Metrópoli

(Tercera parte) Estudios de la UNAM muestran que el animal está consciente desde el embarque hasta su muerte. Próximamente el Congreso de la CDMX tendrá que analizar el futuro de la fiesta brava

Toros de lidia, una raza criada para sufrir y morir en el ruedo

Estudios han des mostrado que los toros de lidia son animales capaces de sentir emociones.

El sufrimiento del toro de lidia, utilizado para las corridas de toros, es algo que se ha discutido durante décadas, pese a que muchas personas que defienden la fiesta brava dicen que los animales no son conscientes de lo que están viviendo, hay estudios que aseguran que el animal tiene la capacidad de sentir y sufre en el ruedo mientras es maltratado.

El maltrato o crueldad animal se define como la conducta que causa sufrimiento, dolor o deterioro físico a un animal que pone en peligro su vida.

Al toro de lidia se le provoca de forma deliberada miedo, dolor y lesiones que lo hacen sufrir, lo que se contrapone a los principios del bienestar animal de la Ciudad de México y del país —donde supuestamente la prohibición del maltrato animal fue elevada a rango constitucional—, así lo determina un estudio de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, que fue solicitado por la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) capitalina.

El documento, de 2017, se trata de un dictamen forense sobre el dolor y sufrimiento de los toros durante la corrida, en él, tres Médicos Veterinarios Zootecnistas de la UNAM: Beatriz Vanda, Adriana Cossío y Claudia Edwards desmienten que el toro de lidia sea bravo por naturaleza; aseguran que los sistemas nervioso y endócrino funcionan de la misma manera que en el resto de los vacunos; que son herbívoros, no son agresivos y tienen un temperamento nervioso y reactivo para escapar del peligro.

“Los toros son capaces de sentir dolor y de generar emociones diversas… Algunas de las emociones y estados mentales que experimenta un toro de lidia durante la corrida generalmente son negativos, tales como: miedo, ansiedad, sufrimiento, ira, frustración y decepción”.

El tema sobre el sufrimiento del toro de lidia también fue expuesto por el Multidisciplinary Digital Publishing Institute, cuyo estudio es titulado “Quality of Death in Fighting Bulls during Bullfights: Neurobiology and Physiological Responses”, publicado en 2021, determina que “los toros de lidia sufren lesiones musculares, cambios fisiológicos y altas concentraciones de enzimas que reflejan el estrés al que están sometidos, y en algunos toros, las corridas pueden desencadenar desequilibrios electrolíticos que incluyen hipercalcemia, hipermagnesemia e hiperfosfatemia, exacerbados por necrosis muscular y mioglobinuria”.

El toro sufre desde que es embarcado hasta la muerte

Ambos estudios analizan el comportamiento del toro desde que es embarcado hacia la plaza hasta que se le da muerte en la corrida; al ser criado en un entorno extenso con una exposición mínima a los humanos, el día de la lidia el animal se somete a un agudo nivel de estrés y miedo porque son separados de los miembros de su grupo, el entorno que lo rodea es nuevo, el contacto con personas y la exposición a novedades como lo es una plaza llena de gente, ruido, gritos. Y ni la adrenalina ni el cortisol tienen funciones analgésicas, es decir que no disminuyen la sensación de dolor en el animal.

Una iniciativa ciudadana en contra de las corridas de toros cumplió con los requisitos para ser considerada ante el pleno.

Los estudios detallan las lesiones que sufre el animal en los tres tercios de la corrida (el de varas -puya o pica-, el de banderillas y el de la muleta. En la primera se clava, al menos en dos ocasiones, una lanza, conocida como “puya o pica” en la joroba del toro, lo que limita su movilidad, destruye vasos sanguíneos y provoca hemorragias. “Se perforan los músculos trapecio y romboides, así como la porción funicular del ligamento de la nuca, contribuyendo a que el toro mantenga el cuello y la cabeza hacia abajo, haciendo que pierda fuerza en esta región de su cuerpo y que no pueda levantar la cabeza para mirar, olfatear ni escuchar bien”.

Posteriormente se le clavan tres pares de banderillas en los hombros que no “reaniman” al toro como se cree, sino que agravan el daño a los músculos ya lastimados; con cada movimiento del toro, mientras enviste al matador, las banderillas se balancean dentro de las heridas lacerando los músculos en diferentes direcciones, lo que le permite al torero acercarse al animal. En este punto, la pérdida de sangre causa deshidratación y anemia, el animal tiene sed; trata de inhalar más aire porque le falta oxígeno por la pérdida de sangre.

