Metrópoli

"¿Quiere denunciar agresión policial? Pero si ahorita ya salimos a comer..."

Una mujer y su hija de 11 años fueron encapsuladas el día de la marcha contra la violencia hacia las mujeres. Fueron jaloneadas del pelo y golpeadas probablemente sólo porque a la policía le pareció que la madre daba el perfil de las feministas radicales. Tratar de denunciar es un nuevo martirio

Durante la marcha

Durante la marcha

Ale y su hija de 11 años fueron encapsuladas por policías durante la pasada marcha en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre; las mujeres marchaban pacíficamente (como puede comprobarse en videos de la propia policía) cuando un contingente de uniformadas comenzó a cercarlas, encapsularlas y agredirlas físicamente con el pretexto que revisarían sus mochilas.

Entre golpes, jalones, rasguños y patadas, las policías separaron a Ale de su hija, quien también fue agredida físicamente para arrebatarle la mochila que llevaba, como dio cuenta Crónica en una nota previa.

Ese mismo día, Ale levantó una denuncia penal en la Coordinación Territorial Cuh-4 por abuso de autoridad y robo de su celular. Le tomaron declaración y abrieron una carpeta de investigación.

A Ale la tomaron de ofice boy para dar continuidad a su denuncia y llevar oficios de una oficina a otra. Luego se presentó ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad donde pudo ver los videos de la acció policial en su contra y en contra de su hija menor de edad.

Las cámaras de la policía de García Harfuch siguieron a Ale desde antes de ser encapsulada. Defensores de derechos humanos sólo encuentran una explicación: joven, vestida de negro y con una mochila, la policía decidió que era un peligro y decidió cercarla.

Pero los videos en la Comisión de Derechos Humanos tienen un curioso defecto: cuando se ve que Ale y su hija comienzan a ser cercadas, el video da un brinco, justo para evitar que se vea la agresión física de las policías que dejó marcar en el cuerpo de la joven madre.

Agresion y huellas de la misma

Agresion y huellas de la misma

Especial

Ale está enfurecida, quiere acciones legales contra los policías de García Harfuch, la misma corporación que exigió disculpas públicas a una alcaldesa de oposición por abofetear a uno de sus elementos. Así, Ale volvió este martes a la Fiscalía para ratificar su denuncia, tal y como le indicaron.

Esta es la cuarta visita de Ale pues antes debió ir y enterarse que la carpeta no estaba bien integrada, que debía regresar otro día; que faltaba un oficio por entragar, pero ya que ella estaba allí y mistraba mucho interés, por qué no lo llevaba ella misma; que la carpeta había llegado, pero se habían equivocado y regresaron la carpeta porque habían mandado la copia y no los documentos originales. 

Este 10 de enero, Ale acudió a la Fiscalía Especializada contra Delitos Cometidos por Servidores Públicos para saber el proceso de su denuncia. La primera dificultad fue que a las 15 horas, ese MP se declaró en hora de comida "y todos regresan hacia las 5 de la tarde". A esa hora, finalmente el agente del Ministerio Público, Luis Antonio Sandoval, le dijo que todavía no tenían la carpeta ya que la mujer había solicitado los videos de las cámaras del C5 en la calle 5 de Mayo, donde ocurrieron los hechos.

"No tenemos la carpeta físicamente, la desconcentramos porque no estaban los videos que solicitaste, mínimo van a tardar 15 días en regresar la carpeta, si es necesario que vengan nosotros te hablamos", sugirió Sandoval.

Una vez en el Centro de Apoyo Sociojurídico a Víctimas de Delito Violento (ADEVI), donde se le asignaría un asesor jurídico de seguimiento, la coordinadora le indicó que no le correspondía al Adevi brindarle un asesor jurídico sino que era trabajo del Centro de Investigación Victimología y de Apoyo Operativo (CIVA), pero que le apoyaría asignándole un asesor.

La coordinadora canalizó a Ale con un asesor jurídico que le indicó que debería solicitar una cita para que le facilitaran un acuse con el que pudiera hacerse cargo y protesta del caso.

Al final, Ale, una ciudadana dispuesta a denunciar abuso policial y el actuar de uniformados contra una menor, se fue con las manos vacías.