En los últimos dos años y medio, los motociclistas han encabezado las estadísticas de muertes en accidentes viales en la Ciudad de México, con un 42.6% de fallecidos en el sitio de los hechos, es decir, 63 de un total de 148 víctimas, según el reporte trimestral correspondiente a abril-junio de 2024 de la Secretaríoa de Movilidad (Semovi).
Este porcentaje marca el décimo trimestre consecutivo en el que estos conductores son las principales víctimas mortales en las vialidades de la ciudad. El aumento sostenido de accidentes fatales ha coincidido con el incumplimiento de las normas de tránsito, como circular en sentido contrario, invadir carriles exclusivos y, en muchos casos, omitir el uso del casco de seguridad.
Al respecto, el experto en movilidad y políticas públicas, Roberto Remes, señala que estas cifras no pueden entenderse únicamente desde la óptica de la infraestructura vial y enfatiza la necesidad de revisar la aplicación de las normas de tránsito en la ciudad, así como fomentar una cultura de respeto en las vialidades.
“No creo que el problema principal de los motociclistas sea la infraestructura. Es todo el entorno en que se maneja y la forma en que se pierde control sobre la velocidad. La falta de control en las avenidas incita a los motociclistas a ir más rápido, en un ambiente donde ya es difícil mantener límites. La inseguridad no se resolverá únicamente con más restricciones, sino con una verdadera cultura de respeto y convivencia entre todos los usuarios de la vía pública”, afirma.
El riesgo de ser motociclista en CDMX
De acuerdo con el informe trimestral de Semovi, en el segundo trimestre de 2024 fallecieron 63 motociclistas en el lugar del accidente, de los cuales 32 murieron en choques y el resto en derrapes. En comparación con el mismo periodo de 2023, el número de motociclistas fallecidos aumentó drásticamente, pasando de 43 a 63.
Esta tendencia no es nueva, ya que el incremento en la mortalidad de motociclistas ha sido constante desde hace cinco años. Según las estadísticas, mientras en 2019 los motociclistas representaban dos de cada diez fallecidos en accidentes de tránsito, en los últimos dos años esta cifra se ha duplicado, ubicándose en cuatro de cada diez.
Remes señala que, aunque el casco y otros elementos de seguridad son importantes, el problema de fondo radica en la falta de una cultura de cumplimiento normativo.
“Si bien el casco es esencial, seguiría habiendo una alta siniestralidad si no se ajustan otros factores en el entorno vial. Sin una perspectiva amplia de cumplimiento del reglamento, el problema se mantiene. No basta con pedir que usen casco; si no se controlan las velocidades y no se genera un ambiente de respeto vial, los accidentes seguirán ocurriendo”.
El informe también muestra que el número de peatones fallecidos pasó de 33 a 46 en el mismo periodo, mientras que las muertes de ciclistas aumentaron de 2 a 5 y las de conductores de vehículos de 9 a 14. En total, 148 personas perdieron la vida en accidentes de tránsito en el segundo trimestre de este año, un aumento considerable que alerta a las autoridades y especialistas.
Para Remes, este incremento de mortalidad en distintos tipos de usuarios de la vía refleja la falta de control efectivo sobre los vehículos motorizados. Según él, la velocidad en grandes avenidas impulsa a los motociclistas a ir más rápido, lo que aumenta los riesgos.
“Si controlo la velocidad de los coches, los motociclistas también disminuirán la suya”, comentó, refiriéndose a la necesidad de implementar límites de velocidad estrictos en áreas de alto tránsito.
Los lesionados: Otro aspecto crítico
Aparte de las muertes, el segundo trimestre de 2024 registró un total de 9 mil 128 personas lesionadas en accidentes de tránsito, de las cuales 3 mil 864 eran motociclistas, representando el 42% del total de heridos. Además, 2 mil 096 fueron pasajeros de vehículos motorizados, mil 330 conductores, mil 208 peatones y 630 ciclistas.
Según Remes, el hecho de que tantos motociclistas sufran lesiones graves es una señal clara de que los usuarios de la vía no están respetando el reglamento.
