Donald Trump ha tardado tres días en salir al paso del revuelo causado por los graves insultos pronunciados en su mitin del domingo en el Madison Square Garden de Nueva York, cuando el humorista Tony Hinchcliffe dijo que Puerto Rico era “una isla de basura flotante”.
“Nadie quiere a la comunidad puertorriqueña más que yo”, afirmó este miercoles el candidato republicano, un día después de que desdeñara hacer comentarios sobre lo ocurrido en su mitin, del que dijo fue “un festival del amor”.
Pese a este intento de congraciarse con los boricuas, Trump sigue sin condenar los insultos racistas y xenófobos de Hinchcliffe en su mitin, en el que también denigró a latinos en general, negros, judíos y palestinos.
Lo más cercano a un reconocimiento del error fue lo que hizo también este martes en una entrevista con la cadena conservadora Fox News: “Pusieron a un humorista, algo que todo el mundo hace. Sacas a comediantes, no los vetas, no es culpa de nadie, pero alguien dijo algunas cosas malas. Ahora lo que han hecho es tomar a alguien que no tiene nada que ver con el partido ni con nosotros, que dijo algo, y tratan de hacer un gran escándalo”, argumentó.
Intercambiar Puerto Rico por Groenlandia
Trump humilló a los boricuas cuando en 2017 el entonces presidente de EU lanzó rollos de papel higiénico tras el desastre que dejó el huracán María en la isla. La campaña demócrata recordó que, tras el paso del huracán, llegó a preguntar si Estados Unidos podría “vender” Puerto Rico e intentó minimizar el número de víctimas del huracán, que dejó 3,059 muertos. Asimismo, consideró hacer un “intercambio” de Puerto Rico por Groenlandia, llamando a la isla estadounidense “sucia”.