Debido a la celebración del Día de la Virgen de Guadalupe en la Basílica capitalina, este 2024, se espera la llegada de más de 12 millones de peregrinos, una movilización masiva que también implica un desafío ambiental, pues autoridades locales proyectaron que este año se recogerán cerca de 2 mil toneladas de basura durante y después del evento.
Impacto ambiental
El volumen de residuos generado por los peregrinos es abrumador. Entre los desechos más comunes se encuentran botellas de plástico, empaques de alimentos, restos orgánicos y objetos desechables utilizados durante el trayecto y en los albergues temporales.
Según datos de la alcaldía Gustavo A. Madero, en 2023, previo a los festejos se recolectaron aproximadamente 444 toneladas de basura en la zona de la Basílica, cifra que podría aumentar este año debido a la mayor afluencia.
En entrevista con Crónica, el alcalde Janecarlo Lozano indicó que en esta edición se prevé recoger cerca de 2 mil toneladas de basura en tan solo 3 días posteriores al evento.
“Vamos a requerir más de mil 800 personas en este ejercicio de limpieza para que tengamos limpias las calles aledañas a la Basílica de Guadalupe y más de 90 vehículos van a intervenir”, indicó.
Lozano añadió que, para hacer frente a esta gran cantidad de desechos, la alcaldía ha implementado un operativo de limpieza sin precedentes en la historia de la demarcación, destinado a garantizar que el área alrededor de la Basílica permanezca en condiciones óptimas para los miles de visitantes.
“Este esfuerzo no es solo una reacción, sino una estrategia pensada para que los peregrinos tengan la mejor bienvenida posible. La Calzada de Guadalupe, por ejemplo, hoy es una de las avenidas más iluminadas de la ciudad, preparada para recibir a los millones de visitantes con los brazos abiertos. Tenemos una calzada que es irreconocible. No había visto, en los años anteriores, una calzada tan limpia de comercio, tan cuidada, tan libre de basura como lo tenemos hoy”, expresó.
El edil también hizo un llamado a los peregrinos para seguir siendo respetuosos con el entorno y colaborar en la conservación del lugar.
“Los peregrinos vienen con la intención de cumplir con sus promesas y en una actitud de paz. Debemos recibirlos con los brazos abiertos y nosotros preocuparnos por temas como la seguridad y la gestión de residuos”, agregó.
Plástico: Mayor problema
Entre los desechos más comunes se encuentran botellas de plástico, empaques de alimentos, restos de comida y utensilios desechables.
“El mayor problema son los plásticos de un solo uso. Aunque instalamos contenedores para separación de basura, muchos residuos terminan mezclados, lo que complica el reciclaje”, comentó un trabajador de limpieza del gobierno local.
Por otro lado, el consumo de agua y alimentos también es significativo. Albergues temporales y puntos de descanso ofrecen servicios básicos para los peregrinos, pero esto representa una presión adicional sobre los recursos locales. En algunas áreas verdes utilizadas como puntos de reunión, se ha reportado compactación del suelo y deterioro de la vegetación.
La comunidad: actor clave en la sostenibilidad
Más allá de las acciones institucionales, la participación de la comunidad es fundamental. Grupos de ciudadanos y voluntarios trabajan para mantener limpias las rutas y los albergues. Antonio García, integrante del albergue “Camino Seguro”, explica que el camino, además de fe, también implica tener conciencia con los espacios públicos.
“Nos organizamos para recolectar basura después de cada comida. También motivamos a los peregrinos a separar los residuos, y algunos incluso nos ayudan a limpiar.”
Algunos peregrinos han comenzado a tomar conciencia sobre el impacto de sus acciones. Lourdes Reyes, una peregrina proveniente de Puebla, asegura que desde que empezó a realizar estos recorridos lleva bolsas para guardar la basura que genera.
“Siempre traemos bolsas para nuestra basura y nos aseguramos de depositarla en los contenedores adecuados. Es nuestra manera de agradecer y respetar el lugar al que venimos”, expresó. De manera similar, su vecino, José Luis Martínez, quien lleva más de 15 años participando en la peregrinación, señala: “No cuesta nada llevarse la basura con uno mismo hasta encontrar un bote. Creo que todos podríamos hacer ese pequeño esfuerzo”.
Por su parte, los comerciantes que instalan sus puestos cerca de la Basílica también han adoptado prácticas sostenibles, como el uso de empaques reciclables y la eliminación de plásticos de un solo uso.
“Es un esfuerzo conjunto. Si todos ponemos de nuestra parte, podemos reducir el impacto ambiental”, afirmó una vendedora ambulante.
Desafíos pendientes y el futuro de una tradición sostenible
A pesar de los avances, los retos son numerosos. La falta de educación ambiental entre algunos peregrinos y la limitada capacidad de reciclaje en la ciudad son obstáculos recurrentes. Además, la regulación del uso de plásticos de un solo uso sigue siendo insuficiente en eventos de esta magnitud.
“Es necesario que las estrategias de gestión ambiental no solo sean temporales, sino que formen parte de una política pública integral para eventos masivos”, opinó Antonio García, de “Camino Seguro”.
El alcalde Janecarlo Lozano, por su parte, destacó que este esfuerzo es solo un comienzo.
“Hoy comenzamos a modernizar la Calzada de Guadalupe. Hemos sustituido mobiliarios urbanos, mejorado sistemas de alumbrado y seguridad. Este es el modelo de lo que será la Ciudad de México en el futuro. Vamos a convertir la Calzada de Guadalupe en el primer centro histórico de Gustavo A. Madero. Queremos que se sienta como el Zócalo, un primer cuadro totalmente peatonal, y ese será el futuro de nuestra alcaldía”, dijo Lozano.