Siento el movimiento como el día que vi muertos en la calle: asistentes al simulacro 2024
Comenzó la inquietante alarma, la gente se persignó, solamente veían hacia el suelo, con la mirada perdida hasta que dejara de sonar; observaban los adornos de luces de las fiestas patrias, en espera de que se movieran
Demostración en el simulacro.
Lo que antes de las 11:00 horas eran risas, una vez que sonaron los altavoces del Zócalo capitalino, el sitio se convirtió en el lugar más silencioso de la ciudad. Nunca una palabra había erizado tanto a los transeúntes, "alerta sísmica", esa voz inquietante acompañada del estruendo "enchinó" la piel, desencajó los rostros de varios e inclusive, hizo que algunos sacaran lágrimas.
A las 10:40 arribaron varias personas a la Plaza de la Constitución, no muchas, alrededor de 150, porque la mayoría de los accesos estaban cerrados. Varios reían, los extranjeros estaban asombrados por el montaje de los camiones, ambulancias, estructuras que simulaban edificios y los elementos del cuerpo de Bomberos que llegaban al lugar.
"Mira hija, van a hacer la demostración; en el 17 estabas muy chiquita, pero no te imaginas cuántos muertos hubo, todas estas calles estaban llenas de gente perdida, heridos, qué bueno que no lo viviste".
Los minutos pasaban rápido, poco a poco se iba tornado el ambiente silencioso; todavía no sonaban los altavoces y las caras de seriedad abundaban, Varios cruzaron los brazos, veían hacia el suelo; "ya no me hables por favor", decían algunos asistentes a sus acompañantes.
"Siento feo wey, me hace recordar ese día, estaba aquí cuando tembló". Se frotaban los brazos para calmar la piel "chinita" y sin importar la intensidad del sol, poco antes de que empezara el simulacro, se alejaron del Centro Joyero, aunque era poco probable que temblara, de manera inconsciente decidieron no estar cerca de estructuras que pudieran caer.
"Agarra a los perritos hija, ya va a empezar", dijo una madre, como si en realidad fuera a pasar un sismo.
Asistentes en simulacro en el Zócalo.
El reloj marcó las 11:59, nadie hablaba, la mayoría cerró los ojos, con el celular en la mano esperaban que también sonara la alerta sísmica, aunque sólo en dos dispositivos, hasta 10 minutos después, emitió un zumbido. Un minuto después comenzó la inquietante alarma; a la mayoría se le olvidó grabar el momento, prefirieron persignarse, solamente veían hacia el suelo, con la mirada perdida hasta que dejara de sonar. Otros observaban los adornos de luces de las fiestas patrias, como el águila real de la calle 20 de noviembre, en espera de que se moviera, dada la coincidencia de que el 19 de septiembre han ocurrido movimientos de la tierra.
"Siento el movimiento como el día que vi muertos en la calle, de edificios que se cayeron en la condesa sacaron cuerpos de personas que tenían su ropa de oficina. Es como si esa gente que va caminando a sus trabajos, al rato estuviera muerta; algunos se pudieron haber salvado, no lo sé, dicen que salieron a encontrar su muerte", dijo una mujer mientras se limpiaba las lágrimas.
"Desde ese día vengo cada año, a dar gracias porque aunque el edificio donde trabajaba, en la Roma, no se cayó, estaba al lado de uno donde una señora quedó con medio cuerpo de fuera porque la aplastó; pude haber sido yo, por algo Dios me dejó aquí".
El sonido seguía, las personas que tenían perritos los abrazaron y les taparon las orejas para que no se alarmaran. "Mira, parece que sí se mueve ¿Soy yo o sí está temblando?", expresó un adulto mayor.
Todo volvía a la calma, los ánimos regresaron a la tranquilidad, el sonido paró y comenzó la demostración de los Bomberos y de los cuerpos de rescate donde simulaban un escenario de su actuar durante un sismo.
En el sitio había estructuras colapsadas, hechas de cartón, automóviles volteados que se incendiaron y varios heridos bajo los escombros que necesitaban ser sacados.
Automóvil volteado en el Zócalo.
El público estaba cautivo, todos sacaron sus celulares para grabar, varios gritaban "wow" cuando los falsos inmuebles simulaban caerse; nuevamente se enchinó la piel.
"Así ayudamos a sacar a gente en el 17, ahí se vive más desesperación, van rápido, pero faltó alguien que representara a nosotros, que dimos muchas manos para buscar a la gente".
Una simulada explosión ocurrió en los edificios de cartón, el olor impregnó el lugar, varios se taparon la cara y dijeron: "así olía en el 17 las fugas de gas en toda la ciudad".
Los Bomberos continuaban su labor, no paraban de bajar mangueras, los niños aplaudían y miraban asombrados el ejercicio. Trataban de subir a las rejas para poder ver mejor, los rostros de asombro y a la vez, de tranquilidad, fue cuando extrajeron del derrumbe a un hombre. El simulado herido estaba en una camilla, los menores gritaban a los Bomberos: "rápido, sáquenlo".
Los cuerpos de rescate no paraban de trabajar, dialogaban para seguir el plan, los asistentes pedían silencio para escuchar qué decían y los términos en los que hablaban. El momento álgido fue en el momento en que con sierras, cortaban rejas para ingresar a un inmueble parcialmente colapsado; con nervios y a contrarreloj, las personas observaban y decían "ya se tardaron, hay gente adentro, sáquenlos por favor".
El escenario era tan real que los transeúntes olvidaron que se trataba de una simulación; "ya está hija, ya los sacaron", decían cuando avanzaba el rescate.