En la pared del vértice de Lago Ammer y la Tercera Cerrada de Lago Ammer un mural roba la atención de inmediato porque en él se lee: "La Pensil... Un barrio sin música es un barrio sin alma". A tres metros de esa esquina, en línea sobre Lago Ammer, dos jóvenes de entre 23 y 25 años se apresuran a cerrar la puerta blanca de una vivienda. El sonido de la música tecno se escapa del inmueble. Los lugareños observan a las personas que caminan sobre la angosta calle, que a primera vista parece un callejón, pero no lo es. Se divisan las calles colindantes por la que se puede escapar en caso de una emergencia. "Esos muchachos son halcones, están pendientes de los extraños que por estos días acuden al barrio por lo de la explosión...", aclara a Crónica una vecina que es una de las guías para este recorrido en el que se pretende desvelar la vida de una colonia que por años ha impuesto límites a los curiosos, pero principalmente a la Policía capitalina y a los gobiernos que han tenido alternancia en la administración de la hoy alcaldía Miguel Hidalgo.
"Cada noche es difícil conciliar el sueño. Pero más los fines de semana, cuando las balaceras inquietan a todos".
En los últimos meses, coinciden vecinos, este trajín de pistolas ya no les da paz.
"Apenas un balazo, y hay que apagar luces y hacerse los dormidos, para que no apunten a los curiosos, pero no sólo es de noche –cuando es lo común– sino últimamente a cualquier hora".
Por ejemplo, refieren los habitantes de la Pensil Norte, el pasado 1 de octubre, cuando el panista Mauricio Tabe asumía legalmente su triunfo sobre la popularidad que tenía el experredista y luego morenista Víctor Hugo Romo –dos veces al frente de esta demarcación–, en Lago Gran Oso y Lago Cartina, en su vecina colonia Pensil San Juanico, la veinteañera Brenda recibía dos tiros certeros en la cabeza, poco después de las 17:00 horas, a plena luz del día, cuando transeúntes y vecinos abordo de sus vehículos transitan constantemente por ambas colonias.
"Escuchamos las detonaciones, y salimos de inmediato. La joven ya casi no tenía vida", cuenta un testigo directo del feminicidio.
Los habitantes de la Pensil Norte hablan del abandono de las autoridades de todos los órdenes de gobierno para atender las denuncias sobre la inseguridad.
"También es una situación en que los habitantes no permiten la entrada de los policías. Actualmente hay una disputa por la plaza del narcomenudeo. Los de la Anáhuac y la Pensil Norte, y cómo nos ponemos a denunciar. Esto va en escala", dice la guía que súplica: " Que no salga mi nombre".
La tarde cae este lunes de asueto. Calle Ammer luce en movimiento por el ir y venir del alcalde panista que –tras su cuestionada ausencia el pasado de sábado, día en que una presunta acumulación de gas desaparició viviendas populares hacinadas en lo que se conoce como vecindad– igual supervisa el avance en el retiro de escombros como la atención que reciben en el Pilares pegado al Deportivo Pavón a las personas que perdieron su hogar.
"Eso de explosión está raro", comenta José Carlos Maldonado. "Yo sé que justo frente a la tragedia hay un punto crítico por la venta de drogas. La autoridad debe investigar si lo que ocurrió no fue un ajuste (de cuentas) contra alguien. El peritaje debe ser claro, pero ya sabemos que así se quedará, en que fue la acumulación de gas lo que provocó esta explosión. No lo creemos, y en eso coincidimos muchos vecinos", dice el habitante.
Los contrastes: vida y trabajo
La Pensil Norte tiene una peculiaridad, apenas salir de la estación Río San Joaquín del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro se abre a la vista Lago Chiem con un desarrollo inmobiliario que vende departamentos por arriba del valor de cuatro millones de pesos, dependiendo de las habitaciones: una o dos recámaras. Mientras se camina hacia las entrañas de la colonia se advierte el paso del tiempo en la construcción de vivienda. "La última que realizó el Infonavit en la Ciudad de México en esta zona data de hace poco más de 20 años", refiere una habitante de una unidad habitacional gris en algunas de su edificación y de color naranja en sus fachadas.
"Es lo último que hizo, por lo menos, en esta colonia el Infonavit, y creo que en la Ciudad de México. Todo lo demás es desarrollo de particulares y nada del Instituto de Vivienda (Invi).
