Donald Trump acaricia la victoria frente a Kamala Harris, su segundo enfrentamiento como candidato presidencial contra una mujer, como ocurrió en 2016, cuando derrotó a Hillary Clinton. De esta manera, el republicano está a un paso de regresar a la Casa Blanca, con ánimos de vengarse de quienes —insiste— le “robaron” las elecciones en 2020, cuando perdió contra Joe Biden.
Su mensaje apocalíptico y xenófobo de una supuesta “invasión” desde la frontera de México ha calado en gran parte del electorado estadounidense, incluido entre los votantes latinos, especialmente los hombres, pese a que su promesa de emprender una cacería contra los inmigrantes para deportarlos a todo el del país convierte a cualquier persona con aspecto racial latino en sospechoso de ser un criminal.
Tampoco hubo el voto secreto de millones de mujeres, especialmente las blancas, que era la esperanza de Kamala Harris y de los demócratas, para vengarse del misógino candidato republicano y entregar el poder a una mujer, por primera vez en la historia de Estados Unidos.
La gran victoria de Trump en Florida, con mucha más ventaja de la esperada y su sorprendente fortaleza en los estados bisagra como Georgia, Arizona, Pensilvania e incluso los estados del llamado “muro azul”: Michigan, Wisconsin y Minnesota, no se vio reflejada en las encuestas.
Al cierre de esta edición, Carolina del Norte, otro de los siete estados pendulares, cayó del lado del republicano, sumando 230 votos electorales, a tan solo 40 votos de alcanzar la cifra mágica de 270, la que lo convertiría, por segunda vez, en presidente de Estados Unidos.
Ni siquiera se confirmó la sorpresa de Iowa, donde una encuesta anunció el pasado 2 de noviembre una inesperada encuesta en la recta final de la campaña que daba una ventaja de tres puntos a Harris. El sorpresivo sondeo del diario local Des Moines Register daba una intención de voto para Harris del 47% frente al 44%.
El último demócrata en ganar las elecciones presidenciales en Iowa fue Barack Obama en 2012.
¿Primer delincuente electo?
Si finalmente gana Trump, como todo apunta, se convertiría en el primer presidente que recupera el cargo desde Grover Cleveland en las elecciones de 1892. Además, sería también el primer delincuente convicto elegido presidente.
La noche electoral empezó a sonreír a Donald Trump con el cierre de los colegios electorales de Georgia, donde Biden ganó en 2020 por menos de 12,000 votos.
Nada más comprobar que los resultados eran mejores que hace casi cuatro años en casi todos los condados de dicho estado, Trump aseguró que la victoria estaba cantada. Luego dijo con toda frialdad que “la noche no iba a ser violenta”.
Con la victoria en Carolina del Norte y Georgia en su manos, cada uno de los cuales cuenta con 16 votos en el Colegio Electoral, obligaría a la demócrata a ganar en Pensilvania (el más importante, con 19 delegados), pero las noticias tampoco le favorecen allí. Las proyecciones apuntan a una victoria del republicano aún sin confirmar. Incluso en Míchigan y Wisconsin, Trump parece por delante en una comparación homogénea con los resultados de 2020.
Además, es claro favorito en Arizona y también tiene muchas opciones en Nevada. Trump podría acabar llevándose los siete Estados decisivos. Con todas las salvedades de unos resultados aún provisionales, el escrutinio apunta hacia la “gran victoria” que muy pronto en la noche el republicano ha dicho que iba a conseguir.