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Con más de 20 mil especies, las abejas responden a formas y estilos de comportamiento más complejos y diversos de lo que solemos representar...

PENSAR Y PLATICAR DE CIENCIA: Veinte mil, y solo una

Tienen culitos amarillos con negro, no todas; tienen aguijón para defenderse, algunas; fabrican miel, ciertas variedades; viven en grandes comunidades en colmenas, ¡muy pocas! Tal vez la imagen que tenemos los habitantes de las ciudades, de las abejas, es bastante parcial.

Con más de 20 mil especies, las abejas responden a formas y estilos de comportamiento más complejos y diversos de lo que solemos representar. La imagen más común se debe a una de ellas, la Apis mellifera, conocida como abeja europea; una especie que llegó a América con los españoles, probablemente originaria de Asia del sur, y que desde hace varios miles de años comenzó a desarrollar una relación de mutua adaptación y dependencia con los humanos.

En México ya existía una estrecha relación entre abejas y comunidades, incluso mayor que en Europa, pero con otras especies, en particular la Melipona beecheii. Para Jesús Moreno, siguiente invitado al Café Scientifique ITESO y quién dialogará con todos los asistentes sobre abejas, esta relación ha implicado un mutuo conocimiento, “para que estas domesticaciones pudieran llevarse a cabo fue fundamental que se diera una comprensión interespecífica -relaciones que se establecen entre organismos diferentes -en la que los humanos pudieran comprender lo que las abejas hacían, cómo y por qué, y que, al mismo tiempo, las abejas pudieran adaptarse y desarrollar sus vidas en los nuevos entornos creados por las personas”.

Y sí, las abejas melíferas son animales domésticos, tanto como las vacas, las gallinas ponedoras o los puercos, y requieren de cuidados y responsabilidad humana para su sobrevivencia. México es uno de los principales productores de miel a nivel mundial, -el octavo según el Atlas Nacional de las Abejas y Derivados Apícolas, elaborado por el INEGI- de aquí que las muertes masivas que se han observado en años recientes, adjudicadas por los científicos y agricultores al uso indiscriminado de pesticidas, parásitos y cambio climático, hayan generado gran inquietud entre la comunidad.

Y no es para menos, alrededor del 60% de todas las plantas cultivadas y hasta 70% de los cultivos usados directamente para consumo humano requieren de polinizadores, entre ellos las abejas. Sin embargo, quienes realizan la labor de polinización entre las abejas son las llamadas silvestres, esas que salen de nuestra imaginación.

Casi el 10 de la biodiversidad de abejas en el mundo puede encontrarse en nuestro país, 6 de las 9 familias, y siguen haciéndose nuevos registros de especies. Las hay verdes o azul metálico, robustas y peludas o muy delgadas; el 85% no vive en colonias, son más bien solitarias; hacen sus nidos en tierra; las llamadas carpinteras en troncos y otras que apodan “albañiles” las hacen de barro, ninguna produce cera; 46 especies no tienen aguijón, y muchas de ellas no producen miel, y aún así dependemos de ellas.

Hablan de salvar abejas, para ello, tendremos que conocerlas mejor y producir mucho más que una sola imagen que las represente; tal vez entonces seremos nosotros los salvados.

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Para seguir la conversación participa presencialmente o en línea en el siguiente Café Scientifique ITESO con Jesús Moreno y el tema “Abejas, excelentes guías de naturaleza”. Martes 4 de marzo de 2025, 19:30 horas. Casa ITESO Clavigero, entrada libre. Transmisión simultánea en Youtube.com/ITESOUniversidad y Facebook @CulturaITESO. Café Scientifique ITESO, es un espacio abierto y gratuito que desde hace 20 años se dispone para pensar y platicar sobre ciencia. O visita la exposición “Colmena: hogar compartido”, en la Galería Universitaria del ITESO, entrada libre.

 

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