Metrópoli

Franeleros controlan el tránsito en puntos de la Ciudad

"Es un arriesgue porque los policías se ponen bien locos y te la hacen de a tos, quieren que nos quitemos si no les damos su respectiva mordida, pero nunca les he soltado nada, hago su chamba y todavía quieren que les pague", comparte un franelero

Foto: Especial

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Una de las causas que genera tránsito lento y embotellamientos en la metrópoli es la falta de semáforos y de elementos de seguridad vial que pongan orden en el paso de vehículos, sobre todo en horas pico.

"Salgo en la mañana para ir a trabajar y hay tráfico, salgo de trabajar, hay trafico, todos los días duplico el tiempo en mis traslados porque los semáforos no sirven y no hay policías, entonces todo mundo hace lo que quiere y por eso hay accidentes", explica Gilberto, quien conduce todos los días sobre Avenida Zaragoza para ir a su trabajo y regresar a su casa.

Juan y dos de sus amigos vieron una oportunidad de generar dinero a partir de esta problemática; son franeleros y se paran en una esquina de la colonia Gertrudis Sánchez III Sección de la Gustavo A. Madero, aprovechan que los conductores utilizan la calle norte 94 como atajo para salir a la avenida Eje 3 Ángel Albino Corzo y se encargan de parar vehículos que circulan por la avenida para ceder el paso a los que salen por dicha calle a cambio de una moneda.

Franelero

Franelero

La ganancia que generen puede variar, son ellos quienes deciden sus horarios y a partir de ello depende el dinero que produzcan por día: "Unos días sale y otros no, hay de todo. También depende de cuánto tiempo esté plantado aquí, días bajos me saco unos 150 pesos", explica Juan.

Los jóvenes comparten que se sienten satisfechos viviendo de esta actividad, pues manejan sus tiempos a su comodidad; entre los integrantes del grupo se turnan para que todos se lleven una moneda a casa: "Nosotros nos turnamos, un rato estoy yo, un rato mis compas y así para que todos le saquemos algo, eso sí, en horas pico como en la mañana y en la tarde que todo el mundo quiere llegar al trabajo o a sus casas es cuando más nos llevamos, un día me rayé con casi 500 varos, pero estuve aquí todo el día", asevera Juan.

En algunas ocasiones esta dinámica tiene sus dificultades puesto que policías han llegado a querer pedirles dinero a cambio de continuar con sus actividades: "Es un arriesgue porque los policías se ponen bien locos y te la hacen de a tos, quieren que nos quitemos si no les damos su respectiva mordida, pero nunca les he soltado nada, hago su chamba y todavía quieren que les pague", comparte el joven de 23 años.

Algunos conductores no están de acuerdo en que personas como Juan y sus amigos operen de esta manera porque piensan que no son neutrales a la hora de dar el paso o detener a otros: "Lo que deberían de hacer es poner semáforos, ni los policías de tránsito están capacitados para esto, mucho menos alguien que llega a pararse sin saber que hacer o tener preferencias por quien les asome la mano por la ventana con una moneda", comenta Diana, quien frecuentemente lidia con los franeleros en sus recorridos por la ciudad.

"A veces los mismos de los coches son los que se ponen locos, una vez se bajó uno y me quería pegar, yo trato de ser parejo y dar paso a ambos, pero luego llevan prisa o son aferrados, tampoco hacemos magia, solo tratamos de que la salida del tráfico sea equilibrada", cuenta Juan a este diario.

Juan tiene la oportunidad de concluir con su preparatoria, cuenta con el apoyo de su madre, sin embargo prefiere continuar en las calles puesto que anteriormente estudiaba y trabajaba en un centro de atención a clientes, pero no le rendían ni el tiempo ni el dinero; “Antes de que me saliera del bacho en el que estaba, también trabajaba en un Call Center, me pasaba horas encerrado para ganar mucho menos de lo que me saco con la franela, aquí yo pongo mis horarios y se podría decir que también mi sueldo”, cuenta Juan mientras se aleja y detiene a un auto de la avenida para dar paso a otro vehículo.