Metrópoli

AGATAN puso a disposición de los perritos abandonados todas las atenciones médicas, asimismo, recibieron su cena, platos grandes con caldo de pollo y arroz

“Dormir en el cemento no importa cuando le voy a cantar las mañanitas a la virgencita”

Basílica Mañanitas a la Virgen en la Basílica de Guadalupe. (Jorge Aguilar)

El frío, húmedo y sucio suelo no fue limitante para los millones de peregrinos que con poco dinero en la bolsa acuden a cantarle las mañanitas a la Virgen de Guadalupe. Las delgadas cobijas no ayudan, el agua sucia del suelo traspasa sus camas improvisadas y conforme pasan las horas el frío se vuelve más intenso. Antes de que den las 12, los fieles dormían sin que algún ruido los desperara, ya entraron al templo para ver a la “morenita” y mientras esperan dicen: “dormir en el cemento no importa cuando le voy a cantar las mañanitas a la virgencita”.

La mayoría de los peregrinos entró a la Basílica desde las siete de la noche, cuando había poca afluencia. Aunque durante toda la jornada hubo orden gracias a la organización del personal de la alcaldía, los que cargan grandes imágenes y figuras se podían mover mejor durante el atardecer. Cuando caminaban sobre Calzada de Guadalupe la mayoría platicaba, no se daban cuenta que estaban a pocos pasos de ver a la Virgen, ríen y dicen “ya casi”, las potentes luces que recién se colocaron en la rehabilitación de la vialidad iluminan su camino, nadie tiene miedo, parecía que era de día; algunos con los zapatos desgastados y rotos, corren y se les olvida los kilómetros que han recorrido.

Cuando llegaban a los escalones para accesar, el acceso controlado, por bloques que instaló la alcaldía llenaba de incertidumbre a los feligreses, pues por primera vez para evitar incidentes no se permitió que el aforo se colapsara. En ese momento, los peregrinos empujaban el cordón que hacía la división, pues a pesar de que todavía faltaban algunos metros para llegar y la visibilidad era poca, decían “ya vi a la virgencita, ahí está”, aunque no era posible ver la imagen en esa posición. “¡Sí se pudo, sí se pudo!”, gritaban con la voz entrecortada.

Una vez adentro la emoción crecía y las risas y los comentarios se iban, su atención solamente estaba en la imagen, mientras más se acercaban el silencio se hacía más pesado. Las filas entre las rejas avanzaban rápido, los rezos se hacían más fuertes, el padre nuestro y el ave maría eran las únicas palabras que se escuchaban, otros decían “ya te vine a ver madrecita”, con la mirada fija hacia la imagen no dejaban de rezar.

Las lágrimas llenaron los ojos de algunos, otros no dejaban de sonreír y de persignarse, era como si lo pesado de sus imágenes que cargaron durante varios kilómetros se fuera cuando vieron a la virgen. El tiempo que permanecieron dentro de la Basílica no fue mucho, el equipo de “Fuerza GAM” procuró que todos los asistentes tuvieran la oportunidad de entrar y ver a la Virgen; al salir, algunos iban a los nichos donde frotaban una veladora por su cuerpo y con los ojos cerrados murmuraban una súplica a Guadalupe, la mayoría por problemas de salud.

Conforme pasaban las horas, Calzada de Guadalupe se volvía una fiesta, los gritos de “sí se pudo” se hacían más fuertes, algunos grupos uniformados anunciaban el nombre del pueblo del que venían. Aunque la euforia y emoción estaban desbordadas, el personal de la alcaldía, quienes trabajaron con mayor eficacia que el de la policía capitalina, no permitían que los accesos colapsaran, dado que estrictamente las entradas y salidas tenían que ser respetadas, es por eso que, según comentarios de los asistentes, fue la primera vez que todos los peregrinos pudieron entrar a la iglesia, ya que en años anteriores, la poca organización no liberaba los pasos peatonales y rápidamente se saturaba el recinto.

Dormían abrazados de sus imágenes y pocos alimentos

Una vez que apreciaron la imagen, llegó el momento de dormir, aunque casi todos se quedaron en la calle, los más privilegiados que tenían casas de campaña lograron acaparar un lugar en la explanada de la Basílica, pero los menos favorecidos tuvieron que acostarse en delgadas sábanas y taparse con su chamarra o chal, hasta el amanecer podían partir.

Con los alimentos y cobijas que repartieron las autoridades lograron calmar la incomodidad, pero las banquetas de calles aledañas estaban repletas de personas que parecía que dormían profundamente. El cansancio no los hacía despertar, ni el coordinado operativo de la alcaldía, por el que los dirigentes se hablaban por radios qué sonaban muy fuerte, hacía que abrieran los ojos.

Dormidos, pero con aspecto tranquilo expresaban que la misión estaba cumplida. La vulnerabilidad de permancer en el cemento no les importaba, parecía que estaban expuestos a los peligros de la noche, solamente tenían a sus imagenes y figuras de la Virgen y de Cristo, que abrazaron mientras descansban, otros sostenían el taco que les regalaron para desayunar cuando despertaran, el frío cuajó la carne.

Las horas pasaron y la temperatura descendía rápidamente, el termómetro marcó siete grados, con ráfagas de viento que pusieron a temblar a varios. Alrededor del edificio delegacional, el acceso a la Fiscalía General de Justicia Territorial GAM y la calle Cinco de Febrero se llenaron de peregrinos que querían dormir.

Perritos abandonados cenaron caldo con arroz

Aunque la Secretaría de Gobierno reportó 12 perritos abandonados en su último corte, este año la historia fue distinta para los animalitos. Antes eran amarrados a los postes y hasta el 12 de diciembre eran encontrados, esta vez, la Agencia de Atención Animal de la Ciudad de México (AGATAN) puso a su disposición un vehículo en el que se les brindaron todas las atenciones médicas, asimismo, recibieron su cena, platos grandes con caldo de pollo y arroz.

Basílica Perrito abandonado resguardado por AGATAN. (Jorge Aguilar)

Las autoridades encargadas no dejaban de vigilar a los caninos, los paseaban para que hicieran del baño y para que se alimentaran y nutrieran, acercaban los platos a la boca de los animales, con paciencia, hasta que se lo acabaran.

Casi eran las 00:00 horas y las filas de peregrinos no se terminaban, algunos corrían para entrar, pero el tiempo ganó, pero aunque no le cantaran las mañanitas dentro del templo, lo hicieron a través de las pantallas que la alcaldía colocó para que desde el exterior se disfrutara del evento.

Los mariachis comenzaron su melodía y al unísono, las personas que se encontraban afuera y adentro de la Basílica entonaron las mañanitas. Otra vez se les cortó la voz, veían cautivados la imagen, cuando finalizó la canción aplaudieron y enunciaron “felicidades madrecita”.

Dieron la 1:00, 2:00 horas y las personas seguían su camino hacia la Basílica, inclusive, hasta 10 kilómetros de distancia, en las avenidas San Juan de Aragón, Central y 608, más peregrinos caminaban hacia el recinto, sin perder la fe en que verían a la “Morenita del Tepeyac”.

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