La calle Ammer se caracteriza por su fisonomía larga y angosta. Con curvas que dan la impresión que la arteria de asfalto se corta en algún punto, pero no, continúa y nos lleva hasta Ammer y Anur, donde el pasado sábado un tremendo estruendo descubrió las condiciones en las que viven decenas de familias que se sostienen económicamente del trabajo informal y quiénes optaron por la venta de estupefacientes.
"Por ello los contrastes de la vivienda. Quienes salen de sus casas lo hacen para ir a la calle a trabajar como ambulantes. Otros más no salen y tienen dinero porque optaron por convertirse en 'puntos críticos'", como se refieren aquí a los lugares que son señalados por la comercialización de estupefacientes.
Los habitantes de Pensil Norte, que se han visto asesiados por los medios de comunicación que día a día reportan desde el lugar de la explosión el avance en el retiro de cascajo para dar paso a la construcción de vivienda para los afectados, deslizan que esta es una oportunidad para las actuales autoridades de adentrarse en la problemática vecinal, pero hay otros que están totalmente convencidos que al paso de los días la Pensil Norte dejará de ser mencionada en la radio o la televisión.
Responsabilidad politizada
Crónica acudió a los espacios donde se atiende a los vecinos que se quedaron sin hogar el pasado sábado cuando sus pertenencias y sus techos desaparecieron durante una explosión que ya se cobró la vida de dos personas. Una joven de 20 años y un anciano de 85, que este lunes falleció en un hospital público.
En el Pilares –un proyecto de diversos servicios lúdicos ideado por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum– de la calle Trasimeno y Lago Erne, en Reforma Pensil –una de las siete colonias que tienen como apellido "Pensil"– este lunes el caos imperaba entre funcionarios de la administración central y la local, además de buscar el reflector para fotos con ayuda cuestionada. La "guerra de chalecos" entre guindas –Morena– y negros –de la Miguel Hidalgo– dejaban con más dudas que certezas a las víctimas de la explosión del pasado sábado. En este centro improvisado como albergue arribaron otros vecinos que llevan más de un año pidiendo apoyo para adquirir identidad de vecinos y no de damnificados.
En la planta baja del Pilares mujeres, hombres y niños – alrededor de 15 personas– demandaron ser atendidas de igual manera como a los de la calle Ammer.
"Nosotros también somos víctimas de un incendio, en Tacuba, ya hace casi un año y no tenemos dónde vivir. Aquí tenemos que demandar el apoyo". Afuera, el centro de acopio para los vecinos que perdieron su casa en la explosión del pasado 13 de noviembre se nutría de la solidaridad vecinal de Tlaxpana, Anáhuac y otras colonias cercanas a Pensil Norte, que se encuentra a unos pasos de la exclusiva Polanco, que le hizo el desdén al llamado de auxilio, de acuerdo con la petición que se pidió sobre quiénes se habían acercado a mostrar su empatía ante la desgracia.
Dentro del Pilares, Crónica platicó con los "sin techo" de Tacuba. "Nos tuvimos que mover para acá para que también nos apoyen. Desde hace tiempo nos dijeron que habría construcción de vivienda para nosotros. Es el día en que no tenemos acercamiento con el Invi", mientras compartían su maestra, niños y hombres señalaban que con tanto apoyo vecinal no se les diera de comer o que habían recibido apenas una torta.
Las víctimas estaban divididas, pero todas tenían algo en común que comentar: "que fluya la ayuda y se deje de estar viendo si quienes nos tienen que dar soluciones son las autoridades del gobierno de Sheinbaum o de la alcaldía".
Colchones para la foto
Al lugar de acopio y resguardo de las víctimas de Lago Ammer arribó la diputada local América Rangel, previo a su llegada –poco después de las 16:00 horas– una camioneta de redilas aparcó afuera del Deportivo Pavón. De la unidad descendieron cinco hombres que descargaban colchones cubiertos de plástico transparente, lo que daba la idea de que eran nuevos.
Una vez que los colchones fuero apilados en el centro de acopio, Rangel se presentó en el lugar y se tomó fotos. "Es un apoyo de la diputada para los damnificados", dijo uno de los hombres que bajaba los colchones", que menos de 30 minutos después los regresaban a la camioneta.
–¿Adónde llevan los colchones?, se le preguntó al mismo hombre.
"Nos dijeron que los tenemos que llevar al estacionamiento del deportivo. Sólo sé eso".
Este diario se trasladó al estacionamiento donde no había ni camioneta ni colchones.

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