“No solo es un problema de los motociclistas, sino de cómo todos los usuarios de la vía interactúan entre sí. El tránsito en la ciudad no es una guerra, y eso es algo que necesitamos cambiar en la mentalidad colectiva”, señaló el experto.
El reglamento y las sanciones: ¿Suficiente para cambiar conductas?
A partir de septiembre de 2023, el reglamento de tránsito de la Ciudad de México establece sanciones más estrictas para los motociclistas que no usen casco. La multa por no cumplir esta norma puede ir desde los mil 037 hasta los 2 mil 075 pesos, además de la pérdida de tres puntos en la licencia.
Además, de acuerdo con datos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), entre septiembre de 2023 y julio de 2024 se aplicaron más de 108 mil infracciones a motociclistas. Las faltas más comunes fueron no portar casco o utilizar uno que no cumpliera con las especificaciones de seguridad, trasladar a más personas de las permitidas y no contar con una licencia de conducir.
Sin embargo, Remes cree que las multas, aunque necesarias, no serán suficientes para detener la tendencia si no hay una supervisión adecuada y constante.
“Las sanciones son importantes, pero si no hay una presencia efectiva de las autoridades para aplicar estas normas, se volverán letra muerta”, explicó. Para él, la verdadera solución radica en un cambio cultural hacia el respeto mutuo en las calles y un cumplimiento normativo estricto.
Juan Carlos Méndez, motociclista que asegura haber sufrido varios percances menores, comentó: “Muchas veces nos vemos obligados a circular por lugares peligrosos o invadir espacios porque no existen vías exclusivas para motos. La infraestructura no está diseñada para nosotros”.
Por otro lado, una agente de tránsito entrevistada, quien prefirió mantenerse en anonimato, afirma que “en los operativos de seguridad detectamos que muchos motociclistas optan por cascos que no ofrecen la protección suficiente. No entienden que un buen casco es la diferencia entre la vida y la muerte en caso de accidente”.
Casos recurrentes de incumplimiento
Los eventos de motociclismo masivo en la ciudad, como la reciente ‘Rodada del Terror’ de noviembre, resuenan por el incumplimiento de las normas de tránsito. En este evento, 388 motocicletas fueron aseguradas y una persona fue detenida por agredir a un policía. Estos eventos reflejan, según Remes, la falta de control que existe en la ciudad, así como una señal de que muchos motociclistas perciben las normas como flexibles o incluso innecesarias.
“Las rodadas son un fenómeno que puede ser seguro si están bien organizadas, como los paseos nocturnos de bicicleta, en Día de Muertos, pero el problema surge cuando no hay un esfuerzo serio por garantizar que todos sigan las reglas”, comentó. Para Roberto Remes, es fundamental que las autoridades establezcan operativos permanentes y no esporádicos, lo cual contribuiría a crear un ambiente de mayor respeto y seguridad en estos eventos.
¿Cómo mejorar la seguridad de los motociclistas?
Además de los requisitos para el casco —como el armazón rígido, el sistema de retención y el visor adecuado—, el reglamento también establece que las motocicletas no deben invadir carriles exclusivos o ciclovías y deben circular con luces delanteras y traseras encendidas en todo momento. Sin embargo, la realidad es que muchas de estas normas se incumplen regularmente.
Remes sugirió que, más allá de imponer restricciones, es crucial que las autoridades desarrollen una estrategia de monitoreo constante y educación vial que involucre a todos los usuarios de la vía.
“No se trata solo de los motociclistas, sino de una falta de respeto general hacia las normas. Para realmente reducir las muertes, necesitamos un cambio de fondo en cómo entendemos la seguridad vial”.
Para el experto, la crisis de mortalidad entre los motociclistas en la Ciudad de México es un reflejo de una problemática social que requiere una intervención integral. La combinación de la falta de cumplimiento de las normas de tránsito y el aumento de usuarios vulnerables en las vialidades exige un esfuerzo colaborativo entre autoridades, ciudadanos y expertos.
“Al final, la seguridad vial es responsabilidad de todos. No podemos solo apuntar a los motociclistas; necesitamos una ciudad donde peatones, ciclistas, motociclistas y conductores convivan en paz. Esa es la verdadera meta”, concluyó.