
Siguiendo el ejemplo de Fernando Savater, he pensado escribir algunas líneas que quedarán ahí, para cuando mi hija y mi hijo quieran leer lo que su padre quiso contarles, o bien, no supo cómo decirlo o simplemente no se atrevió a decirlo.
En una sociedad democrática, la formación de buenas personas ciudadanas no es tarea exclusiva de las escuelas, es una tarea que comienza en el hogar, después se refuerza en las aulas y se extiende con la vida misma.
Como lo dice Savater en Ética para Amador, educar en valores éticos es esencial para que la niñez comprenda la importancia de la libertad, la responsabilidad y el respeto hacia los demás.
Savater enfatiza que la educación debe ir más allá de la mera instrucción técnica, porque la educación debe formar ciudadanos, no empleados, destacando así la necesidad de preparar a las juventudes para participar en la vida en democracia, como mujeres y hombres libres.
Pero ¿qué es una democracia?, porque no debemos pensar en algo etéreo o ininteligible. No, la democracia sí es algo concreto y palpable. Es una manera de vivir en sociedad, pensada en el constante mejoramiento conjunto en todos los ámbitos políticos, económicos, sociales y culturales. Es pensar y comprender que no estamos solos y solas, buscando la mejor manera de vivir, sino que nuestro bienestar colectivo depende de trabajo en equipo, de la participación armónica, solidaria y corresponsable de todas y todos.
En este camino de formación, el papel de la familia es fundamental. La comunicación asertiva entre padres e hijos, basada en el respeto mutuo y la empatía, es clave para inculcar valores y principios desde pequeños. Efectivamente, los valores cívicos de respeto, tolerancia y diálogo, comienzan en el hogar, se extienden a nuestra comunidad y de allí se pueden generalizar incluso a un país entero.
Al fomentar un diálogo abierto, los padres pueden guiar a los hijos en la compresión de conceptos fundamentales como la justicia, la solidaridad y la tolerancia. Así, la educación ética y cívica es una responsabilidad compartida entre padres, educadores y la sociedad en conjunto. Solo a través de un compromiso compartido, podremos formar ciudadanos conscientes, responsables y comprometidos con los valores democráticos.
Justo ahora (2025) la democracia en nuestro país está a prueba, buscando que la ciudadanía participe en la elección de personas juzgadoras, quienes a su vez tienen en sus manos resolver conflictos que se suscitan a diario como una consecuencia natural de las relaciones humanas.
Todos los mexicanos, todas las familias, debemos asumir este compromiso democrático y predicar con el ejemplo. Las elecciones del próximo primero de junio requieren de la participación de la ciudadanía para conformar un nuevo Poder Judicial de la Federación, con ministras, ministros, magistraturas y personas juzgadoras de distrito, que ahora tendrán un vínculo directo con el pueblo y que deben demostrar cercanía y el compromiso de responder a ese mandato.
Informarse, conocer y participar en las elecciones es un compromiso democrático que podemos asumir, compartir y enseñar a nuestros hijos para así contribuir a su formación democrática.
Si no se participa en las elecciones del Poder Judicial de la Federación se emite una mala señal a las y los niños de que la democracia no importa o que el voto no sirve. Se deja además a otros la responsabilidad y la oportunidad de elegir a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de todos los organismos jurisdiccionales del país.
Nuestra acción o inacción tendrá consecuencias de una u otra manera, pero pensemos que nuestra acción puede ayudar a construir democracia y también un mejor Poder Judicial para todas y todos. Está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad.
Si bien es posible vivir de muchas maneras, lo cierto es que hay decisiones que tendrán un impacto en las nuevas generaciones, por ello, las familias debemos imprimir una huella democrática en nuestros niños y trasmitir la responsabilidad de construir de manera conjunta la sociedad a través de nuestra participación en los comicios.
Se trata de entender que cada decisión que se adopte en la vida debe ser pensada en un interés colectivo, no solo personal, porque su impacto repercute en la vida de quienes nos rodean. Por eso nuestro actuar debe guiarse por un interés general democrático en el que quepamos todas y todos, así como en educar a nuestros hijos para la democracia.
Que este mes de abril no sea solo la oportunidad de celebrar a nuestras niñas y niños, sino también de compartir con ellos la democracia, que representa la promesa de un futuro mejor para todas y todos.