El Oréshnik, misil balístico ruso presentado por primera vez en combate, promete revolucionar el panorama bélico. Con una velocidad de Mach 10, equivalente a 3 kilómetros por segundo, el presidente Vladímir Putin afirmó que esta arma es capaz de burlar cualquier sistema antimisiles occidental.
Este misil, parte de la nueva generación de armamento hipersónico ruso, no había sido mencionado públicamente hasta su lanzamiento contra territorio ucraniano el jueves.
Los analistas militares rusos señalan que el Oréshnik está diseñado para portar ojivas nucleares con hasta seis cabezas de guiado individual, lo que le otorga una precisión milimétrica capaz de golpear objetivos a miles de kilómetros.
Putin destacó que este desarrollo forma parte de los sistemas de armamento “sin igual en el mundo” que presentó en 2018, un claro guiño a la resurgente “Guerra de las Galaxias” entre Rusia y la OTAN.
El mensaje: “Retrocedan”
Putin justificó el uso del Oréshnik como una “prueba”, pero el gesto fue más que simbólico: una advertencia directa a Estados Unidos.
Según el mandatario ruso, Washington planea desplegar misiles en Europa y Asia Pacífico, acciones que Moscú considera una provocación que podría escalar a un conflicto global.
“Putin está diciendo a Occidente: deténganse, retrocedan”, comentó Sergei Markov, exasesor del Kremlin, a una agencia informativa. “El mensaje de Putin es que consideramos estos ataques como una entrada directa de EU y Reino Unido en la guerra contra Rusia”, añadió.
Sin embargo, Markov subrayó que Rusia aún no está respondiendo con toda su fuerza porque considera que estos ataques no alterarán el resultado de la guerra.
Putin recordó que EU abandonó unilateralmente en 2019 el tratado para la eliminación de misiles de corto y medio alcance, un acuerdo clave en la estabilidad estratégica mundial.
Ahora, con el Oréshnik, Putin afirma que Rusia está lista para responder de forma “firme” y “simétrica” a cualquier escalada promovida por Occidente.
Acusaciones y amenazas
Putin no escatimó en señalar a EU como responsable del deterioro del sistema internacional de seguridad, acusándolo de llevar al mundo al borde del abismo para preservar su hegemonía. “Si ocurre una escalada, Rusia responderá de manera implacable”, sentenció en un mensaje cargado de amenazas veladas y un tono desafiante.
Mientras tanto, Ucrania y sus aliados occidentales observan con creciente preocupación la aparición de este misil, que podría cambiar drásticamente las reglas del juego.
Analistas internacionales advierten que, más allá del impacto militar, el Oréshnik podría ser un instrumento geopolítico de presión en un escenario donde las tensiones ya han alcanzado niveles críticos.