La exrepública soviética de Georgia se encuentra al borde del enfrentamiento civil entre proeuropeos y prorrusos, repitiendo, según el Kremlin, un escenario peligrosamente parecido a los disturbios que degeneraron hace dos décadas en la revolución naranja de Ucrania de diciembre de 2004, y finalmente en 2021 en la guerra de invasión rusa.
“Se están dando todos los indicios de que se intenta organizar una Revolución Naranja”, alertó este lunes Dmitri Peskov, portavoz del presidente Vladimir Putin, sobre los intentos de organizar una revolución popular a la ucraniana en Georgia, escenario desde hace días de violentas protestas por la decisión del Gobierno de suspender las negociaciones de ingreso en la Unión Europea (UE) hasta 2028.
Desde la semana pasada, el parlamento georgiano, en el centro de Tiflis, está tomado por miles de personas, con banderas georgianas y europeas, para obligar al gobierno a revertir esta suspensión, que fue aplaudida por el Kremlin, al mismo tiempo que advirtió sobre una repetición de las protestas de los ucraniaos prorrusos cuando tomaron el Maidan, la simbólica plaza de la Independencia en Kiev.
“Hemos visto sucesos similares en otros países. El paralelo más directo es lo ocurrido en el Maidán en Ucrania”, dijo, en alusión a las dos revoluciones ocurridas en el país vecino en 2004 y 2014. En ambos casos, el detonante también fue la decisión del Gobierno ucraniano de suspender en el último momento la firma de un Acuerdo de Asociación con la UE.
El primer ministro georgiano, Irakli Kobajidze, ha sido acusado desde hace meses por la oposición de apoyar una política prorrusa tanto con respecto a la UE como en materia de política interna.
Kobajidze amenazó este lunes con pedir al Tribunal Constitucional la ilegalización de los partidos opositores, a los que acusó de actuar abiertamente contra el orden legal vigente en el país.
“Han actuado abiertamente contra el orden constitucional, lo que es un motivo para pedir al Tribunal Constitucional que declare anticonstitucionales a los partidos opositores”, dijo Kobajidze en una reunión del Gabinete de Ministros transmitida en directo por televisión.
Esta acelerada deriva prorrusa del gobernante caucásico llevó a Putin a alabarlo públicamente el jueves pasado, quien se mostró sorprendido por el “coraje y carácter” de Kobajidze en su defensa de la ley sobre la transparencia de la influencia extranjera, similar a la rusa de agentes extranjeros que se emplea para acallar a la disidencia.
Cuarta noche de disturbios
La capital georgiana vivió entre el domingo y el lunes su cuarta noche consecutiva de violentos enfrentamientos entre las fuerzas antidisturbios y los manifestantes que protestan contra la congelación de las negociaciones con la UE y exigen la celebración de nuevas elecciones parlamentarias.
Interior indicó que entre los detenidos esta madrugada se encuentra Zurab Dzhaparidze, dirigente de la opositora Coalición para el Cambio.
Desde el jueves pasado, según las autoridades, han sido “detenidos 224 manifestantes por desacato y vandalismo, y 113 policías han resultado heridos mientras cumplían con su deber”.
Repúblicas prorrusas ilegales
Se da la circunstancia de que Georgia perdió gran parte de su territorio occidental en 1992, tras declararse repúblicas independientes las regiones de Abjazia y Osetia del Sur, gracias a las armas que proporcionó el Kremlin a la minoría rusa.