Ante los efectos del cambio climático, funcionarios y expertos de los sectores productivo y de salud e inocuidad consideraron necesario transitar hacia nuevos sistemas de producción agroalimentaria, basados en la sostenibilidad, y consolidar así nuevas alternativas que garanticen la seguridad alimentaria de México y el mundo.
En la segunda jornada del Foro Nacional: Seguridad Alimentaria y Cambio Climático, el representante en México del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Diego Montenegro, señaló que el conflicto geopolítico en Europa del Este generó un alza en los precios del petróleo e insumos agrícolas.
Esta situación, abundó, ocasionó una reversión mundial de los avances en la reducción de la pobreza, inseguridad alimentaria y desnutrición, por lo que se reafirma que es momento de transformar los sistemas agroalimentarios, apoyados en la ciencia y tecnología.
Por ello, llamó a apostar por la genética, por nuevos mecanismos de trazabilidad y seguridad en el comercio entre países y reducir pérdidas y desperdicios. La agricultura no es parte del problema sino de la solución, enfatizó Montenegro.
El coordinador de Hidrología del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), Agustín Breña, señaló que la seguridad hídrica es sinónimo de seguridad alimentaria.
Expuso que hoy en día la agricultura de temporal resulta insuficiente para alimentar a la población, por lo que se requerirá convertir la superficie agrícola de temporal y degradada en superficies de riego.
Advirtió que México tiene una sobreexplotación (principalmente de acuíferos) del orden de 10-30 kilómetros cúbicos por año, por lo que es necesario promover la agricultura regenerativa, la cual consiste en fomentar la salud de los suelos y el uso de sistemas para dar seguimiento a un uso eficiente del agua.
La coordinadora del Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo (PUEIS), Blanca Prado, resaltó la importancia del recurso suelo, pues en él crece 95 por ciento de los alimentos que consumimos, además de ser un recurso vivo en el que habita el 25 por ciento de la biodiversidad del planeta.
Mencionó que en México sólo el 10 por ciento de la superficie tiene vocación agrícola y más de la mitad del territorio nacional está degradado, lo que reduce la salud del suelo y su productividad.
Ante este escenario, apuntó que la agricultura y la alimentación sostenible buscan satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras y garantizar la rentabilidad, salud ambiental y equidad social y económica.
Presentó además los avances del Programa de Doctores de los Suelos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que promueve el PUEIS en colaboración con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
La investigadora del Colegio de Postgraduados y colaboradora de la FAO, Vinisa Saynés Santillán, dijo que el escenario actual muestra un desequilibrio de nutrientes con suelos empobrecidos y sobrecargados (exceso de fertilizantes), los cuales ocasionan toxicidad para plantas y animales.
Refirió que en México y Costa Rica se desarrolla un programa de recarbonización de los suelos, el cual incrementará las reservas de materia orgánica en la tierra e incidirá en una mejor producción, mitigará la emisión de gases de efecto invernadero y aumentará la resiliencia de los productores al cambio climático.
La oficial de Agricultura de la FAO Roma, Ana Posas, destacó que las cadenas de valor agroalimentarias representan un punto de entrada estratégico para fortalecer el papel de los mercados y la inclusión social, al tiempo en que se producen alimentos sanos y nutritivos.
Expuso que ante el escenario actual de propagación de plagas y enfermedades, pérdida de biodiversidad, escasez de agua y emisión de gases de efecto invernadero, entre otros, la FAO elaboró una guía para la transición a la agroecología, basada en el uso eficiente de los recursos.
El titular del Sistema Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), Leobigildo Córdova Téllez, destacó que los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (RFAA) tienen un importante papel en la adaptación ante el cambio climático.
Recalcó que México tiene un potencial clave en este rubro, por ser el quinto país megadiverso del mundo y centro de origen de muchas variedades nativas, además por sus condiciones geográficas que con las comunidades locales han generado una extensa adaptación de los cultivos gracias también a una amplia base genética.
Por ello, dijo, el Programa Nacional de Semillas plantea estrategias para que el agricultor cuente con la mejor semilla para siembra, a través del abasto de variedades como arroz, maíz, trigo y frijol, entre otras.
El investigador del Instituto de Salud Pública (INSP) Juan Rivera, advirtió que el sistema alimentario mundial está degradando el planeta y un tercio de toda la comida se pierde a lo largo de la cadena alimenticia, lo que representa un considerable desperdicio de tierra, agua, energía e insumos agrícolas.
Expuso que la combinación de una dieta saludable y sostenible, la disminución a una cuarta parte de los desperdicios y pérdida de alimentos y el uso de técnicas agropecuarias amigables con el ambiente posibilitará la alimentación de 10 mil millones de personas.
La titular de la Dirección General de Prospectivas, Políticas y Cambio Climático de la Secretaría, Sol Ortiz García, destacó la participación en las jornadas, pues “ha sido pertinente en momentos de crisis, escucharnos y reflexionar colectivamente en torno a la seguridad alimentaria y el cambio climático”.
Señaló que el propósito de abrir un espacio de diálogo y análisis para reflexionar y generar propuestas ante el desafío que tenemos como sociedad e impulsar la producción de alimentos saludables y accesibles se cumplió durante el desarrollo de estas jornadas.
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