“Agua clara para ti, agua para todos, lo mejor es agua bienestar”. La tonada es de música urbana. Reggaetón. Gente, ya grande en su mayoría. Los vecinos del Barrio del Niño Jesús, en Coyoacán, hacen tiempo recordando cómo padecieron la escasez de agua en sus casas durante dos años. “¡Qué bárbaro, dos años!”, dice una vecina.
La plática de unos cuantos permea la problemática de las diez mil familias afectadas en la zona. La falta de agua le atañe a todos los presentes, a la viejecilla de lentes en silla de ruedas y al niño que juega con su cantimplora en forma de camión. Así, dio inicio, a las dos de la tarde del sábado 22, la reunión informativa concerniente a la inauguración del pozo del Barrio del Niño Jesús, obra de catorce millones de pesos que comenzó a mediados de junio del año pasado.
En la reunión, estuvieron presentes Mario Esparza, titular de la Secretaría de Gestión Integral del Agua; Mónica Gómez Maqueo, Coordinadora de Obras de Agua Potable; José Alfredo Galindo, director general de Servicios a Usuarios; Yolanda Mendoza, presidenta del Comité Vecinal del Barrio del Niño Jesús y Francisca Bautista, secretaria de este mismo comité.
“Fueron dos años de lucha”, en palabras de Yolanda Mendoza, en los que los vecinos se toparon con que el Sistema Cutzamala los dejó como la única comunidad en todo un circuito que no contaba con agua; bloquearon, a manera de protesta, Miguel Ángel de Quevedo y Fernández Leal.
Mario Esparza, titular de la Secretaría de Gestión Integral del Agua, explicó que a la obra del pozo del Barrio del Niño Jesús aún le falta incorporar varios elementos: una barda perimetral y una reja tubular que dé hacia Miguel Ángel de Quevedo; una caseta que sirva para que los policías se instalen y resguarden así el pozo, y en general, el revestimiento de éste con pintura para “ponerlo chulo y rebonito”, como mencionó la Coordinadora de Obras de Agua Potable, Monica Gómez Maqueo.
Fuera de eso, Esparza comentó que las complicaciones “ya quedaron en el pasado” pues “el agua sale clorada y con buena presión”.
Asimismo, en los próximos planes de la secretaría está mejorar la calidad del agua del acuífero y eficientar la red de distribución hidráulica en la alcaldía de Coyoacán, un “trabajo titánico para garantizar el derecho humano al agua”: se habló de poner polígonos para hacer obras de filtración, trabajar el ciclo hidrológico del agua y su tratamiento (reutilizar el agua de primer uso, por ejemplo), alimentar las válvulas de los tanques y procurar en la mayor medida el que no se desperdicie el agua.
Durante la asamblea se dijo que esta problemática sirvió para “fortalecer la identidad del barrio y generar lazos bien fuertes entre la comunidad”.
Con un dejo de alivio por la inauguración del pozo y a la vez de pena por el pasado que se fue, tomó la palabra Francisca Bautista (o Paquita, como la presentaron): recordó “lo que platicaban las abuelas” sobre cómo aprovechaban el ojo de agua que había en la zona y cómo ahora con la situación de la escasez, es necesario cuidar aún más el agua en las actividades del día a día. “No volveremos a ver que en el barrio abunde el agua”, lamentó la representante de los vecinos.
“No sé si haya comentarios de los vecinos”, dijo ella antes de que Yolanda Mendoza le diera las gracias a los servidores públicos que habían estado presentes, dijera unas cuantas palabras más sobre todo lo que conllevó el proceso de la construcción del pozo para el barrio y diera por terminada la reunión informativa, invitando a los asistentes a una taquiza de canasta...