A mediados de agosto, el pequeño negocio de abarrotes de Doña Lupita en Iztapalapa, una tiendita que ha sido parte del barrio por más de 15 años, volvió a ser el blanco de un robo con violencia.
A plena luz del día, dos hombres entraron, primero preguntando por productos y, al poco tiempo, uno de ellos sacó un arma y amenazó a Doña Lupita, que en ese momento estaba sola. Lo que en un día normal sería una venta rápida de refrescos y papas se tornó en un incidente que, a pesar de ser cada vez menos frecuente en 2024, aún sacude a muchos pequeños comerciantes.
“Se te sube la presión, te late fuerte el corazón, no sabes qué hacer o si gritar, porque uno trabaja para sobrevivir, para llevar un peso a casa, y que de repente te quiten lo poco que tienes en un segundo… es injusto y da mucho miedo”, confiesa Doña Lupita, aún con voz temblorosa.
Aunque el robo se consumó en pocos minutos, el impacto psicológico y económico para ella ha sido enorme. Desafortunadamente, la experiencia de Doña Lupita no es única. Entre enero y septiembre de 2024, los robos con violencia a negocios en la Ciudad de México registraron altos números, y aunque las cifras generales muestran una disminución respecto a 2023, la incidencia sigue siendo preocupante.
Según datos de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX, en estos primeros nueve meses del año se registraron un total de 1,392 casos de robos con violencia en negocios, lo que representa una disminución del 23% en comparación con los 1,802 casos reportados durante el mismo período de 2023. No obstante, la disminución no es homogénea, ya que, en meses como septiembre de 2024, los robos con violencia a negocios alcanzaron un pico de 184 casos, un aumento del 12% en comparación con agosto de ese mismo año.
La violencia en los negocios
El negocio de Doña Lupita no es el único afectado. José Eduardo, dueño de una papelería en Iztacalco, también enfrentó un robo este año, aunque sin violencia.
En febrero de 2024, mientras atendía a varios clientes, notó que alguien merodeaba por el área de los útiles escolares, pero pensó que solo estaba viendo los productos. Aprovechando el bullicio, la persona sustrajo discretamente varios artículos de valor, desde cartuchos de tinta hasta paquetes de papelería fina.
“Es increíble cómo se van las cosas sin que uno lo note. La pérdida de mercancía es cara, y a veces es imposible reponerla porque uno vive al día”, comenta con resignación. Su caso es uno de los 777 robos sin violencia reportados en febrero de 2024 en negocios de la capital, una cifra que, aunque alta, muestra una disminución en comparación con los 801 incidentes del mismo mes en 2023.
Según el análisis de las cifras de la Fiscalía, el robo sin violencia a negocios se redujo un 16% entre enero y septiembre de 2024 respecto al mismo periodo de 2023, lo que representa una diferencia de más de 1,200 casos en total. La reducción en este tipo de incidentes es un avance, pero, para personas como José, el impacto sigue siendo grave.
Aunque no hay una amenaza física directa, el costo de reponer mercancía y la sensación de vulnerabilidad persisten, especialmente en los negocios de zonas con menor vigilancia o capacidad de protección.
Los repartidores: un blanco en aumento
Quienes trabajan en estos negocios como repartidores también resultan afectados, por el punico hecho de laborar en la capital. Un repartidor de una pequeña tienda de abarrotes en la alcaldía Gustavo A. Madero, quien prefiere mantener su nombre en el anonimato, y quien también se dedica a hacer entregas por medio de la aplicación de Didi, también conoce bien el peligro de trabajar en la capital.
Él relata que, la noche del 14 de julio, mientras entregaba un pedido en Martín Carrera, una colonia tranquila, fue interceptado por dos hombres en motocicleta que lo amenazaron con armas para quitarle sus pertenencias.
“Uno trabaja en esto porque es una buena opción como otra fuente de ingresos, pero cada vez se vuelve más peligroso. No sabes si el próximo pedido será el último que puedas entregar”, relata, recordando el momento en que tuvo que entregar su mochila, productos, su teléfono, y, sobre todo, la seguridad que sentía cuando comenzó en este oficio.
Los casos como el de este repartidor reflejan una realidad que afecta a cientos de repartidores en la ciudad. En julio de 2024, se reportaron 54 robos con violencia a repartidores, un 20% menos que el mismo mes en 2023, cuando hubo 69 incidentes de este tipo.
No obstante, el riesgo persiste. De enero a septiembre de 2024, se han registrado un total de 419 robos con violencia a repartidores, una cifra que, aunque menor a los 518 incidentes reportados en el mismo período de 2023, sigue mostrando que los repartidores siguen siendo un blanco considerable en la capital.
Además, el robo sin violencia a repartidores, aunque menos frecuente, ha mostrado un leve aumento en comparación con 2023. En enero y septiembre de 2024 se reportaron 18 y 16 incidentes, respectivamente, mientras que en 2023 estos valores se mantenían ligeramente más bajos.
Las estadísticas indican un incremento del 8% en robos sin violencia a repartidores de enero a septiembre de 2024 en comparación con el año anterior.
Aunque el porcentaje de este tipo de robos es menor en comparación con el total de incidentes, el incremento sugiere que los delincuentes están encontrando en los repartidores un blanco fácil y menos vigilado, pues muchos de ellos se desplazan solos y sin compañía.
Estadísticas y realidad en los barrios
Las cifras de la Fiscalía capitalina son, para muchos ciudadanos, solo números, pero para personas como Doña Lupita, José y los repartidores representan la inseguridad palpable que viven día a día. Si bien los datos reflejan una tendencia a la baja en algunos tipos de robo en comparación con 2023, aún quedan meses críticos, y la sensación de peligro continúa.
En 2024, los robos con violencia en negocios de la Ciudad de México mostraron una disminución significativa del 23%, y los robos sin violencia en un 16%. Sin embargo, el aumento en algunos meses y la variabilidad de estos incidentes resaltan que, aunque las estrategias de seguridad han dado ciertos resultados, aún no logran controlar por completo esta problemática.
El robo a negocios y a repartidores es una realidad en la ciudad. Los testimonios de los afectados muestran el impacto psicológico, financiero y social que estos delitos tienen en las comunidades.
El negocio de Doña Lupita, que alguna vez fue un lugar de tranquilidad, ahora es un espacio que le recuerda una experiencia traumática. La papelería de José, símbolo de esfuerzo y servicio, también carga con las consecuencias de una pérdida que no siempre se puede recuperar.
El repartidor que cada día sale a entregar pedidos, no puede evitar sentir miedo cuando se detiene en ciertas colonias o cuando ve acercarse a desconocidos en motocicleta.
Las cifras de la Fiscalía son una herramienta para entender el panorama de inseguridad en la Ciudad de México, pero detrás de cada número hay una historia como la de los afectados.
Aunque 2024 ha mostrado una disminución en los robos en comparación con 2023, los incidentes recientes sugieren que la lucha por una ciudad más segura está lejos de terminar.