Tres niñas de 12 años, alumnas de la Secundaria 317 Octavio Paz, tomaban clases cuando comenzó algo a lo que ya están acostumbradas desde que entraron al plantel: durante tres horas el salón se llena de olor de mariguana.
El aroma proviene de un fumadero que está pegado a la barda de la escuela. La mariguana puede ser para llevar o para fumar allí.
Pero esta vez ocurrió algo diferente, las tres niñas, parte de un grupo de 40 que deben vivir esto a diario, comenzaron a sentirse excesivamente mal. Terminaron en servicios médicos y posteriormente con especialistas: tenían una intoxicación propia de un adicto, la mariguana se había mezclado con los medicamentos para la tos que estaban tomando y sufrieron los efectos que consumidores de drogas buscan realizando ese tipo de mezclas.
“Hay cosas más importantes que pintar los salones”, interrumpió la madre de una de las pequeñas en una junta entre autoridades y padres de familia sobre lo que requiere el plantel ubicado en Iztapalapa, “mi niña fue una de las afectadas”.
Este fumadero se encuentra en una cerrada que da a uno de los edificios del plantel, en el que toman clases niños de primero, segundo y tercer grado, todo
mundo sabe de su existencia, pero nadie hace nada por temor a las represalias.
“De repente pasan patrullas, pero no se detienen y por más que se denuncia nada pasa con este sitio, lo peor es que los chicos ya están siendo afectados”, dijo otra de las madres presentes.
Hoy en día, a la mariguana que venden en las calles de Iztapalapa se le añaden sustancias para provocar la adicción. Un grave problema de los adolescentes en la secundaria 317 Octavio Paz, que se encuentra en calle Guadalupana y Calle 1 s/n Col. Lomas de la Estancia, Alcaldía Iztapalapa, CP 0940 es que al oler la mariguana pueden estar iniciando un proceso de adicción.
Exponerse al humo de la mariguana puede causar irritación pulmonar y crisis asmáticas, así como causar ansiedad o problemas de memoria, además de dañar los conductos respiratorios y los pequeños conductos de los pulmones.
Padres y madres ya han visto otras opciones para evitar que el humo llegue directamente a los alumnos, propusieron sellar las ventanas e instalar ventiladores para que el humo se disperse y no afecte a los chicos, otra de las propuestas sería levantar la barda, pero se requieren de permisos por que hay una ley que establece el tamaño de las bardas por los sismos.