A un mes y medio de que entrara en vigor la Ley General para el Control del Tabaco, las restricciones impuestas a los cigarros han desaparecido en la Ciudad de México, ya que no existen autoridades que restrinjan a los fumadores que su ubican en las calles, paradas de camión, afuera de las estaciones del metro y jardines públicos.
Dicha ley prohíbe toda forma de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco; así como su consumo en restaurantes, terrazas, patios y calles donde transiten niños y personas de la tercera edad, además se restringe la exhibición directa o indirecta de productos elaborados con tabaco en puntos de venta.
A partir del 15 de enero del 2023, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) informó que en coordinación con las entidades federativas y en cumplimiento al decreto de la Ley General para el Control del Tabaco, realizaría visitas de verificación sanitaria en la República Mexicana para vigilar el cumplimiento de las nuevas obligaciones.
Por medio de verificadores capacitados y los designados por cada Estado para la vigilancia de las restricciones hacia los cigarros, la comisión vigilaría la nula existencia de humo en espacios cerrados, lugares de trabajo, transporte público, espacios de concurrencia colectiva, escuelas públicas y privadas en todos los niveles educativos y en cualquier otro lugar con acceso al público.
Sin embargo, en la CDMX no existen autoridades que regulen el consumo de tabaco en zonas en las que conviven niños, ancianos y mujeres embarazadas. En el Parque Hundido, ubicado en la alcaldía Benito Juárez, los fumadores pueden consumir tabaco en las inmediaciones de los jardines, aunque éstos se ubiquen a pocos metros de los capitalinos que utilizan el parque para ejercitarse.
Los fumadores que realizan esa actividad en el recinto para la convivencia familiar, explican que en ese sitio de dimensiones tan extensas es imposible que los demás presentes inhalen el humo, pues éste se dispersa rápidamente. Por su parte, los transeúntes que caminan sobre el parque denuncian que el aroma a cigarro es muy potente y en el circuito se puede percibir, acto que merma su salud y viola las leyes impuestas.
"Siempre dijimos que necesitábamos un espacio para fumar, es nuestro derecho y no son drogas prohibidas. No molestamos a nadie en este parque tan abierto y los que pasan al lado de mí no huelen el humo, si no les gusta que se vayan; hasta que venga un policía y me diga que apague mi cigarro lo voy a hacer, pero ¿ves a alguien que vigile? Claro que no, entonces lo voy a seguir haciendo", planteó un consumidor de tabaco.
"Venía a correr al Parque Hundido por las tardes, pero a la hora de salida de las oficinas se vienen a fumar y nadie les dice nada, cuando se había dicho que los niños no pueden estar cerca del humo; ahora vengo muy temprano porque a esa hora hay pocos fumadores que "desayunan" cigarro. El otro día les quise decir que eso está prohibido y se pusieron como locos y me dijeron que si no me parece que me podía ir, un policía se dio cuenta y no intervino", sostuvo un ciudadano que se ejercita en el parque.
En los primeros cinco días de la entrada en vigor del nuevo reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco, en la Ciudad de México los principales afectados fueron trabajadores de puestos ambulantes, pues aseguraban que la venta de cigarros se redujo hasta 50 por ciento; además culpaban a las autoridades de haberles arrebatado su fuente de empleo.
Actualmente la distribución y exhibición de cigarros está permitida en los puestos ambulantes en las afueras de las estaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro, tanto en las que se ubican en la Ciudad de México como en el Estado de México.
Afuera de la estación Buenavista los comerciantes de tabaco volvieron a percibir alzas en sus ventas, pues relatan que solamente la primera semana en la que la ley cobró fuerza, la demostración de cigarros en las mesas y lonas de los puestos estaba restringida; semanas después la vigilancia hacia la exposición de tabaco quedó en el olvido.
"La primera semana estaba muy preocupada porque mi venta bajó muchísimo y no sabía que hacer, después me tranquilicé porque los clientes nos pedían cigarros y aunque la policía se daba cuenta no nos multaban. La vida sigue y nada más se quedó en el susto", relató una comerciante de la entrada del Metro Buenavista.
"Lo que nos han dicho es que no seamos tan obvios y que a veces tapemos los cigarros para no vernos tan descarados, es algo que ya se sabe en todas partes y personas de alcaldía o de la policía no vienen a multarnos", concluyó la tendera del puesto.
El decreto de la Ley General de Control del Tabaco exige que los fumadores deben de estar físicamente separados e incomunicados de los espacios 100 por ciento libres de humo de tabaco y emisiones para no ser paso obligado para las personas o encontrarse en los accesos o salidas de los inmuebles, así como también deberán de ubicarse en un cerco perimetral de al menos diez metros de las entradas, accesos, salidas o cualquier lugar obligado donde las personas pasen.
A pesar de las limitaciones aplicadas a los restaurantes y paradas de autobús, esos sitios son el punto de encuentro para fumar mientras se espera el transporte o en el intermedio de la comida en la cafetería.
"Según nos iban a multar a los que fumamos mientras esperamos el camión, pero todos los que están formados están en su nube de humo y nadie viene y los mete a la cárcel. Era ridículo cuando prohibían fumar aquí porque a nadie le molesta, con la sana distancia los de al lado no huelen el humo", opinó un fumador en la parada del RTP en San Lázaro.
"No se puede fumar adentro del restaurante pero afuera sí y es estúpido porque también pasan niños y abuelitos; desde que pusieron la ley dijimos que íbamos a buscar cómo fumar sin que nos molesten. Vas a ver que en pocos meses hasta a los del restaurante se les va a olvidar y no te van a regañar por fumar adentro", aseguró una comensal de un restaurante en la colonia Lindavista.
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