En la etapa final, que es con la muleta, el toro ya está cansado, sediento y anémico por la pérdida de sangre; para esos momentos está jadeando y se le ve la lengua de fuera, con la boca y ollares intenta de jalar más aire “para aliviar la sensación de ahogamiento y asfixia que siente… Mentalmente experimenta decepción y frustración —ésta última se puede apreciar porque se vuelve más aparente la parte blanca del ojo—, ambos sentimientos se presentan porque el toro sigue expuesto a una amenaza de la que no ha logrado escapar ni adaptarse”, asegura el estudio forense de la UNAM.

Cuando el toro renuncia a seguir luchando y ya no intenta embestir, el torero procede a la estocada final, donde utiliza una espada para matar al toro provocando un sangrado profuso en la cavidad torácica, lo que provoca insuficiencia respiratoria, la espada corta los vasos sanguíneos, los pulmones y los bronquios, causando broncoaspiración. El animal está consciente en todo momento, es capaz de escuchar, ver y oler.

“La muerte de los toros durante las corridas, sea por asfixia o por desangrado, ocurre mientras el animal está completamente consciente porque el tronco encefálico y/o la corteza cerebral permanecen intactos”, precisa el dictamen Quality of Death in Fighting Bulls during Bullfights.

Lo que para unos es cultura, para el otro es tortura.

Continuar con las corridas de toros es un retroceso a las recientes leyes aprobadas

Hace unos meses, en noviembre del 2024, en México se reconoció que los animales son seres sintientes y dignos de protección —lo que quiere decir que tienen la capacidad de poder experimentar emociones como dolor, placer, alegría y miedo— y se aprobó una reforma que prohíbe explícitamente cualquier acto que les cause sufrimiento o daño.

A pesar de que ganaderos aseguran que la preservación de la raza se debe a la fiesta brava, sólo el 8% de los toros de lidia son utilizados para las corridas, los demás son enviados a mataderos o se ocupan como sementales, para fines de reproducción. El toro de lidia (creado por el ser humano mediante la selección) pertenece a la especie Bos Taurus, que es abundante en todo el mundo.

De acuerdo con el INEGI, en el Censo Agropecuario del 4 de diciembre del 2023, se determinó que existían 24 millones 808 mil 075 de bovinos en México.

Cuál es el costo de una corrida de toros y cuánto genera

De acuerdo con cifras de un documento titulado “Caracterización y Dimensionamiento del Sector Bovinos Espectáculo 2018”, elaborado por asociaciones taurinas y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el costo promedio de un toro para una corrida es de 49 mil 365 pesos, por corrida participan 6 toros, es decir, se pagan 296 mil 190 pesos por toros en cada evento. En 2018 se realizaron 444 eventos en plazas fijas, los toros de dichas celebraciones representaron una suma superior a los 131 millones 424 mil pesos.

El pago de los matadores es variable, depende de su popularidad; en promedio un matador recibió 89 mil 156 por evento, contemplando 3 toreros por evento son 267 mil 468 pesos. De acuerdo con el análisis, en 2018 se tuvieron 951 actuaciones, esto implicó que las empresas pagaran en total 84 millones 787 mil 546 pesos.

En cuanto al recinto, se paga un aproximado de 145 mil pesos, dependiendo la plaza; en 2018 el total por renta de plazas ascendió a 63 millones 834 mil 521 pesos.

Las novilladas documentadas en 2018 fueron 110, con la actuación de tres novilleros en promedio por evento, lo que representó 330 actuaciones; el pago en promedio es de 9 mil 150 pesos por novillero; por lo que en total se pagaron 3 millones 019 mil 408 pesos.

Al finalizar el espectáculo taurino, la carne del animal es comercializada para su consumo humano; de acuerdo con el documento, la carne es valorada por su alta calidad, dada la alimentación recibida por el bovino durante su crianza y porque vive en un hábitat natural, en condiciones que permiten desarrollar su corpulencia y que la carne sea baja en grasa. Según los datos registrados en 2018, en los 2 mil 340 festejos taurinos realizados, se lidiaron 6 mil 516 animales en sus diferentes categorías; el precio promedio por animal luego de la corrida fue de 17 mil 123 pesos, su venta representó un monto total anual de 111 millones 576 mil pesos.

El documento detalla el costo de todos los gastos que se generan para realizar el evento, servicios médicos, religioso, veterinario, banda musical, clarineros y tamborileros, vigilancia, autoridades, publicidad y más. La suma de los gastos suma una cantidad de 951 mil 652 pesos y los ingresos 799 mil 650 pesos, lo que representa una perdida superior a los 152 mil pesos.

En nuestra entrega anterior precisamos sobre las declaraciones que hicieron administradores de la Plaza de Toros México y reconocen que hay más perdida que ganancias.

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