Metrópoli

“A las autoridades del Cecofam no les importa la integridad de mi hijo”

Existen órdenes médicas que determinan que el menor está en riesgo y también hay pruebas de las crisis de ansiedad que ha tenido, pero siguen ignorando a la madre

Foto ilustrativa

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"He llevado arrastrando a mi hijo al Centro de Convivencia Familiar, los psicólogos no le dan agua, ni de comer, lo obligaban a ir en contra de su voluntad", narra a Crónica una mujer que asegura es un calvario cada que tiene que asistir al Cecofam.

Ella indica que dicha institución no ha cuidado la integridad emocional y física de su hijo, pues lo fuerzan a convivir en su padre en sitios no adaptados para menores, a pesar de que el niño llore, grite y sufra cuando asiste a las visitas semanales.

Cuando la mujer explicó a las autoridades del Cecofam que el menor se angustia y padece severas crisis de ansiedad al momento en el que ingresa a las instalaciones del centro, los trabajadores solamente le dicen que es su obligación llevarlo a visitar a su padre y que de lo contrario, será acreedora a una multa de nueve mil pesos, todo esto sin que los supuestos especialistas que trabajan ahí hayan cuestionado al niño del por qué le desagrada convivir con su progenitor.

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“Por la ansiedad mi hijo se rasguñaba las manos, grita y llora en la calle, incluso en una ocasión llegó la patrulla porque pensaron que me lo estaba robando; he comentado todo esto, pero me ignoran y prefieren creerle al padre de mi hijo que dice que yo invento todo”.

La salud física del niño también está en riesgo; Cecofam se desentiende 

La afectada aseguró que su hijo también ha sido víctima de negligencias médicas, incluso se lesionó una espinilla y el padre ni los trabajadores se dieron cuenta; un médico particular recomendó que el menor tenía que ser vigilado en todo momento porque de lo contrario, su salud estaría en riesgo, “pero tampoco les importó”.

“Acudí al Cecofam a quejarme y les dije que me tenían que mantener informada de todo lo que le pasara a mi hijo, sólo respondieron que no tienen por qué estar vigilando a cada niño”.

La mujer cuenta que no es la primera vez que el pequeño resulta lastimado en una convivencia, “mi hijo ha regresado con moretones y hasta con una fractura de dedo; he pedido que me muestren las cámaras del Cecofam para ver qué pasa, pero ignoran mi solicitud, el papá del niño sólo dice que mi hijo es muy imaginativo y los trabajadores le creen, no investigan más”.

A cuenta gotas, por temor, el pequeño finalmente reveló a su madre que se hacia las lesiones jugando, que su papá sólo se la pasaba platicando sin prestarle atención, por lo que decidió llevarlo al médico para descubrir qué le pasaba.

“El doctor me dijo que mi niño podía desarrollar una tendencia de poco calcio en los huesos y por ello todos los accidentes que ha tenido, me advirtió que debía tener mucho cuidado y recomendaron que mi hijo estuviera sin hacer movimientos bruscos; le avisé a su padre e insistió que estaba inventando enfermedades para negar las convivencias; eso al Cecofam tampoco le importó.

La preocupación de la mujer que busca salvaguardar la vida de su hijo incrementó, ya que en la siguiente visita, su expareja ingresó una solicitud para ingresar a un doctor y que revisara al niño, ese medico aseguró que no tenía ningún padecimiento, “no le hizo un chequeo, le presenté todo el antecedente médico de mi hijo, comenté que tenía que estar un mes sin actividades y sólo contestó que no era cierto, que mi hijo no tenía nada”.

A pesar de que la madre presentó las órdenes médicas en las que se indica que el menor tiene evitar movimientos de alto impacto, los trabajadores ignoraron sus peticiones; sin embargo, la mujer asegura que el organismo no actúa de la misma manera cuando el padre del menor requiere que las psicólogas o facilitadoras resuelvan un asunto relacionado con la gestión de las convivencias.

La mujer fue multada por resguardar la seguridad de su hijo

Cuenta que, el instituto desdeñó la documentación que expuso con el expediente clínico de su hijo, advertencias y recomendaciones que comunicaban que el menor podía sufrir lesiones si no reposaba durante un periodo de 30 días. Al ser rechazada, la mujer decidió no llevar al menor a las visitas, ya que resultaba primordial su salud y estabilidad física pero las autoridades del Cecofam impusieron una multa en su contra.

Dicha amonestación perjudicó las siguientes audiencias de resolución de convivencias de la señora, el Cecofam y el exmarido de la mujer la hicieron blanco de señalamientos que la acusaban como una persona que prohibía cualquier contacto del niño con su papá.

“Aunque mi hijo dice que le incomoda estar con su papá, en el Cecofam hacen creer como si fera lo contrario, hasta me dicen: 've, señora, como al niño si le gusta venir'”, cansada de lidiar con lo mismo todo el tiempo, la señora metió un amparo al Tribunal Colegiado y cinco magistrados, “por unanimidad votaron a mi favor”, contó.

Pese a que dichas autoridades afirmaron que la mujer no tenía que ser acreedora a una amonestación debido a que el rechazo por asistir al Cecofam era por salvaguardar al niño, ella narra que en la siguiente audiencia, la jueza del juzgado 31, María del Rocío Collado Macín volvió a emitir opiniones parciales que la colocaban en desventaja, además de dichos discriminatorios que la califican erróneamente sin haber analizado el caso.

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“La jueza me dijo que yo le dije a mi hijo que tiene varios papás, pero él así le dice a su tío ya su abuelito, yo le digo que no son sus padres, pero él me dice que quisiera que su papá fuera como ellos. Cuando la jueza revisó mis documentos me dijo que por qué metí amparo y que, si quería trabajar, que dejara al niño para trabajar todo lo que quiera y que yo diera la pensión. Luego me amenazó con hacerme pruebas psicológicas y si el resultado arrojaba alineación, me iba a quitar al niño; 'no me importa el drama que armes, te lo voy a quitar', así me dijo”.

El pequeño recibe amenazas de una jueza

La mujer narra que su pequeño declaró con la misma jueza pero lo que le contó el niño la dejó aun más preocupada: “Mi hijo me contó: ‘me dijo la jueza que te iba a regañar porque le digo papá a mi tío y a mi abuelito, me enseñó unas uñas para sacar las grapas, y me dijo, esta soy yo, porque tengo mucho colmillo y esto te va a morder si me dices alguna mentira; si no vas al Cecofam y no contestas las llamadas, tu mamá se va a morir'; ese día mi hijo no quiso comer y estuvo muy ansioso, a partir de ese momento no quiso regresar a ese lugar”.

El exesposo de la mujer ingresó un documento en el que se solicita que la madre lleve al niño a las convivencias de manera obligada, sin embargo, cansada de la poca justicia y deficiente proceso de resolución, la llevó a no acatar las indicaciones de los trabajadores del Cecofam. Además, explica que tuvo miedo de que la salud de su hijo se continuara deteriorando, pues aparentemente, el centro no tiene las condiciones ni recursos para alimentar al niño durante las horas de juego, o por lo menos darle un vaso de agua.

“Cuando salía, mi hijo llegaba con sed, no le daban de comer ni agua, salía con la boca seca, su papá no se preocupaba por eso y a las psicólogas no les importaba; estoy en un proceso para que se le obligue al hombre a alimentarlo”.