Metrópoli

Migrantes encuentran oportunidades de trabajo en mercados y tianguis de CDMX

Personas provenientes de Centroamérica se dedican a actividades informales, como el comercio, la limpieza, la construcción o el reciclaje

Migrantes vuelven al parque de la colonia Juárez esperando a que le resuelvan su estancia aquí en la cdmx

Migrantes continúan en  la plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez, esperando a que le resuelvan su estancia en la CDMX

Adrian Contreras

La Ciudad de México se ha convertido en un destino para miles de migrantes que buscan una vida mejor, lejos de la violencia, la pobreza y la persecución que sufren en sus países de origen. Algunos de ellos han encontrado oportunidades laborales en lugares como el mercado de la Merced, en tianguis de distintas alcaldías, en locales del centro y en otros lugares.

Según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), la capital es la segunda entidad en recibir el mayor número de peticiones de asilo de extranjeros, después del estado de Chiapas. La mayoría de los solicitantes provienen de Honduras, El Salvador, Guatemala, Venezuela y Haití.

Sin embargo, el proceso de regularización es lento y burocrático, y muchos migrantes tienen que esperar meses o años para obtener una respuesta. Mientras tanto, viven en condiciones precarias, sin acceso a servicios básicos, educación, salud o seguridad social.

Para sobrevivir, se dedican a actividades informales, como el comercio, la limpieza, la construcción o el reciclaje. Algunos de ellos comparten sus palabras, resaltando los derechos humanos como un punto en común:

Un faro de oportunidades

Rose, de 33 años, es haitiana y llegó a México hace dos meses, después de cruzar países de Centroamérica. Tiene un hijo pequeño y duerme en una tienda de campaña en un albergue de la alcaldía Cuauhtémoc. "Mi viaje hacia la Ciudad de México fue muy complicado, pero la Merced se convirtió en mi faro. Al principio, lo grande del mercado me abrumaba, pero la gente de aquí es muy amable. Me dieron la oportunidad de trabajar en una cocina económica y me tratan como igual. Es lo que queremos todos acá, porque también somos personas y también tenemos derechos. Cada día es un desafío y una nueva oportunidad de aprender y crecer".

Rose y su hijo buscan llegar a los Estados Unidos una vez que se recuperen económicamente, pues cuentan que solo arribar a la Ciudad de México implicó un fuerte gasto para su familia.

"Aquí la gente es buena, me ayuda, me da comida, me da trabajo, pero solo es un hogar temporal, estoy juntando dinero para que podamos seguir con nuestro camino. Mi familia me espera allá en el norte, y ya han hecho lo suficiente por mí ". 

Discriminación en el camino 

Julio, de 23 años, es hondureño y llegó a México hace un año, escapando de la pobreza y desigualdad que hay en su país. Tiene su propio puesto en un tianguis de la alcaldía Iztapalapa y vive a las afueras de un albergue de la demarcación.

"Después de meses de esfuerzo y aprendizaje, comencé a vender productos autóctonos de mi país. Los tianguis en México son como pequeñas comunidades donde todos nos conocemos. A través de mi pequeño puesto, he conocido a muchos otros migrantes con historias similares. Aquí no solo vendemos, sino que construimos una red de apoyo". 

Pese a las oportunidades, los migrantes han sufrido actos de discriminación

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Pese a la oportunidad de trabajo, Julio ha sufrido actos de discriminación que en varias ocasiones le ha dificultado establecerse en el tianguis. 

"México es un país bonito, me gusta la comida, la música, la cultura. Pero también hay mucha discriminación, racismo, violencia. A veces me insultan, me golpean, me extorsionan. No tengo papeles, no tengo derechos y no tengo futuro, por eso trabajo, para sobrevivir día con día honradamente. Quiero ir a Canadá, donde hay más oportunidades y más respeto".

Estos son solo algunos ejemplos de las historias de los centroamericanos que viven en la Ciudad de México, una ciudad que se dice solidaria y hospitalaria, pero que también enfrenta grandes retos para garantizar la inclusión y el bienestar de esta población vulnerable. 

Tanto migrantes como ciudadanos exigen una política clara y coordinada entre los distintos niveles de gobierno, así como la participación de la sociedad civil y las organizaciones internacionales, para atender las necesidades y los derechos de los migrantes, y para aprovechar su potencial y su diversidad.