Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, ha elevado la tensión internacional al plantear la posibilidad de que su país recupere capacidades nucleares si no es invitado a la OTAN. Esta estrategia se presentó por primera vez en septiembre durante una reunión en Nueva York con Donald Trump, donde Zelenski describió su “plan para la victoria”, un esquema que busca garantizar la seguridad de Ucrania a través de su adhesión inmediata a la alianza militar o, como alternativa, el desarrollo de armas nucleares.
El mandatario enfatizó en Bruselas que su país, antiguamente la tercera potencia nuclear mundial, renunció a su arsenal en los años 90 bajo el Memorando de Budapest, un pacto que no ha evitado que Ucrania sea víctima de agresiones externas.
“¿Quién renunció a las armas nucleares? Ucrania. ¿Quién está luchando hoy? Ucrania”, subrayó Zelenski, sugiriendo que su país necesita garantías más efectivas.
Informes polémicos
El debate se intensificó tras la publicación de un informe del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos (NISS) que señala que Ucrania podría fabricar una bomba nuclear táctica en cuestión de meses.
Aunque el Ministerio de Exteriores ucraniano negó categóricamente cualquier intención de desarrollar armas nucleares, las declaraciones de asesores presidenciales como Mijaílo Podoliak han alimentado la controversia.
Podoliak admitió que, si bien la bomba nuclear no ofrece beneficios inmediatos en el frente de batalla, el armamento de largo alcance podría ser decisivo. Sin embargo, hasta ahora, aliados clave como Estados Unidos y Alemania se han resistido a autorizar el uso de este tipo de misiles en territorio ruso, lo que mantiene a Ucrania en una encrucijada estratégica.
Tensiones con Occidente
Expertos advierten que esta estrategia podría ser contraproducente. Mientras algunos analistas, como Tadeusz Iwanski, consideran que el mensaje de Zelenski es un llamado desesperado para recibir apoyo militar más contundente, otros, como Mikola Bielieskov del NISS, alertan sobre el riesgo de alimentar la propaganda rusa que acusa a Ucrania de desarrollar “bombas sucias”.
Mariana Budjerin, investigadora de Harvard, ofrece tres explicaciones posibles para esta táctica: una amenaza real, un farol para presionar a Occidente o un recordatorio de la contribución de Ucrania a la no proliferación nuclear. Aunque descarta un programa militar nuclear a corto plazo, Budjerin advierte que solo una membresía sólida en la OTAN enterrará definitivamente el fantasma nuclear ucraniano.
La estrategia de Zelenski, aunque arriesgada, también busca exponer el incumplimiento occidental de sus compromisos con Ucrania, evidenciando la necesidad de una respuesta más firme frente a las ambiciones expansionistas de Rusia (con información de El País).