
Cada cuatro minutos, una niña o un niño mueren en actos de violencia en su contra; cada 10 minutos, una niña o una mujer son asesinadas en el mundo por un miembro de su propia familia, de acuerdo a ONU Mujeres. Además, las agresiones contra las niñas tienen marcado carácter sexual.
La OMS reporta que 1 de cada 10 niñas han sufrido abuso sexual --el doble de prevalencia que los niños, pues entre ellos son 1 de cada 20--. En México, según INEGI, 6 de cada 10 niñas han padecido alguna agresión en su hogar.
UNICEF consigna que globalmente más de 119 millones de niñas no acuden a la escuela. Y entre quienes sí van, la UNESCO reporta que 1 de cada 3 padecen alguna forma de violencia, lo que repercute negativamente en su aprendizaje y bienestar.

“En la brecha educativa se incuban las desigualdades y vulnerabilidades que afectan su derecho al futuro. Y ese es un problema del presente. En el mes de las infancias, Ola Violeta analiza y contribuye a visibilizar el derecho al futuro de las niñas”, detalla María Elena Esparza Guevara, fundadora de Ola Violeta, organización que presenta el reporte “Niñas y derecho al futuro. La revolución pendiente”.
El de la violencia sexual en contra de las niñas es un desafío que recorre al mundo. En algunas regiones, más de 133 millones de ellas padecen de mutilación genital, además enfrentan secuestro, trata, explotación laboral y sexual.
La Fiscalía General de Justicia reporta que entre enero de 2024 y febrero de 2025 hubo 6 mil 257 víctimas femeninas menores de 17 años de algún delito de género en la Ciudad de México. Un factor significativo en la violencia hacia las niñas es su hipersexualización, basta añadir que en México 1 de cada 5 mujeres se casan antes de cumplir 18 años.
“La mala práctica de hipersexualizar la infancia implica conectar la natural decisión de agradar con el ser sexy, según lo defina cada sociedad; se representa a la persona como un objeto y no como un ser libre, tanto en acción como en decisión. La era de la validación a través del like en redes sociales sólo ha agravado el panorama”, explica Esparza Guevara.

Una manera de abordar y trabajar a favor de mejores condiciones para las niñas es la noción emergente del derecho al futuro, que ha aparecido en debates sobre Derechos Humanos y está ligada a la responsabilidad intergeneracional por parte de las y los adultos del presente hacia los menores y las generaciones venideras.
Desde Ola Violeta AC se hace un llamado a garantizar que infancia no sea sinónimo de vulnerabilidad y eso implica la supervisión del gobierno y la exigencia de compromiso a todas las organizaciones y empresas, incluidas las de redes sociales que lucran con el contenido ofrecido a y producido por niñas en una sociedad definida por las lógicas del capitalismo y el patriarcado.