Gabriela tiene 32 años, dos hijos pequeños y una historia que aún no logra cerrar. Hace tres años, fue víctima de violencia física y psicológica por parte de su pareja. Después de varias denuncias, se separó de él, pero las cicatrices, tanto emocionales como físicas, siguen presentes. En lo que parecía ser un paso hacia la libertad, encontró un sistema que, aunque le brindó ayuda, aún no logró ofrecerle la protección total que necesitaba. La violencia no cesó de inmediato, y hoy su miedo sigue siendo una constante en su vida.
Al conocer el lanzamiento de la estrategia “Siempre Vivas, Libres, Poderosas e Iguales”, Gabriela expresó sus dudas y cierta confianza. “Llevo años escuchando promesas, pero pocas veces se transforman en algo concreto que realmente nos ayude a las mujeres. Pero reconozco que esta vez, por primera vez, se habló de cosas que podrían cambiar mi vida y la de muchas más”, comentó con un tono de voz que alternaba entre el escepticismo y un impulso por creer en algo nuevo. Esta estrategia, presentada por la jefa de Gobierno local, Clara Brugada, tiene como objetivo erradicar la violencia contra las mujeres y ofrecerles seguridad.
Y es que la cifra de feminicidios en la capital durante 2024 muestra que 37 mujeres fueron asesinadas en solo nueve meses, es decir, un promedio de casi 4 feminicidios por mes. El contexto en el que viven muchas mujeres en la ciudad es violento, y para Gabriela, este hecho se siente tan cercano. “Cada vez que veo una noticia sobre una mujer que murió, siento que podría haber sido yo”, expresa.
La noche que cambió todo
Con voz temblorosa, pero firme, relata la noche que cambió su vida: “Tenía miedo, claro que lo tenía, pero en ningún momento me imaginé que fuera a pasarme a mí. Nada más salí a la tienda y él estaba ahí, esperándome. Me siguió y comenzó a gritarme cosas horribles. Cuando intenté ignorarlo, se puso violento.”
Aquel episodio nocturno terminó con Gabriela en el hospital y su agresor huyendo del lugar. Desde entonces, su vida ha estado marcada por un temor constante.
“Ahora cada sonido, cada sombra en cualquier calle me pone en alerta. A veces pienso que nunca voy a poder sentirme libre otra vez”, dice con los ojos llenos de lágrimas. Sin embargo, también hay en su voz un espacio para creer en una palabra que menciona con frecuencia mientras habla: “justicia”.
A la expectativa ante de otro programa
“Siempre Vivas, Libres, Poderosas e Iguales” incluye 25 compromisos enfocados en erradicar la violencia de género. Entre estos, destacan la creación de la Defensoría Social y Jurídica de las Mujeres, el fortalecimiento de la Línea de Atención de Emergencia SOS *765, y la construcción de 100 Casas de las Siemprevivas, espacios de refugio y apoyo para mujeres víctimas de violencia.
Gabriela mira estos compromisos con cautela. “La Defensoría es algo que necesitamos, pero también necesitamos que los casos se resuelvan rápidamente. Muchas veces el sistema es lento, y las mujeres tenemos miedo de que no nos tomen en serio”, aseguró. Sin embargo, reconoce que contar con un espacio seguro y un apoyo jurídico especializado podría hacer la diferencia.
Un punto que espera que sea efectivo es la creación del Centro de Atención Integral para Mujeres de Alto Riesgo. “Imaginar un lugar donde podamos acudir sin miedo, donde te escuchen, te apoyen, y no te manden de una oficina a otra, eso podría salvar vidas. A mí me habría servido cuando lo denuncié y me dijeron que lo que viví, y lo que muchos decían que casi ni contaba ‘no era tan grave’.”
Aunque reconoce los avances que podrían lograrse, Gabriela no oculta sus dudas. “Todo suena muy bien, pero falta que lo cumplan. La violencia no se elimina con discursos, sino con acciones concretas. Y esas acciones necesitan presupuesto, voluntad y seguimiento.”
Una vecina que la acompaña en su relato, quien también fue víctima de violencia hace años, interviene: “Esto va más allá de Gaby o de mí. Muchas mujeres aquí ni siquiera saben que existen estos programas, y las que lo saben no siempre confían en que serán protegidas. Hace falta mucha difusión y que los funcionarios estén verdaderamente capacitados.”
Además, menciona que otro reto es lidiar con la falta de sensibilidad en las instituciones. “Si no cambian las actitudes machistas dentro de los mismos ministerios públicos y hospitales, no importa cuántas estrategias hagan, siempre habrá trabas.”
A pesar de las cicatrices que cargan su cuerpo y su alma, Gabriela no pierde la esperanza de que las cosas puedan cambiar. “Quiero creer que esta estrategia no será solo un papel más. Que cuando digan que están de nuestro lado, lo demuestren con hechos. Yo ya no puedo cambiar lo que pasó, pero quiero que mis hijas crezcan en un lugar en donde no tengan que vivir con miedo.”
Una lucha colectiva
Mientras la entrevista llega a su fin, Gabriela se permite un pequeño respiro. “Esto no se logra solo con el gobierno, necesitamos unirnos. Entre mujeres, con los vecinos, en las escuelas, en cada rincón. Porque al final, si no hacemos ruido, si no exigimos, nadie nos escucha.”
Como ella, miles de mujeres en la Ciudad de México esperan que la estrategia Siempre Vivas, Libres, Poderosas e Iguales sea más que un anuncio: que sea el principio de una vida donde la libertad y la igualdad sean una realidad, no un privilegio.