Durante una toma de protesta de 10 nuevos jueces, el presidente del Poder Judicial de la Ciudad de México, magistrado Rafael Guerra Álvarez, indicó que, desde la concepción de la separación de poderes, se concibió que el Judicial debe ser inmune a la propaganda, a los vaivenes de la popularidad y a los designios de la política.
En sesión pública del pleno de magistrados y de consejeros de la Judicatura, puntualizó que la ley debe ser “nuestra mayor esperanza” para acabar con el hambre, la enfermedad, la ignorancia y la pobreza, y pidió a los nuevos jueces no aceptar beneficios al margen de los que por derecho les corresponde por su labor, ni a dar mal uso a la fuerza y riqueza del Poder Judicial, además les pidió ser símbolos de honorabilidad, estudio, disciplina, bondad, pundonor, sabiduría, fortaleza, templanza y prudencia.
Los nuevos jueces asumirán su cargo a partir del día de mañana, cinco civiles de proceso escrito, uno civil de proceso oral, tres de justicia para adolescentes y una familiar; por lo que Guerra Álvarez les compartió ideas del proyecto de Decálogo del Juzgador Latinoamericano, formulado a partir de su responsabilidad al servicio de la impartición de justicia, con la colaboración de otros presidentes de poderes judiciales.
El magistrado les aclaró que la libertad del juez es proporcional a la libertad de su pueblo, y abundó que donde un juez está sometido, su pueblo estará sometido, y que cuando los jueces acatan únicamente los designios de la ley, todo su pueblo es libre.
“No podemos permitir que los factores sociales, económicos, políticos o de amistad nos aparten de la verdad y la justicia”, afirmó y les aseguró que sus palabras no convencerán lo que su ejemplo no demuestre.
Les recordó que la justicia es ciega, aunque para ella no hay invisibles, y les demandó usar la fuerza de la argumentación clara y precisa para llegar a la verdad, no a la sinrazón; asimismo, les indicó que los errores de los jueces no tendrán remedio en la memoria de los justiciables.
“Sobre sus espaldas en adelante queda la imprescindible tarea de impartir justicia, y, al mismo tiempo, el enorme orgullo de servir a la justicia; ahora, a ustedes y a todos nosotros corresponde no sólo decir qué es el derecho, sino garantizarlo, hacer efectivo el ordenamiento constitucional y constituirse como límite de la actividad estatal”, dijo Guerra Álvarez.
Para finalizar les recomendó respeto al justiciable, al abogado, al servidor público judicial, superior y subalterno, como pilares esenciales de la institución y estudiar profundamente cada expediente y proyecto, ya que el impacto de “nuestras decisiones” trasciende el caso concreto.
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