La reciente victoria electoral de Donald Trump parece haber revivido con fuerza el sueño de Elon Musk: llevar humanos a Marte. De acuerdo con diversas fuentes, el gobierno entrante de Trump proyecta un enfoque renovado en la exploración del planeta rojo, un cambio que podría transformar la dirección del actual programa lunar Artemis de la NASA, en el cual SpaceX ya participa.
Con un fuerte respaldo de Musk, quien donó 119 mdd a la campaña de Trump y mostró apoyo público en eventos clave, el magnate espacial y tecnológico podría ver su empresa, SpaceX, en una posición aún más central en los planes espaciales de EU.
El actual programa Artemis, lanzado por Trump en su primer mandato en 2019, tiene como objetivo poner humanos en la Luna como paso preparatorio para misiones a Marte.
Sin embargo, con Trump de vuelta en la Casa Blanca, se espera que la NASA redireccione su enfoque hacia Marte, incluyendo misiones no tripuladas para esta misma década.
La administración anterior de Joe Biden mantuvo el programa Artemis, pero Trump y sus asesores de política espacial han señalado que el programa ha “languidecido” en su ausencia y que necesitan darle un nuevo impulso.
Elon Musk, siempre un visionario audaz, ha abogado por una colonización de Marte y mantiene su meta de aterrizar la nave Starship en el planeta en 2026, con una misión tripulada proyectada para 2030.
En los últimos años, el fundador de SpaceX ha sido un entusiasta defensor de Trump, en parte por su deseo de reducir la burocracia gubernamental que, según él, obstaculiza la innovación.
Los analistas sugieren que la vuelta de Trump al poder podría implicar ajustes en la regulación espacial, sobre todo en la oficina de la Administración Federal de Aviación (FAA), que supervisa el lanzamiento de cohetes privados. Musk ha expresado su frustración con la FAA, considerando que sus políticas ralentizan el progreso de SpaceX y su emblemática Starship.
Cambios en el financiamiento de la NASA
Una de las estrategias que baraja el equipo de Trump para la NASA es el aumento de contratos de precio fijo, una medida que trasladaría más responsabilidad a las empresas privadas y reduciría los programas que han excedido el presupuesto de la agencia espacial.
Esto podría poner en riesgo el futuro del cohete SLS (Space Launch System) de la NASA, cuya construcción ha superado los 24 mil mdd y es liderada por Boeing y Northrop Grumman.
El posible recorte en el presupuesto del SLS fortalecería la posición de SpaceX, aunque la cancelación del programa representaría un gran golpe para los empleos en el sector aeroespacial y aumentaría la dependencia de la NASA en SpaceX.
Una misión a Marte
A pesar de las ambiciosas promesas, muchos expertos del sector consideran que el plazo de Musk para llegar a Marte es excesivamente optimista. Scott Pace, quien ocupó el cargo de principal asesor de política espacial de Trump en su primer mandato, comentó que, aunque SpaceX podría lograr una misión de ida a Marte durante el próximo mandato de Trump, la perspectiva de una misión tripulada es aún prematura. “Primero tienes que caminar antes de correr”, enfatizó Pace, subrayando los desafíos logísticos y financieros de una empresa de tal magnitud.
Musk le pasa factura
Elon Musk ya hizo una petición. Quiere que la administración Trump contrate a empleados de SpaceX como altos cargos gubernamentales, incluido el departamento de Defensa uno de los principales clientes de la empresa, según The New York Times .
SpaceX ha iniciado la construcción de satélites espías en un momento en que el Pentágono y las agencias de inteligencia estadounidenses parecen listos para destinar miles de millones de dólares a este tipo de tecnología.