Metrópoli

Especialista jurídica afirma que la problematica radica en que autoridades y líderes de tianguis se niegan a aplicar sus facultades, en muchas de las ocasiones por continuar bajo la corrupción de las “mordidas”.

Chelerías continúan en Tepito, la Ley “michelada” no sanciona o detiene la venta de alcohol en vía pública

Chelerías Le corresponde a la Secretaría de Salud planear, dirigir, controlar y evaluar los servicios de medicina legal, de salud, de prevención y atención de las adicciones en apoyo a los juzgados. (Cuartoscuro/Andrea Murcia Monsivais)

La venta de alcohol y micheladas en Tepito no cesa; sin importar las modificaciones a la Ley de Cultura Cívica que prohíbe la comercialización de bebidas embriagantes en la vía pública, la fiesta, baile y la preparación de “azulitos” entre puestos continúa a más de dos semanas de que el Congreso local emitió su preocupación por las riñas e integridad de los menores de edad que acuden a esos sitios clandestinos.

Especialista jurídica afirma que si bien, la Ley no tiene errores o términos que puedan resultar ambiguos para su facil violación, comenta que la problematica radica en que autoridades y líderes de tianguis se niegan a aplicar sus facultades, en muchas de las ocasiones por continuar bajo la corrupción de las “mordidas”.

“No tiene una mala redacción, pero quien debería de asumir la responsabilidad de la venta de bebidas alcohólicas, no solo son los comerciantes, sino los líderes de los mercados, que son a quienes se les hace el pago por el uso del local informal. El oficial está obligado a remitir al juzgado cívico a ese vendedor, así como su producto, entonces la venta no terminará si la sociedad sigue con el consumo, los líderes de los mercados sobre ruedas permiten la corrupción. El objetivo es llamar a la ciudadanía a que denuncien estas prácticas y obligar a la policía a que apoye a su retiro de estos negocios; las autoridades no solamente están para prevenir el delito, sino apoyar a que se cumplan las Leyes de Cultura Cívica”, expresó a Crónica la abogada Gisela Barrón.

Responsabilidades evadidas

Entre las estaciones del Metro Tepito, Lagunilla y Garibaldi / Lagunilla, hay más de 10 chelerías que operan con normalidad, contraponiéndose al Artículo 138 BIS, que define infracciones contra la seguridad ciudadana vender bebidas alcohólicas en la vía pública.

Sin embargo, en este tianguis la normativa es inexistente y sin importar que la zona es sumamente vigilada por policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), las autoridades se mantienen al márgen del Artículo 10 de la Ley de Cultura Cívica, la cual obliga a la policía capitalina a la prevención de infracciones, preservación de la seguridad ciudadana, del orden público y de la tranquilidad de las personas; así como detener y presentar inmediatamente y bajo su más estricta responsabilidad ante el jueza las personas infractoras.

También, le corresponde a la Secretaría de Salud planear, dirigir, controlar y evaluar los servicios de medicina legal, de salud, de prevención y atención de las adicciones en apoyo a los juzgados.

A pesar de los lineamientos, las patrullas circulan al lado de los puestos ambulantes, transitan entre los jóvenes que bailan, brindan y se embriagan. La calle Florida se ha convertido en un espacio donde solamente se venden dos productos, alcohol y medicamentos; al mismo tiempo, es de las vialidades más vigiladas y que cuenta con mayor número de patrullas estacionadas en la zona.

“Es una cuestión política porque a los líderes les dan esos espacios de poder y tienen que ver con cuestiones partidarias y de las alcaldías que les permiten la venta de alcohol cuando apoyan a un grupo político. Es un negocio, porque con las mechadas, el policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana no va a hacer ninguna revisión ni va a colaborar para que el infractor sea remitido”, explicó la abogada.

“Las multas y sanciones se tienen que ajustar al salario mínimo del territorio en el que se ejerce la Ley pero eso no le va a importar a los líderes, cuando dan dinero a las autoridades. Los vendedores de un tianguis no deciden dónde vender, se rigen por medio de permisos; hay acuerdos con los líderes para que no sean llevados al juzgado cívico, es por eso que hasta el momento no hay detenidos por ello. También el problema es que las multas son muy bajas, ese dinero representa mucho menos de lo que una chelería vende en un día”.

No se persigue en redes sociales

Además, el modo de promoción de las chelerías se ha extendido a las redes sociales, baile, cervezas al dos por uno y con la promesa de poder beber en la calle sin límite de tiempo, aunque los bares establecidos solamente pueden permanecer abiertos a las 2:00 horas y por lo tanto, las chelerías, al ser ilegales, no tendrían que ofrecer servicio a ninguna hora.

En tanto, la Policía Cibernética no ha perseguido a los comerciantes ilegales que ofrecen promociones y convocan a la ciudadanía a acudir, pues a partir de la Reforma la Ley, s su obligación vigilar que las “chelerías” no se publiciten o promuevan la venta de alcohol en la via pública.

Contrario a las preocupaciones de los legisladores, quienes sostuvieron que las chelerías tenían que extinguirse a causa de que con facilidad se distribuyen bebidas embriagantes sin ningún tipo de supervisión y por ello acceden al alcohol todas las personas de todas las edades, en cualquier horario o lugar y ocasionan problemas de inseguridad y de salud,

Los trabajadores, así como los consumidores, explican que las restricciones contra las chelerías no son recientes, sino que desde varios años atrás, se ha informado acerca de su prohibición, sin embargo, afirman que en ocasiones anteriores, solamente se han retirado algunos días y posteriormente retornan a su lugar de trabajo, aunque esta vez, después de muchas advertencias, no creen que su trabajo como vendedores de alcohol en vía pública finalice.

“Llevan muchísimo tiempo diciendo eso, que nos van a quitar y no pasa nada. Aquí nada más das varo y ya ¿Cómo se pondrían todos los comerciantes y los clientes si les quitamos la chela? Esto es parte de Tepito, no nos pueden quitar, lo han intentado mucho y no estamos haciendo nada malo, si la gente se pelea o los adolescentes toman, es problema de sus papás, nosotros no los vamos a educar, aquí compra el que quiere”, dijo un vendedor de micheladas en Tepito.