Metrópoli

“Tengo paz en mi corazón, pero no está completa porque todavía me espera la lucha institucional por el acceso a la verdad y a la justicia en la muerte de mi hija”, dice Jaqueline, quien exige a las autoridades que también se “ensucien las botas” en la localización de desaparecidos

¡Te amo Monse, te amo! Exclama madre tras concluir búsqueda sin hallar restos

Búsqueda Jaqueline Palmeros enciende una veladora al concluir la búsqueda de Monse en Ajusco. (Jorge Aguilar)

No se encontraron restos de Monserrat en el paraje “Llano de Vidrio” en el Ajusco, las últimas zonas para excavar se agotaban y tras dos días de búsqueda, se acababan las oportunidades para recuperar los restos óseos de la fallecida, para que después de cuatro años, su madre pudiera darle una sepultura digna.

Esfuerzo no faltó de las madres buscadoras, de los solidarios, ni de cualquier persona que en el sitio haya prestado sus ojos y manos para buscar hasta la parte más pequeña de Jael Monserrat Uribe Palmeros. La madre de la fallecida, Jaqueline, estaba agradecida con sus compañeros, pues cada persona había regalado su máximo esfuerzo hasta encontrarles.

Sin embargo, al final de la jornada, acusó que una vez más, el Estado les “quedó a deber”, ya que aún con las promesas del Gobierno capitalino para crear un Gabinete de búsqueda, funcionarios y víctimas viven realidades distintas, cuando los mandos permanecen en zonas cómodas y no toman una pala para rascar la tierra, lo que, señalan, limita la empatía de las autoridades para realizar su labor de indagatorias.

“Te amo Monse, te amo!, dice Jaqueline, quebrada, impotente y frustrada al no hallar resultados positivos de huesos humanos.

“Se están acostumbrado a que nosotros hagamos su trabajo, porque quienes abajo se estaban rompiendo la madre, eran las familias y los solidarios, los funcionarios estaban en lo que era más cómodo. El día que yo vea a un fiscal o a un comisionado ensuciándose las botas, pasando cubetas de tierra, voy a decir que se pusieron en nuestros zapatos, mientras no”, dijo la mamá en presencia de Enrique Camargo, titular de la Comisión de Búsqueda de la Ciudad de México.

“Mientras, nos quedan a deber un chingo. Esto no debe de pasar, a cualquier chica que desea regresar a su hogar, no le deben interrumpir así la vida. Monse tiene dos hijos, que esperan que su mamá llegue con vida, que todavía no saben que jamás la van a volver a ver en esta tierra. Ellos (los hijos de Monse) dicen que deberían de tener un lugar para llevarle una flor a su mamá”.

Búsqueda Madres buscadoras y solidarios en "Llano de Vidrio", Ajusco. (Jorge Aguilar)

Los únicos restos óseos que se encontraron en la barranca pertenecían a animales, asimismo, seis casquillos de nueve milímetros fueron sacados de la tierra por las madres, con el cuestionamiento que las invade: ¿Quién fue la víctima de esas balas?

Dichos indicios balísticos se suman a los 11 que se recolectaron en los tres días de búsqueda, lo que para las madres pone en evidencia la grave situación de inseguridad que prevalece en el Ajusco.

Aunque la búsqueda fue minuciosa e intensa, la mamá aseguró que el trabajo de campo nunca será tan difícil como obligar a las autoridades, en las que desconfía, a que realicen las indagatorias de la muerte de Monse, así como la captura de los responsables.

“Tengo un poco de paz en mi corazón pero no está completa porque todavía me espera la lucha institucional por el acceso a la verdad y a la justicia. Puedo confiar en mí, en los pies y en los ojos de mis compañeras y sé que encontramos a los que nos faltan, pero en las instituciones no confío y ese acceso a la verdad y a la justicia me va a costar más trabajo que encontrar a mi hija”, dijo Jaqueline.

Aunque la jefa de Gobierno, Clara Brugada se comprometió a elaborar una propuesta integral que permitirá optimizar las acciones de búsqueda, sumado a reforzar la Comisión de Búsqueda con el personal y los recursos necesarios, las madres buscadoras no creen en esa promesa, proyecto inalcanzable cuando, dijeron, los funcionarios desconocen las carencias de herramientas, falta de personal de la Comisión y las deficiencias de la Fiscalía en la investigación de delitos contra las mujeres.

