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Académico del Centro Universitario de la Costa advierten sobre los riesgos del turismo en hábitats de cocodrilos

CUCOSTA promueve turismo responsable para proteger cocodrilos

Cocodrilo descansando cerca de un estero en Puerto Vallarta, hábitat natural afectado por el crecimiento urbano
Turismo amenaza el hábitat de cocodrilos, alerta CUCOSTA Especialista del Centro Universitario de la Costa llaman a proteger los esteros y evitar el contacto humano con los reptiles (UdeG)

Puerto Vallarta no sólo es un destino turístico de sol y playa, también es hábitat natural de cocodrilos que han visto reducido su espacio debido al crecimiento urbano. Por ello, académicos del Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara (UdeG) hacen un llamado a visitantes y residentes a practicar un turismo responsable que ayude a preservar esta especie.

En la Gaceta UdeG, Pablo Hernández Hurtado, responsable técnico del reptilario Cipactli, explicó que la expansión turística y urbana ha fragmentado el hábitat de los cocodrilos, lo que ha provocado su tránsito por zonas urbanas y playas, especialmente en lugares cercanos a las desembocaduras de ríos como el Ameca o a los esteros El Salado y Boca Negra.

“Todo Puerto Vallarta es un lugar de tránsito para los cocodrilos. Lo que antes eran esteros, hoy en muchos casos son zonas turísticas, por lo que el mar se ha convertido en su única vía de movimiento”, señaló el académico. Destacó que desde los años sesenta, con la construcción de infraestructura como el aeropuerto y la Marina, el espacio natural de estos reptiles comenzó a reducirse drásticamente.

Además de la urbanización, los fenómenos climáticos también influyen en su comportamiento. Durante la temporada de lluvias, los cocodrilos aprovechan el aumento del nivel del agua para desplazarse hacia nuevos cuerpos acuáticos, mientras que en la sequía buscan otros humedales para sobrevivir. Este movimiento ha generado encuentros con personas en playas y zonas urbanas, aunque —aclara Hernández— los cocodrilos generalmente evitan el contacto humano y sólo se tornan agresivos si se sienten amenazados.

En zonas como Boca de Tomates y Boca Negra, donde hay esteros detrás de las playas, es común ver rastros de cocodrilos. En estos sitios, se han tomado medidas para reducir los riesgos, como la instalación de mallas y la prohibición del acceso al público en áreas donde hay poblaciones saludables de cocodrilos.

“En el estero Boca Negra, por ejemplo, hemos identificado una población reproductiva de solo seis hembras. Es fundamental no molestarlas, especialmente en temporada de anidación, ya que pueden actuar de forma agresiva para defender sus nidos”, advirtió Hernández.

El llamado es claro: no alimentar a los cocodrilos, no acercarse a ellos, no intentar fotografiarlos de cerca ni nadar en zonas donde han sido avistados. En caso de ver uno, se recomienda alejarse, mantener a las mascotas y a los niños bajo resguardo, y dar aviso inmediato a las autoridades, como Protección Civil o al número de emergencias 911.

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