía del “Black Bloc”, un método de acción directa utilizado en manifestaciones para proteger la identidad de los participantes y enfrentar la represión policial. En el contexto del feminismo, esta iniciativa ha sido adoptada por mujeres que, ante la falta de respuestas del Estado y la violencia sistemática contra ellas, han decidido organizarse y radicalizar su protesta.
En América Latina, el Bloque Negro feminista ha tomado fuerza en países como México, Argentina y Chile, donde la impunidad de los feminicidios y la violencia de género han motivado respuestas más contundentes por parte de las colectivas. En México, particularmente, el crecimiento del Bloque Negro en las marchas del 8M ha estado ligado al hartazgo por la crisis de violencia machista, con cifras alarmantes de feminicidios y desapariciones.
El Bloque Negro no es un grupo homogéneo ni tiene una organización jerárquica; más bien, es una expresión de hartazgo ante la impunidad y la falta de respuestas por parte del Estado. Para muchas de sus integrantes, estas acciones son una forma legítima de protesta ante un sistema que ha ignorado por décadas las denuncias de feminicidios, desapariciones y violencia de género.
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Su papel en las movilizaciones
A pesar de la controversia que genera su participación en las manifestaciones, el Bloque Negro ha sido un factor clave en la visibilización de las causas feministas. Sus integrantes suelen portar ropa oscura y cubrir sus rostros como una medida de seguridad ante posibles represalias. En las marchas, su presencia se traduce en escudos, mantas con consignas radicales y una determinación férrea de no permitir que la violencia patriarcal quede impune.
Mientras algunos sectores critican sus métodos, otros argumentan que sin acciones disruptivas no se habrían logrado avances en la agenda feminista. Lo cierto es que el Bloque Negro es un reflejo del enojo acumulado por generaciones de mujeres que han sido silenciadas. Su lucha, lejos de ser un acto de vandalismo sin sentido, es una manifestación del derecho a la rabia, un grito de resistencia y una exigencia de justicia que no puede seguir siendo ignorada.