“No solamente es hablar de una estrategia política de búsqueda de personas desaparecidas; sin las familias no, tienen que venirse a romper la madre con nosotros, a ver lo que hace falta, mañana van a anunciar su Gabinete, qué bueno, pero ¿Aquí cuándo los vimos en estos tres días para entender los procesos? A ninguno de los que están allá abajo, de los que hablan de un gabinete y estrategia, se les vio”.

“Tengo mucha molestia porque demuestran su incapacidad para una búsqueda emergente, sabíamos a quién buscábamos y ni siquiera así se cumplió la expectativa de todas las familias. Hoy sé que donde solidarios e instituciones trabajaron, no está un pedacito de mi hija, pero me voy incompleta porque hace falta mucho y en ese mucho puede estar cualquiera de los hijos o hermanos de mis compañeras”.

“Aquí hay muchas familias que tienen desaparecidos en el Ajusco y hemos hecho un llamado a las autoridades porque nos urge que entre seguridad, que pongan arcos, que no se siga repitiendo esto, que entren a buscar con nosotros y lo siguen dejando de lado. Espero que esto sea un precedente para que el Gobierno se de cuenta que tienen que actuar”.

A Jaqueline le enfurece permanecer en el sitio e imaginar lo que pasó con los restos de su hija y de otros desaparecidos antes de ser abandonados en la tierra y basura. El reclamo hacia las carencias de las autoridades es apoyado por las otras madres, quienes gritaban “siempre es así”, después de cada reclamo de la mujer hacia la falta de peritos, policías “Zorros” de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y de recursos monetarios otorgados a la remoción de tierra en búsqueda de restos.

Con el paso de las horas, la esperanza no se extinguió en Jaqueline, hasta el último segundo disponible mantenía la fe en llevarse a casa un pedacito de Monse. Ninguna de las madres solidarias imprimió menos fuerza en subir cubetas con tierra o en rascar lo más profundo posible en la peligrosa pendiente y madrigueras.

Con sus manos exploraron el cerro, analizaron cientos de kilos de tierra y se pusieron en riesgo en busca de quienes no regresaron a casa. Para las mamás viajeras del Estado de México, Veracruz, Guerrero, Sonora y más estados azotados por la violencia y la desaparición de personas, el rastreo en solitarios parajes no tiene nombre específico, van por todos los que ya no están.

Durante el último día de rastreo, tuvo lugar un reclamo de las madres buscadoras hacia la Comisión de Búsqueda y la Fiscalía capitalina, debido a que 24 horas antes, de un arbusto se extrajo un pantalón de mujer talla cinco y casi deshecho, sin embargo, fue hasta un día después que las autoridades determinaron que era necesario excavar más esa zona donde se halló la prenda.

El pantalón se localizó en un punto al este del paraje, no obstante, las autoridades señalaron que no le tomaron ninguna fotografía o marcaron en un mapa las coordenadas del sitio que tenía que ser intervenido con mayor delicadeza, por lo tanto, no podían definir las coordenadas para angular la excavación durante las pocas horas que quedaban.

Una de las mamás cuestionó a los mandos por no ubicar el sitio donde se encontró la prenda y la contestación que recibió fue que ella debió haber llamado al fotógrafo pericial para reconocer el punto, ya que ese no es trabajo de los antropólogos.

Para identificar el montículo de vegetación del que se extrajo el pantalón, los presentes buscaban qué persona había grabado un video del momento del hallazgo, ante el desacuerdo del posicionamiento del espacio que podría agilizar la ubicación de otros indicios.

Al final de la jornada, las madres participantes argumentaron que en sitios de la barranca era necesario excavar un poco más, sin embargo, no existe una fecha definida para reanudar la exploración.

El sacerdote recitó la última oración que concluye, por el momento, la búsqueda de Monse; Jaqueline rompió en llanto, la tristeza la invade, pero nunca se quedó sola, sus compañeras la abrazaron. La mamá de la fallecida gritó “¡Te amo Monse, te amo!”.

Jacqueline tomó una veladora, un ramo de flores y lo colocó en un agujero en la parte superior de la zona cero, lo que recordará para siempre que sus manos sacaron a su hija de los escombros. La mamá se hincó, limpió sus lágrimas y con melancolía miró la fotografía de Monse; como lo mencionó desde el momento en que halló los primeros restos, estaba cumplida la promesa que le hizo a su hija de encontrarla.

El lugar se quedó solo, en espera de que la Comisión de Búsqueda autorice otra revisión o que autoridades del Gobierno capitalino identifiquen las carencias y fallas en los protocolos del rastreo de desaparecidos en México. La noche llegó a “Llano de Vidrio”, nadie sabe cuántos restos de personas “descansan” en el sitio o cuántos más serán abandonados próximamente.

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