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De acuerdo con información oficial del Gobierno de Brasil, la deforestación en la Amazonia registró su tasa más baja este 2024. De acuerdo con los datos presentados por la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, la selva brasileña perdió alrededor de 4.314 kilómetros cuadrados de vegetación.
“Conseguimos resultados importantes el año pasado y este año, nuevamente, un resultado significativo”, dijo la ministra. Estos avances representan una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero de 400,8 millones de toneladas de CO2.
Desde 2016, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe, por sus siglas en portugués) ha registrado alertas por deforestación de este ecosistema. En este sentido, los informes del instituto revelan que existe una caía de la devastación en el bioma.
De la misma manera, el Gobierno informó que del 1 de agosto 2023 y el 31 de julio de 2024, se registró una caída de 30.6% en el comparativo interanual. No obstante, existe un sistema más sofisticado y preciso (Prodes), el cual arrojará en los próximos meses la cifra exacta.
La reducción de esta crisis ecológica se debe principalmente a la caída de la tala en los cinco de los nueve estados de la Amazonia brasileña, con una baja de 63% en Rondônia; del 58% en Amazonas; del 54% en Acre; del 52% en Mato Grosso; y del 47,7% en Pará, así como en las Unidades de Conservación Amazónica (-67%) y en los Territorios Indígenas, donde la deforestación cayó un 50%.
Cabe señalar, que esta reducción se debe a plan de prevención y control implementado por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para el bioma.
¿Por qué es alarmante la crisis en el Amazonia?
Se trata de la crisis de deforestación más alarmante en la historia de la humanidad, pues hasta el momento la problemática ha arrasado con el 15% de la superficie mundial de vegetación.
De acuerdo con un estudio del Sistema de Alerta de Deforestación del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía, en el mes de mayo se registró la tasa más alta de deforestación de la última década, equivalente a 649 kilómetros cuadrados de selva nativa.
Las principales problemáticas que analiza el organismo son incremento del consumo de carne y la consecuente expansión de la ganadería extensiva, así como el cultivo de soja y la creación de pastos para la ganadería.
La mayor consecuencia de esta crisis climática es la emisión de CO2, así como el riesgo que supone para las especies animales y vegetales que conforman este ecosistema.
Todo ello debido a empresas eléctricas y el mercado de madera tropical que están arrasando con los árboles y vegetación, así como los proyectos hidroeléctricos que deterioran los ríos de la cuenca amazónica